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El hedor de la guerra. Texto y fotos: Salvador Perches Galván.




Está asentado en la mitología griega que a Filoctetes, heredero de poderoso arco y flechas mágicas, objetos que le habían sido entregados por Hércules cuando aceptó encender su pira funeraria para poder lograr la inmortalidad, le esperaba la gloria militar en Troya.

Fue un general griego, miembro de la expedición militar a Troya. Aunque partió con los buques griegos para participar en la guerra de Troya, comandando un contingente de siete naves, la mordedura de una serpiente provocó que fuera abandonado por los aqueos en la isla de Lemnos debido al hedor provocado por la herida y por los gritos de dolor que perturbaba a las huestes. Esta serpiente había sido enviada por Hera como castigo por haber ayudado a Hércules.

Según un oráculo, en el décimo año de la guerra, Troya solo podría ser tomada con el arco y las flechas de Hércules que estaban en posesión de Filoctetes. Ulises y Neoptólemo viajan a la isla para convencer a quien había sido segregado, de reincorporarse a la guerra, pues solo así podrían obtener la victoria.

Filoctetes fue tema de cuatro obras de teatro de la antigua Grecia, tres de ellas escritas por los tres principales trágicos griegos: Sófocles, Esquilo y Eurípides. De las cuatro, la de Sófocles es la única que ha sobrevivido. Filoctetes también se menciona en La Ilíada, de Homero, Libro 2, que describe su exilio en la isla de Lemnos, al ser herido por mordedura de serpiente, y su abandono por los griegos.

Filoctetes, tragedia griega de Sófocles, se representó por primera vez en el festival de las Dionisias del 409 a. C., donde obtuvo el primer lugar. La historia tiene lugar durante la guerra de Troya (después de los acontecimientos de la Ilíada, y antes del saqueo de Troya). En ella se describe el intento de Odiseo y Neoptólemo de llevar a Filoctetes a Troya desde la isla de Lemnos.

Más de 2 mil 400 años después de que el poeta trágico griego estrenara su obra, el dramaturgue inglés Kae Tempest revisitó el personaje, sostuvimos una conversación con Enrique Singer, director de la puesta en escena a partir del texto de Tempest.

Enrique, está relectura, otra de las grandes virtudes de los clásicos, que se prestan, primero a muchas interpretaciones, pero también a relecturas, aquí en México lo ha hecho ejemplarmente Ximena Escalante, quien trabaja en su tetralogía sobre Éxtasis, y ahora se presenta este Filoctetes que ahora tú pones en escena. Es impresionante, cómo los griegos siguen resonando.

A mí lo que me gustó de esta obra, lo que me llamó la atención de ella, es el discurso en contra de la guerra desde una perspectiva, también, de género, eso me gustó y me pareció justamente muy contemporáneo, una lectura finalmente fresca, juvenil hasta cierto punto, pero interesante, eso, en contra de la guerra. Anunciando la guerra como un acto que nos hace un daño tremendo a los seres humanos, somos muy tontos a todos, porque es interesante, y eso me gustó, que no es nada más la población civil la que se ve afectada por la guerra son los propios soldados los que se ven afectados. Todos.

El motivo por el que dejan abandonado a Filoctetes, termina siendo la gran metáfora de la obra: El hedor de la guerra.

Sí, el hedor de las heridas que provoca la guerra, y después, en esta versión Odiseo sustituye a Filoctetes, es decir, ahora es Odiseo quien tiene que pasar por ahí, y sí, son las heridas tremendas de la guerra, y el muchacho va para allá, lo que pasa es que está muy joven y todavía tiene fe en la batalla y fe en el patriotismo y en esas cosas, y va a acabar como ellos también. Y las mujeres que están encerradas en su isla como un caparazón... ...en el paraíso, su paraíso... ...es un paraíso porque no hay guerra. Me pareció interesante.

Es muy interesante la lectura que le da esta dramaturga joven, inglesa. Leí que se estrenó en un baldío, no sé si se presentó realmente en un baldío, o se recreó uno para hacerlo.

Yo creo que se recreó, porque se estrenó en el National Theatre, en una puesta en escena, que a mí, no me encantó. Es que es una obra muy complicada, déjame decirte, es una obra que no tiene una estructura teatral, digamos, muy eficiente para decirlo de alguna manera. Ella no es dramaturga.

No, es música.

Sí es músico, poetisa. En realidad es músique, porque es no binaria, pero la pidió el National Theatre y bueno hacen como un baldío circular, que recuerda como a una isla.

Acá está muy bien resuelto el espacio, además, por una gente que conoce muy bien a Filoctetes.

Sí, le pedí a Martín Acosta que me hiciera la escenografía, es la segunda vez que Martín me hace una escenografía, y creo que es la segunda vez que le hace una escenografía a alguien que no es él, o sea, no es un escenógrafo para otros directores, es un escenógrafo para sí mismo, pero ya es la segunda vez que le pido escenografía porque me parece fabuloso trabajar con él, es increíble, porque como conoce la mirada del director, sabe cómo trabajar con los directores, cosa que no es fácil para los escenógrafos normalmente, o para los directores con los escenógrafos, porque muchas veces el diálogo no es muy fluido, a veces sí, pero no es tan fácil. ¿Quién impone las ideas?, para decirlo de una manera. En cambio con él es mucho más fácil, porque sabe como piensa el director, está ahí en todos los ensayos, si hay una comunicación de las ideas. Trabajar con él es padrísimo, y aquí le iba muy bien porque, además, como bien dices, él conoce a Filoctetes.

¿Por qué Filoctetes es una mujer?

