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Vivir a través del otro. Texto y fotos: Salvador Perches Galván.

  • eseperches
  • 29 jul
  • 17 Min. de lectura


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Rodeado de libros, Alberto Estrella nos recibe en su casa para conversar sobre su más reciente aventura teatral: La profesora

Este rincón de tu casa es una biblioteca.

Fíjate que es el lugar en donde tengo mis actividades de escribir, de leer, es un espacio que hice con mucho cariño, porque esta área de la casa no existía, era únicamente un pasillo para separar dos áreas de la casa y yo lo convertí en un estudio. Es grande, aquí me la paso mucho tiempo.

Grande y muy poblado por libros, objetos, carteles.

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Hay tanto que leer Perches, de pronto yo me desespero mucho porque digo, En la vida no se va a poder leer todo lo que uno quisiera, pero sí estoy de acuerdo con Borges que decía que uno debía tener muchos libros, porque era como un botiquín, y de acuerdo a como se sentía, uno tenía la oportunidad de ver qué medicina necesitaba, qué libro requería en el momento en el que uno estaba en un estado de ánimo determinado, esa aportación me ayudó mucho. Desde entonces colecciono muchos libros, en mi casa siempre fue así, mi casa estaba llena de libros y pues ha sido una costumbre muy sana.

El libro es una compañía maravillosa. 

Tienes toda la razón, y por supuesto Borges. Por ejemplo, yo he intentado leer Rayuela, y no he podido, pero llegará el momento.

Y ahorita está tan de moda, todo mundo habla de Rayuela y Rayuela por todos lados, y yo he preguntado ¿y ya la leíste?, y mucha gente no la ha leído.

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O Cien años de soledad, por ejemplo, que tampoco es de lectura realmente fácil.

Fíjate que yo Cien años de soledad la leí cuando tenía como 17 o 18 años y mi vida cambió, fue para mí una revelación muy importante, porque cambió mi percepción de las cosas, de la vida, esto que es tan importante, como la imaginación te puede llevar a mundos maravillosos, y ahí entendí lo que era la creatividad, de una manera así, contundente.

Hay libros que lo marcan a uno, a mí El llano en llamas, por ejemplo, en lugar de Pedro Páramo, El llano en llamas para mí fue más importante.

A mí, en su momento, muy chavo, Demian, de Hermann Hesse, hay ciertas etapas de la vida que debería haber lecturas como obligadas, por formativas.

Sí, luego cuando empecé a estudiar en la universidad con el maestro Mendoza, empecé yo con todo lo que era Chejov, Ibsen, Pirandello, Strindberg,  obviamente lo mexicano, no conocía yo nada de Luisa Josefina Hernández, conocía muy poco de Elena Garro, de Rosario Castellanos también conocía muy poco, y ahí fue donde empecé a darme cuenta de esta maravilla también de los escritores mexicanos.

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Cien años de soledad no es de lectura fácil porque si tardas en leerla, te confundes porque todos los hombres se llaman igual, y son muchas generaciones.

Sabes que hice yo, mi acordeón, entonces tenía todo lo de las familias y todos los nombres, entonces cuando me perdía ya nada más iba y me ubicaba… …el árbol genealógico… …exactamente.

No es que que formalmente sea difícil, creo que la dificultad mayor de su lectura es eso, que te puedes confundir porque todos son José Arcadio  o Aureliano.

Exactamente, los Buendía, todos los Buendía.

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Es una maravilla, y ahora me queda claro porque entiendes tan bien a Ortiz, tu personaje en La profesora.

Fíjate que fue una coincidencia muy hermosa el hecho de que un amigo, Hugo Juárez, haya estado en Madrid y haya decidido entrar a ver la obra, se estaba poniendo en ese momento, si no mal recuerdo en Bellas Artes, y cuando vio la obra dijo. Esta obra es para Alberto. Entonces esperó al dramaturgo porque le dijeron que estaba ahí, que también era coproductor, y le planteó, Hay un actor en México… y mira lo que dijo Eduardo Galán, Yo había pensado en él. Fíjate que curioso.

