¿No crees que la gente puede cambiar? Texto y fotos: Salvador Perches Galván.
- eseperches
- 6 oct
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El provocativo drama feminista de Theresa Rebeck, Spike Heels (Tacones altos), producido por primera vez en 1990, es una obra que analiza cuestiones culturales, sociales y económicas. Dramaturgos, como el griego antiguo Eurípides, en el siglo XIX Henrik Ibsen y George Bernard Shaw, cuya presencia ocupa un lugar preponderante en Spike Heels, y un amplio número de dramaturgos contemporáneos han investigado el racismo, el sexismo, los derechos de los inmigrantes y las desigualdades económicas.

Tacones altos gira en torno al papel del género en la definición del estatus social, la posición de la mujer en el lugar de trabajo, la relación entre poder y género y, en última instancia, la dinámica entre la identidad sexual y la integridad de la autopercepción.
Rebeck goza de una sólida reputación por su talento en un ámbito tradicionalmente dominado por hombres. Defiende fervientemente la necesidad de una mayor igualdad de género en el teatro. En una convincente entrada de blog publicada el 9 de septiembre de 2008 en The Guardian, titulada El techo de cristal de Broadway, Rebeck criticó el predominio de obras escritas por y sobre hombres. Señaló que, entre 2008 y 2009, el número de mujeres autoras de obras en los escenarios de Nueva York representó el 12,6 % del total, y que en 1908-1909, esa cifra fue del 12,8 %.

Rebeck recalcó un punto legítimo con sarcasmo: “Se podría atribuir esta tendencia a algo como discriminación… Las mujeres deberían simplemente dejar de lado la idea, porque quizás al público le guste una obra muy bien escrita por una mujer, sería complacer las ideas de corrección política. Y el arte no hace eso. Lo que hace el arte es celebrar las vidas y las luchas de los hombres”. También criticó la caracterización negativa de las mujeres en Broadway en Gypsy y August: Osage County.
Rebeck es una escritora de gran trayectoria, con maestría en inglés, maestría en bellas artes en escritura dramática y un doctorado en literatura victoriana, todos ellos por la Universidad Brandeis. Es editora colaboradora de Harvard Review. Seminar es su segunda obra en Broadway, tras su debut con Mauritius en 2007, tras recibir una nominación al Premio Pulitzer por su obra Omnium Gatherum. La crítica ha elogiado el éxito de Rebeck al incorporar la voz femenina a la cultura contemporánea.

Actualmente se presenta Tacones altos en nuestra ciudad capital, con una compañía comandada por Otto Minera, director de amplia y reconocida trayectoria, con quien tuvimos oportunidad de conversar.
Lo primero que me sorprende de Tacones altos, es que se estrenó en 1990, hace 35 años, y pareciera que se escribió este año.
Sí sí sí, exacto. Primero, esta mujer es muy buena, Theresa Rebeck, tiene esta obra famosa en donde una mujer hace Hamlet, Bernhardt / Hamlet, porque la Bernhardt hizo Hamlet, no sé si fue la primera mujer que lo hizo, y la Rebeck tiene esta obra sobre eso. Es una dramaturga llamativa que toca temas interesantes, pero sí, la obra ya es “viejita”.

El actor que hace al abogado, David Villegas, fue el que la descubrió. Primero la quiso hacer con una directora, no consiguieron manera de producirla, pasó un tiempo y entonces me la dio a leer para ver qué me parecía, le dije, Es un muy buen texto teatral, dinámico, dramático, está muy padre. El mismo David la había traducido, sin ser él traductor, fue la primera cosa que tradujo en su vida, y estaba bastante regular la traducción.
Y entonces me dijo, ¿Por qué no la hacemos nosotros dos?, le dije, hay que volver a hacer la traducción. Empecé desde cero, en el crédito se quedó que la traducción es de los dos, aunque lo que se oye es mío. Seguimos adelante y tampoco conseguíamos dinero para producirla, decidimos lanzarnos independientemente y encontramos este reparto que estuvo dispuesto a irse a taquilla, sin una nómina garantizada.