Y entonces así llegó la obra, cuando la leí me sorprendió mucho la temática, esta vuelta de tuerca que se da durante la obra. Y entendí muy bien su forma de ser porque yo crecí en un barrio de la Nueva Santa María, y todo lo que estaba alrededor, Victoria de la democracias, Tlatilco, Azcapotzalco y Santa Julia. Era de alguna forma un mundo que yo entendí muy bien y al que me tuve que adaptar porque era bravo el asunto, y si uno no se ponía a las vivas, era buleado, no se integraba, y como teníamos partidos y retadoras de fútbol, de basquetbol y de voleibol, todos los juegos que hacíamos, pues entendí muy bien su forma de hablar, su forma de comportarse, y eso lo adapté a Ortiz. Ha sido un regalo muy hermoso el realizar esta obra, La profesora.

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Es grato ver a otra presencia importante del espectáculo en México como Sylvia Pasquel, que creo que hace mucho que no hacía teatro, no sé si ha estado en alguna de estas obras cortas en su foro.

Más bien estaba con su monólogo, No seré feliz pero tengo marido, ella dice, Es la primera vez en tanto años, 14 años, que tengo una obra en donde puedo dialogar con otro compañero. Entonces lo está disfrutando mucho también.

Me parece interesante este proceso, se da en los dos, porque los dos tienen un cambio, no nada más Ortiz, en él es muy notorio, pero América también cambia. Y los dos tienen problemas similares, las diferencias que hay entre ellos se van diluyendo. Estaba leyendo una crítica de la puesta de Madrid y su autor afirma que era una comedia muy dispar, que trata temas fuertes como la transexualidad, la discriminación, el edadismo, esta forma de discriminación por edad, que puede ser para arriba o por abajo... …También el hecho de la jubilación, que es tan fuerte.

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Parar tu vida activa de tajo. Y decía este crítico, hay cosas que creo que tiene razón, no todo, el afirma que era absolutamente inverosímil tratar tantos temas en una obra ligera, con un final feliz romántico. Y que también era muy inverosímil que un hombre que está casi a un grado de ser analfabeto, como Ortiz, con una educación extremadamente básica, que empiece a leer El Principito y de el brinco a Cien años de soledad, digamos que tiene cierta razón, pero si uno no entra en las convenciones del teatro, entonces jamás vamos a creer nada. ¿Qué opinas sobre esto?

Imagínate, en la obra pasan semanas, y si no tuviera uno esa capacidad de realmente entrar en esa convención, pues uno diría, nada más ha pasado una hora y media, que es lo que dura la obra, entonces no podría uno viajar y hacer.

Fíjate que este tipo de licencias me parece que no nada más son permitidas, son necesarias, porque si no, la trama no avanza y tampoco se arma la atmósfera, que es importante. Lo de Kipling también, que puede decir mucha gente como de El Principito pasa a leer El libro de la selva, ¿Y por qué no?.

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Yo con mis alumnos ahorita estoy en un proceso en donde les estoy dejando ver películas de todo el mundo, antes me abocaba mucho al cine mexicano para que ellos empezaran a entender su idiosincrasia, pero me di cuenta también lo importante que era empezar a ver a Kurosawa, lo importante que es ver a Bergman, a Kiesolwski. Uno puede tener esta reserva de si le van a entender, o no. Que importa.

A Woody Allen en su primera etapa, que uno se puede identificar, pero Hannah y sus hermanas, todo lo que desarrolla después, que es muy doloroso. Uno podría decir, No, mejor que empiecen por las cosas más ligeritas. Pero no, no es así. Yo creo que el interés se debe despertar y ya cada uno decidirá por qué camino se va. Lo importante es darles el material.

Y creo que es lo que hace América con Ortiz, le da elementos para que él pueda empezar a viajar y que se pueda acercar mejor a su hija, sin darse cuenta que Ortiz le está dando también una lección, porque él tiene una inteligencia emocional muy desarrollada, cosa que América no tiene.

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Creo que muchas veces la parte intelectual cierra el corazón, no puede uno todo el tiempo estar queriendo dar una explicación lógica a todo lo que nos pasa. Y es lo que le pasa a América Alcalá, que quiere ponerle nombre y apellido a todo, pero en el momento en que empieza a dejarse fluir y que entiende que la vida también se trata de eso, de no racionalizar tanto sino de enfrentar, es cuando su vida también empieza a cambiar.

Y van cambiando paralelamente… …absolutamente… …me parecen lecturas adecuadas las que seleccionara Galán para este proceso. En efecto, como mencionan en la critica, trata muchos temas, pero no es el tema de la obra, por ejemplo, la transexualidad, Daniela es muy chiquita y es transexual.

Tiene 16 años.

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Y ya tuvo una cirugía de reasignación de sexo, a una edad muy temprana.

Es también toda una discusión acerca de qué tanto se debe de permitir cuando son adolescentes el que tomen esa decisión, sin todavía haber madurado… …hormonalmente el cuerpo está en proceso … …eso, exactamente. Entonces una cosa es la aceptación y decir busca y empieza a reconocerte, y empieza a explorar, y empieza a tener vivencias, pero otra cosa es decir hormonate o más tremendo todavía, esta cuestión del cambio de sexo en donde se cortan el órgano sexual, que es todavía más terrible. Sí es un tema muy complejo, creo yo que la obra lo aborda de inicio, no a profundidad, pero si deja ahí, lo que debe hacer el teatro, esa semilla para que la gente reconozca y empiece a pensar, y ver en qué le toca en su vida personal.

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Ese el motivo por el que Ortiz tiene que ir con América, a esos tutoriales y se plantea la problemática de Daniela en la escuela, una chava que no logra integrarse, que es muy buleada, que es violenta, conflictiva, si se trata el tema, no en lo profundo, pero a mí me parece que se trata de una manera adecuada.

Y que difícil esta cuestión de la aceptación, es difícil porque en la sociedad siempre estamos buscando ser aceptados en un grupo, el integrarse, el reconocerse en un grupo, cuando alguien se siente separado, empieza a sufrir.

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Voy a hacer una confesión aquí, yo era del grupo de los buleadores en la secundaria, y me arrepiento enormemente, pienso, si yo hubiera visto una obra como esta en ese entonces, hubiera pensado mejor las cosas, por eso escribí este cuento para niños que se llama Rutilio Mendoza, la rata olorosa, es una rata que es buleada, y fue una manera de reivindicarme, fue una manera de ofrecer una disculpa a las personas. Lo que pasa es que yo fui buleador porque quería pertenecer a un grupo, y fue más fácil para mí integrarme al grupo de los que hacen, más que en los que reciben,

Digamos que son procesos y errores de esas etapas de vida, pero también que si se hubiera tenido la oportunidad, como es el teatro, o cómo es la literatura, de haber enfrentado cosas así, pues uno lo hubiera pensado, uno lo hubiera reflexionado, antes de pertenecer a ese tipo de grupos en donde se hace daño a otras personas. Y la obra creo que integra muy bien esto, los compañeros, obviamente por la diferencia, empiezan a atacar a Daniela, y todo lo que conlleva esto, hasta la maestra recibe un golpe.

De alguna manera también es un homenaje a la docencia, a los maestros, y eso a mí me tocó mucho porque yo creo que los maestros son parte fundamental para la creación del carácter, para el entendimiento del ser, y los maestros tienen esa responsabilidad, tan grande y tan gozosa al mismo tiempo.

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Volviendo un poco a las convenciones, se podría pensar que Ortiz es un padre inverosímil, que un hombre con tan poca preparación, tan poca cultura pudiera tener la capacidad de entender a su hijo y aceptarlo, aunque hay un momento, ya avanzada la obra, en el que se enfurece y le reclama que quería tener un hijo machín, que realmente correspondería esta actitud a un hombre con esas características, pero este personaje es muy humano, podría pensarse que un hombre con tan pocos recursos intelectuales difícilmente tendría la capacidad de entenderlo, pero también es muy intuitivo, además de otras cualidades que tú ya mencionaste, él es muy intuitivo.

Te voy a contar una cuestión personal que ilustra muy bien esto que dices.  Cuando yo estaba en la construcción de mi casa había un albañil que platicaba conmigo, y un día me dice que su hijo se iba a recibir, que tenía que dar unas palabras y no sabía qué decirle, como plantearlo, entonces le empecé a dar guía y orientación de cómo ir escribiendo un discurso. Le decía yo, a ver, si lo tuvieras enfrente ¿qué le dirías?, de corazón. Y entonces empezaba a escribir, y a todas las cosas que iba escribiendo, le fuimos dando forma hasta crear un discurso, y empezó a ensayar conmigo, yo le decía cómo apoyar la voz, le decía como pararse, cómo respirar, porque se ponía muy nervioso, entonces decía, ¡No, no voy a poder, voy a hacer el ridículo!, todas estas cosas que pasan y que son lógicas para una gente que no está acostumbrada, ese tipo de temores que son absolutamente entendibles. Lo hizo con un amor, y lo hizo con una intuición, sin tener ninguna preparación igual que Ortiz, creo que nada más había terminado la primaria, y a mí me sorprendió muchísimo este cariño y esta necesidad de poder decirle al hijo, ¡Que orgullo para mí!. No sabía cómo decírselo y fue muy hermosa lección esa, porque muchas veces las personas, repito, yo no voy a justificar jamás en la vida que no se tenga preparación, hay gente que dice, ya lo vimos en un presidente inclusive, que dijo que la gente ignorante era más feliz, que torpeza y que cosa más desatinada. Yo no voy a estar jamás de acuerdo en que la gente no se prepare y no tenga un viso de superación a través de la cultura, de informarse, de la educación, etcétera. Sin embargo gente que no ha tenido esta posibilidad y que de repente se abre a la vida, vemos que tiene unos recursos muy grandes, porque son muy sensitivas y por qué entienden la vida de una manera mucho más directa y completa, creo yo.