Es interesante, me parece. La chica que hace a Guadalupe, Camila Flamenco, y el otro hombre, Vladimir Chorny, ella es argentina, tiene 8 años en México, llegó acá de Buenos Aires, y él es abogado mexicano, se fue a Buenos Aires a hacer una maestría en Derechos Humanos y acabó viviendo allá varios años, el siempre había tenido ganas de ser actor, y en Buenos Aires, que abundan los talleres de actuación y el mundo del teatro independiente, empezó a meterse en eso. Entonces ellos dos están muy acostumbrados a trabajar así, se junta un grupo de actores, invitan a un director y hay muchos espacios independientes, son producciones de muy bajo costo y se van a taquilla, entonces ellos no tuvieron ningún problema en hacerlo así, aquí en México.

Y la otra chica, Ditmara Náder, anda en el teatro, ha trabajado con Magaloni, creo que ahorita está haciendo otra obra al mismo tiempo y también estuvo puestísima.
Se nos vencían los derechos de autor, y si no estrenábamos antes del 22 de agosto los perdíamos, entonces eso fue lo que nos dio el ¡Va!, asi independiente. La hemos hecho con poquísimo dinero, poquísimo, pero con la ayuda generosa de varios amigos: Edyta Rzewuska que le acabo de dar detallitos, ella hizo este plano arquitectónico de un edificio donde estarían los departamentos; Patricia Gutiérrez, que nos echó la mano con la iluminación; y unos amigos jóvenes, Erick Guerrero y Emiliano Ceijas que me ayudaron con el sonido, en fin, con puros cuates acabamos sacándola y ahí estamos. Nos ha ido muy bien de público, digo, hay 34 butacas, 34 asientos abajo, que son los que realmente se ponen a la venta, y se han agotado los 34 en todas las funciones que llevamos.

Estábamos preocupados el 15 de septiembre, David no se dio cuenta cuando aceptó la temporada de El Círculo, de 13 lunes, no le pasó por la cabeza que uno era el 15 de septiembre, y pensamos, ¡a ver si viene alguien!, y se agotó, en eso ha ido muy bien. Llegamos arrastrándonos un poco al estreno, y hemos seguido trabajando un poco cada semana y creo que ha ido agarrando su paso, espero que eso sea lo que que haga que la gente si esté queriendo venir. Esa es un poquito la historia.

En términos generales así es el proceso en todas las obras, algunas sí llegan con un buen número de ensayos, pero durante la temporada van creciendo. Me llama mucho la atención porque trata temas de actualidad en el que sobresale el acoso sexual, me encanta el personaje de Guadalupe, la “victima”, porque al final es la que manda.
Exacto, esa es la vuelta de tuerca que hizo Theresa Rebeck con respecto a Pigmalión, la obra de Bernard Shaw, que a su vez está basada en el mito griego del escultor que modela la estatua de la mujer que él imagina como ideal, es decir, esa mujer ideal es obra del escultor, no de ella misma, claro, él la crea como él cree que debe ser, y esa es la obra de Bernard Shaw que no cambió el mito.

Es padrísima Pigmalión de Shaw, y no se diga la exitosísima adaptación al musical My fair lady, Mi bella dama, un éxito permanente desde mediados del siglo pasado, pero es la misma historia. Es el profesor de fonética que “moldea” a la vendedora de flores humilde, callejera, que no sabe ni hablar, y él logra hacerla pasar por una dama de sociedad perfectamente. También la mujer ideal para él, el profesor Higgins, y entonces lo que hace la Rebeck es que Andrés, que vive en el departamento de abajo, que es profesor, que aquí yo lo puse de Ciencias Políticas en la UNAM, se la quiere llevar a la cama, porque también está acostumbrado a eso, se acerca una chava guapa, aparentemente facilona, pero no, ella viene de extracción humilde, así creció, hablando cinco groserías cada ocho palabras, y se ha acostado quién sabe cuántas veces con quién sabe cuántos cuates, pero porque ella ha querido, y la diferencia es que él la quiere violar, y ahí es donde ella le pone el primer alto, y la obra acaba haciendo toda la vuelta , y él le pregunta al final ¿No crees que la gente puede cambiar?. Y ella dice, Sí, sí lo creo. Pero el lo está preguntando por él mismo, el ha cambiado, pero ha cambiado, como dices, porque ella lo ha enfrentado y no se prestó a ser simplemente un capricho, y él acaba reconociendo la fuerza de ella, su honestidad, su integridad, etcétera.
Ya llevamos 75 años de liberación femenina, una parte de la sociedad ha cambiado, y una gran parte de la sociedad se sigue comportando como si estuviéramos en el siglo 18, o sea que la batalla sigue.

Y es bien interesante, Otto, porque Guadalupe, se mantiene firme, ella ha tenido una evolución muy positiva para su propio desarrollo, pero los otros tres personajes, que están instalados en ¡Yo soy!, el profesor, el abogado y Lidia, los tres cambian, Guadalupe los hace cambiar y les hace darse cuenta de lo mal que están en su posición, en su zona de confort.

Claro, ella le dice a Lidia, ¿Sabes lo que pienso de ustedes?, ¡que son una mierda!. Todo ese poder económico, sobre todo en el caso de Lidia y de Eduardo, el poder económico y luego el poder del conocimiento, de la cultura, y también el poder, entre político y judicial digamos. Eduardo se mueve como pez en el agua en los tribunales y en los ministerios públicos, es un abogadazo de lujo en el piso 30 de Paseo de la Reforma, es un abogado muy exitoso.

Dice Andrés, Yo quiero mantener, porque todavía se defiende, Yo quiero mantener un poquito, un pedacito de ética en mi vida. Y Guadalupe tiene todo eso, soy realista y ando por la vida, por un lado me sé defender y por otro lado se lo que hago y cuando quiero hacerlo. Es muy derecha, muy honesta y si, todos acaban estrellándose contra ese muro, lo cual es muy padre. De quien menos esperarías resulta que es quien es ejemplar a la hora de la hora.
¿Cómo te sientes dirigiendo a cuatro jóvenes en toda la extensión de la palabra, actores sin mucha experiencia y sin mucho nombre?, con experiencias distintas como la de la argentina o el mexicano que se fue a argentina.

Una cosa completamente a favor, es su energía y sus ganas de hacer teatro, de todos ellos. Literalmente, hasta un cierto punto, lo están haciendo por amor al arte, es decir, no hay realmente dinero aquí, eso es muy plausible, y sí se traduce en eso, lo hacemos porque queremos y lo hacemos con muchas ganas.
La que menos experiencia tenía, menos oficio, era Camila, hizo algo de teatro en Buenos Aires y se mudó a México hace más de 8 años, muy joven, llego aquí a principios de sus 20, y había hecho un poquito de teatro en Buenos Aires, muy poco. Y aquí ha trabajado sobre todo en modelaje, haciendo comerciales y muy poquito teatro, ella estaba o estuvo muerta de miedo. Me decía, No puedo aprenderme un texto tan largo, no me lo voy a aprender nunca. A mí, y a todo el equipo, nos tocaba echarle porras. Claro que si puedes. Me decidí por ella porque, de manera natural, su carácter es parecido al de Guadalupe, dinámica, jaladora, enérgica, y energética, se vuelca en las cosas y está acelerada. Entonces dije, así es el personaje.

En los ensayos fue un poco, Que padre que así eres, pero hay que canalizar tu energía, hay que mantenerla, pero al mismo tiempo canalizarla, y bueno, llegamos al estreno haciendo lo que le nacía en ese momento, aunque no viniera al caso. Otra vez, ¡no, no, no!, en ese momento estás sentada en el sillón, no te levantes hasta después, en tal otro momento. Le costó trabajo ajustarse a la dinámica de toda la obra con todos juntos, llegó la fecha de estreno, estaba un poquito rasposo el montaje, pero ella se tranquilizó después del estreno y dijo, Ya la hicimos, ya se estrenó, y como te comenté, hemos seguido ensayando, poco, pero nos hemos reunido para ir corrigiendo cosas, y ellos la han seguido ayudando a que se sienta más segura con el texto, y a partir del estreno se tranquilizó y creo que se ha encaminado. Así fue el montaje que se hizo con este equipo.
No conocía a ninguno de los actores y salí convencido con los cuatro, los cuatro me gustaron, tienen muy bien definidas sus personalidades, el montaje es acertado, dinámico, en un espacio que puede resultar difícil dado lo ancho tanto para el espectador como para los actores, llenar todo eso con muy pocos recursos, y me parece que lo resolviste con creatividad y por supuesto con tu habilidad y experiencia.