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Sin tantas complicaciones, como decías de América, que en todo quiere encontrar una explicación lógica y adecuada.

Sabes que ha sido muy hermoso también, ver la reacción de la gente, yo tenía mucho que no escuchaba tantas risas y que la gente comentara en voz alta inclusive sus impresiones durante la obra, esto a mí me ha impresionado mucho, porque obliga a un ejercicio de actor, a estar también consciente de eso, saber en qué momento callarse, cuando atacar nuevamente. Ha sido un ejercicio muy hermoso el sentir a la gente tan cerca, tan participativa.

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Alberto, es la primera vez qué trabajas con Hugo Arrevillaga, Sylvia ya había trabajado en Rosa de dos aromas. Hugo ya tiene décadas que se convirtió en un director imprescindible, desde que sale de Los endebles, empieza a dirigir y nos descubre en México este mundo impresionante de Wajdi Mouawad.

Yo lo admiro mucho desde siempre, y entonces lo busqué precisamente porque tenía muchas ganas de trabajar con él.

Me decía Sylvia con cierta reticencia que Hugo está acostumbrado a dirigir un tipo de obras, digámoslo así, con mucho más profundidad, con género distinto, que le había costado un poco de trabajo en Rosa de dos aromas, y que a lo mejor no iba a aceptar, pero con la sensibilidad de un director, la intuición y obviamente el conocimiento, Hugo se dio cuenta que la obra tenía material para poder trabajarlo, material sensible, y desde el principio lo que dijo, A mí me quedó muy claro que teníamos que alejarnos de los clichés y de las convenciones más inmediatas. La maestra que impone, muy estricta, y el vendedor de pescado que es un inculto y ya.

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Era como muy fácil agarrar la vía directa, la más sencilla, más básica y más segura. Pero nosotros le apostamos a otra cosa, le apostamos al entender realmente qué pasa en el interior de dos seres que están solos, dos seres que sienten que el mundo se les viene encima y que bonito que se puedan encontrar, y que bonito que se puedan ayudar. ¿Cuántas veces ocurrirá esta historia?. No lo sabemos.

La gente quiere también tener esos rayos de esperanza, algunas personas, sobre todo compañeros, les choca que tenga un final feliz, y ¿por qué?. Porque ahí empiezan, lo que siga después, quién sabe qué será, a lo mejor acaban odiándose esos personajes en un futuro. Pero por lo pronto, ese darle a la gente un poco de calma y decirle, la vida también puede tener esperanza, y puede ser bella y hermosa, y el amor puede despertar sin que sepa uno como. Me parece que también es parte de la vida y hay que ofrecerlo.

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A mí me parece un final creíble, amable, y es cierto, ese romance no sabemos cuánto puede durar, a lo mejor 5 minutos, tal vez para el resto de sus vidas

En Nueva York, no se si presentó en Broadway o en of Broadway, con el título  Lecciones de vida, no sé por qué rebautizan las obras o las películas.

¿A ti se te antojaría ir a ver una obra que se llame Lecciones de vida,? a mí no. ¿Me van a dar una lección? que flojera, yo creo que el teatro no está para dar lecciones, sino para mostrar realidades y ver a la gente que confronta. Por eso quisimos dejarle La profesora porque también nos sugirieron que le pusiéramos Lecciones de vida, me parece mucho más adecuado, más certero, más directo llamarle La profesora, porque además, tenemos recuerdos de profesores que han sido fundamentales para el desarrollo de nuestra vida. De alguna manera es también un homenaje a ellos.

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¿Cómo te sientes alternando con Sylvia?, también es la primera vez que trabajas con ella.