Sí, nos tuvimos que inventar esto de que el departamento está en el centro. Sacarlos de escena era un lío, no hay propiamente salidas, no hay piernas, no hay desahogo, entonces dije, que no salgan y entonces mandamos hacer estos burros, estas mesas altas, ahí vamos a poner todo, y nada más salen y regresan, confiando en que la historia no se pierda, que no distraigan y que la gente pueda seguir la continuidad. Es este escenario muy largo, muy ancho, tiene poco fondo pero muy ancho y entonces lo partimos en tres y por lo menos quedó proporcionado.

Antes de despedirnos, déjame decirte. Vienen dos reposiciones de obras que hice el año pasado, o un poco antes.
El año pasado hice un monólogo que se llama Trilogía del querer querer, lo estrenamos en la Sala Novo el año pasado, y ahora vamos a La Capilla, a partir del 9 de octubre, vamos a estar los jueves de octubre y noviembre a las 8, con una actriz joven que fue alumna mía en la UNAM, y fue muy padre trabajar con ella y crear esto. El reto fue hacer tres monólogos cortos, el espectáculo dura una hora, son los tres, mas un pequeñito preámbulo que yo le añadí y juntos duran una hora. Pero hacer tres monólogos, tres personajes completamente distintos, tres mujeres jóvenes, tres mujeres diferentes, con una sola actriz, ese era el reto, lograr eso, y yo quedé muy contento. Trilogía del querer querer a partir de 9 de octubre en la Capilla, y el último día de octubre reponemos, en una tercera temporada, El inspector llama a la puerta, en El Helénico otra vez. La estrenamos en el Orientación, luego una 2ª temporada en El Helénico e iniciamos una tercera temporada de 30 funciones, del último día de octubre, viernes, sábado y domingo hasta febrero, creo, del 26.
Tacones altos estará hasta el 10 de noviembre, solo los lunes, en El Círculo Teatral.

En Tacones altos Theresa Rebeck aborda temas como el acoso sexual, la identidad social y el poder, centrada en la lucha de una mujer por la independencia en un triángulo amoroso. La obra, que subvierte el mito de Pigmalión, presenta a Guadalupe, una asistente legal que busca liberarse de la voluntad de los hombres y definir su propio destino.
La obra explora las dinámicas de poder y el acoso dentro de las relaciones profesionales y personales. Se enfoca en el proceso de la protagonista para descubrir su propio valor y alcanzar la independencia.
Entre juegos de poder, viejas heridas y sentimientos cruzados, los personajes descubren que el amor, cuando se mezcla con el ego y la incertidumbre, puede ser tan complicado como irresistible.

El teatro es de todos. ¡Asista!
Muy recomendable.

Tacones altos. De Theresa Rebeck.
Dirección: Otto Minera.
Actuación: Vladimir Chorny, Camila Flamenco, David Villegas y Ditmara Náder..
Diseñadora de escenografía: Edyta Rzewuska.
Diseñadora de iluminación: Patricia Gutiérrez.
Grabación y efectos sonoros: Erick Guerrero y Emiliano Ceijas.
Asistente de dirección y producción: Cecilia Domínguez:
Colaboradores
Diseño gráfico: Mónica Diaz.
Prensa y relaciones públicas: Enrique Saavedra. Prensazu,
Productores asociados: José Luis e Ilse Salas.
Agradecimientos especiales
Lourdes Pérez. La Titería.
Rabindranath Espinosa. CADAC.
Sofía Gutiérrez, Eber Morales, Jazmín Maceda, Arturo Vega y Gerardo Vázquez, de El Círculo Teatral.
El Círculo Teatral. Lunes 20:30 horas, hasta el 10 de noviembre.




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