Primera vez, tantos años de conocernos y de querer trabajar. Ella cuenta mucho que nosotros nos conocimos con Emma Pulido cuando tomamos clases de danza. Esto es una anécdota como parte de una formación, porque creo que el actor debe tener todos estos recursos, igual con Julio Julián estudié canto y no quise ser cantante de ópera; y estudié con el general Haro Oliva con un florete, y no quería ser esgrimista; y estudié con alumnos de el Tibio Muñoz y tampoco quise ser nadador profesional. No, es el cúmulo de enseñanzas que uno va adquiriendo para ponerlos en práctica en escena.

Y pues el teatro es totalmente visual y auditivo, y si uno no tiene ejercitado su cuerpo, no me refiero ejercitado a verse mamado, me refiero a que haya una agilidad y que haya un sentido de por qué el personaje se mueve de esa manera, y a través de la voz obviamente, por qué usa ese el lenguaje y por qué se expresa de esa manera. Son los instrumentos que van haciendo que ese carácter pueda ser creíble.

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Este encuentro con Sylvia, me parece muy afortunado porque es una actriz que se entrega totalmente, es una actriz con quien yo conecto en escena, y sé que cualquier cosa que yo haga, ella la va a captar, cualquier variación en intención, cualquier variación, que así debe de ser el teatro, nunca la obra es igual, en cada función hay cosas distintas, ella capta inmediatamente, y me responde.

Ha habido momentos en donde hemos improvisado ciertas cosas, en donde hay olvidos, como es natural, y entramos en la convención de, la gente finalmente no se sabe el texto, y cómo volvemos a entrar a la situación. Ha sido una experiencia muy gozosa, muy, muy gozosa con Sylvia, es una gran actriz, a mí me sorprende muchísimo que las últimas películas de Ripstein, en La calle de la amargura y en El diablo entre las piernas, yo se lo dije, ella debió haber obtenido el Ariel como mejor actriz, creo yo, por su trabajo sensacional. Así son las cosas, el mayor premio siempre será el trabajo, pero a dónde voy es que es una actriz que tiene una gran experiencia, un gran oficio, una gran sensibilidad, una gran preparación, y entonces para mí, eso hace que yo, obviamente, tenga este deseo de mejorar, de estar con esa relación tan importante en la ficción, que es estar con el otro, que es vivir a través del otro. Porque uno es el otro en escena, con esto quiero decir que si uno no está convenciendo al otro, entonces la gente no va a creer en que este carácter pueda realizar tales o cuáles acciones, o decir tales o cuáles cosas de esa forma. Lo más importante en escena es estar con el otro, es escuchar al otro, es ver al otro, y obviamente reaccionar al otro.

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Qué bonitas palabras. Alberto, la obra se estrenó, no sé si tuvo una, o un par de funciones en El Círculo Teatral.

Sí, una función, y dos en el Foro Sylvia Pasquel.

Justamente a eso iba, los dos protagonistas son dueños de teatros, y están en el Jorge Negrete de la ANDA, que bueno, pero ¿habrá alguna temporada en sus respectivos teatros?

Fíjate que queríamos ,pero resulta que El Círculo Teatral, por fortuna, está ocupado todos los días de aquí a noviembre ya. Tenemos una cartelera muy amplia porque hay muchos grupos, y estamos apoyando a muchos grupos de jóvenes, sobre todo, que tienen propuestas muy interesantes y que no encuentran espacios.

Es triste decirlo, pero hay poco apoyo a los grupos, y entonces nosotros estamos intentando darles un poco de apoyo ofreciendo el espacio con condiciones muy, muy blandas. Obviamente hay un grupo de selección para que no sea nada más que yo tengo el dinero y me voy a presentar en El Círculo Teatral, no, sino que tengan una propuesta que creamos que es adecuada para que esté en la cartelera del círculo, y son muchos, muchos grupos los que quieren estar, y que fortuna tan grande que haya tanta gente creativa, jóvenes y no jóvenes, y que tengan este impulso, porque la gente, no sé si lo sepa, pero en el teatro casi no se gana. Lo que gana uno es experiencia, lo que gana uno es un placer inmenso de estar haciendo teatro, pero económicamente, quien quiera vivir del teatro es casi, casi imposible. Por lo tanto, creo yo que darles este tipo de condiciones a grupos que están iniciando, o que ya tienen una trayectoria pero que les es difícil dar una continuidad a su trabajo, les ofrecemos 8, 10, 12 funciones cuando mucho, cuando antes esto era absolutamente nada, dar 12, 20 funciones era un fracaso, una obra que llegaba a 100 funciones, una obra que llegaba a 100 representaciones, decía uno apenas llego para develar su placa.

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Y ahora resulta que dar 20, 25 funciones es un logro mayúsculo, no nos metamos en esta cuestión de los apoyos, pero así nos dan los apoyos, son para 20 funciones cuando mucho, cuando se da un apoyo, y 20 funciones ¿en cuánto se van?, si se da funciones jueves, viernes, sábado y domingo son cinco semanas únicamente, en algunos teatros, en El Círculo es una vez a la semana, entonces dicen, Ah, tengo una temporada de tres meses o cuatro meses cuando en realidad son 12 o 15 funciones, muy, muy poco, en fin. Entonces no hay espacio en El Círculo Teatral, no hay espacio en el Foro de Sylvia porque también está ocupado, luego ella tiene un viaje en octubre, y en noviembre ya tenemos plaza en Aguascalientes, tenemos una en Hermosillo y parece que otra en Tabasco, luego vamos a Monterrey. Entonces en noviembre y parte de diciembre nos vamos a dedicar a estar fuera de la ciudad de México y retomaremos en enero o en febrero otra nueva temporada, no sabemos en que teatro aún, pero sí quiero darle continuidad a la obra.

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¿En el Negrete hasta cuando están?

Hasta el 3 de agosto, nos queda un fin de semana, viernes a las 8 y sábado domingo a las 6. Tres días viernes, sábado y domingo.

Ojalá que pudiera estar en los teatros de sus respectivos protagonistas.

Es buena idea hacer el próximo año algunas temporadas.

Vayan abriendo fechas, porque, de que van a estar solicitados los dos teatros, ni duda cabe.

Siempre, sí, desde ahorita. Es buena idea, voy a mandar solicitud a mi foro para ver si nos aceptan.

Y que Sylvia haga lo mismo.

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Perches, quiero decirte que yo admiro tu tenacidad, yo creo que ves todo el teatro mexicano y es un gran logro. Vas al teatro universitario, vas a obras que no se publicitan casi, vas a ver a estudiantes, vas a musicales,  ves todo tipo de teatro. Es casi imposible ver todo, pero eres de los pocos críticos, de los pocos periodistas que sí está al tanto de que se está haciendo en el teatro mexicano. Que maravilla porque eres un libro de consulta para hablar de teatro mexicano.

Y ya tengo otras placas tuyas, deben de saber que es otra de las aficiones de Salvador Perches, el coleccionar placas de obras. Es muy bonito, debes de tener cientos de placas que bárbaro

Tengo algunas. Te agradezco muchísimo

Esperamos que a través de tu medio mucha gente se entere de que tenemos todavía viernes sábado y domingo de este fin de semana. Terminamos el día 3 de agosto y a ver el próximo año esperamos regresar una nueva temporada. 

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Eduardo Galán Font, dramaturgo, guionista, novelista y ensayista español, es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid.  Es autor de numerosos estudios literarios y ediciones críticas de diferentes obras de la literatura española. Cuenta con más de una veintena de obras de autoría propia estrenadas en distintos países de Europa, Latinoamérica y Estados Unidos y cerca de una veintena de adaptaciones de grandes obras de la historia del teatro. Estrenó su primera obra de teatro, La posada del Arenal, en 1989. Su obra más conocida es La curva de la felicidad, escrita en colaboración con Pedro Gómez.

Su obra La profesora, nos sumerge en un intenso y emotivo enfrentamiento entre dos mundos opuestos: el de una culta profesora y el de un pescadero sin educación, padre de Daniela, una adolescente en conflicto. A lo largo de las sesiones de tutoría que comparten durante un curso escolar, ambos personajes se ven obligados a confrontar sus prejuicios, sus valores y sus propias convicciones sobre la vida. 

 

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El teatro es de todos. ¡Asista!

 

Muy recomendable, muy disfrutable.

 

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La profesora, de Eduardo Galán.

Dirección: Hugo Arrevillaga Serrano.

Actuación: Sylvia Pasquel y Alberto Estrella.

Teatro Jorge Negrete. Manuel Ignacio Altamirano 128, Col. San Rafael.

Viernes 20 horas, sábados y domingos 18 horas, hasta el 3 de agosto de 2025.

Duración aproximada: 80 minutos.

Adolescentes y adultos.

Boletos:  $950 y $600.

 
 
 

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