Yo siento que justamente hay una mirada de género en el asunto. Yo siento que Filoctetes, este Filoctetes, el Filoctetes que ya lleva 10 años en esta isla, está transitando hacia la feminidad, está dejando de ser hombre, para decirlo de alguna manera. Está yéndose hacia lo que podríamos considerar, yo podría considerar, que es hombre que se feminiza, digámoslo así.

En términos reales ha perdido testosterona y los hombres cuando perdemos testosterona nos vamos también feminizando de alguna manera, vamos perdiendo músculo, vamos también perdiendo ímpetu, una serie de cosas. Este Filoctetes, ya no es un guerrero, ya no es un hombre fuerte, es un hombre que ya está en decadencia, que no le queda otra cosa más que morir, ese es su siguiente paso, se está deshaciendo, y en ese deshacer reencuentra, tiene un reencuentro, tiene un renacimiento, por decirlo de alguna manera, con la posibilidad de irse de la isla a buscar a su familia, tener una vida tranquila viendo a su hijo, que son actividades que, supuestamente son femeninas.

Entonces yo pensé: es una metáfora interesante que esté un hombre que se está convirtiendo en mujer, digámoslo así, más que un hombre que está herido y que se va a buscar a su familia, es un hombre que está mutando hacia una nueva realidad, en dónde ese binarismo de la cual Kay Tempest huye de alguna manera, al ser no binaria, aquí está ocurriendo, es decir, se está fundiendo, su sexualidad se está fundiendo en una persona. Esa es la idea que yo tuve.  

Leí que en la temporada de estreno británico todo el elenco era femenino.

Sí, en el National Theatre todas son mujeres, todos los personajes son mujeres es decir en otras palabras Neoptólemo, el muchacho y Odiseo son mujeres también, todos los demás son mujeres, pero a mí no me convenció eso, en primer lugar porque actúan como hombres, son mujeres haciéndole de hombres y no está padre, ¿para qué?, mejor llamo a hombres, pero lo más importante del asunto es que yo no entendí muy bien que quisieron decir con eso, es un discurso más político por parte, tal vez, de la compañía y del propio director, que del autore, no sé cuál es el discurso ahí. Aquí yo tengo ese discurso, que tal vez no pase, o pase parcialmente, o pase bien, eso no lo sé, depende mucho del espectador, pero ese es mi discurso personal.

Yo sí creo que Filoctetes ya no es un ser masculino con su testosterona puesta en la guerra, es un ser que ya se ha feminizado, así es como lo veo, por eso me interesó que fuera una mujer, en cambio los otros dos sí tenían que ser hombres, para que contrastara.

Que nos siguen asignando estos estereotipos: el valor, la guerra…

La guerra, la fuerza, pero en el caso de Odiseo también ya lo está perdiendo, también ya es un hombre que está cansado, lo único que quiere es ver a su familia, está muy tocado por la guerra y acaba, de alguna u otra manera, entregándose, casi solo, si no a la muerte, sí a este exilio voluntario.

Y que lo va a llevar a esa transición también.

Sí, lo va a llevar a esa transición también, a volverse este personaje que es y no es, que tiene y no tiene ese sexo, sino al contrario ya es indefinido.

La obra, muy en particular el monólogo de Filoctétes, ya en la recta final, es más que pertinente en este momento.

Exacto. La obra está escrita, algunas partes en verso y otras en prosa, una prosa extraña, que puede ser difícil de traducir pero las partes en verso, o en prosa poética, las respetamos lo más profundamente que pudimos, y este monólogo es un monólogo que en realidad está antes, lo dice una o dos escenas antes de este momento, pero nosotros lo pasamos al final porque sí me parece la tesis de la obra, a final de cuentas es como la editorial de la obra y es muy fuerte. Me parece, además, muy bueno, muy bien escrito, y muy interesante.

Y es puntualísimo en este momento caótico que vive el mundo. Me gusta mucho que, si, hay oportunidad de ver lo que era el teatro griego clásico, como cuando el maestro Sole los dirigía en el Xola, que traducía directo del griego el doctor Pablo de Ballester, los corifeos, acá están en escena, pero desde la modernidad, y eso me parece muy bien.

Que bueno que viste eso. Sí, el trabajo con el coro es un trabajo muy rico, realmente trabajar con estas muchachas fue increíble, son muy, muy buenas y con una disposición total, entonces sí creo que el coro es un personaje en sí mismo, y lo que yo les decía, es que este personaje que es el coro, está construido en base a personajes también, entonces lo que hay que construir son los personajes individuales que tienen su personalidad, y todas hacen una sola personalidad que es el coro. Sí, trabajar con ellas fue increíble y creo que el material que hace Kay Tempest lo permite, y de hecho lo exige, está presencia del coro que es como entre mágica y no mágica.

Que es como la conciencia… …se mete en la cabeza de los personajes, se sale, interviene, se ríe por otro lado, comenta al público, tiene todas estas facetas que tiene el coro normalmente y nos permite a nosotros jugar con coreografías y con cosas, y se vuelve multicolor.

Y en el espacio, que también tiene un papel fundamental y estas muchachas que efectivamente son muy talentosas y tienen muy buena presencia están muy bien apuntaladas con dos actrizotas como Gabriela Núñez y Georgina Tabora.

Sí Georgina está increíble y con Gabriela es muy interesante el trabajo, porque ella que es el corifeo, y yo junté ahí dos personajes uno muy pequeño que tiene Kay Tempest y el personaje de ella, que es como el personaje central del coro, del corifeo.

Fue muy interesante el trabajo con ella, porque yo le dije a Gaby tú haz lo que quieras, tu muévete como quieras en el escenario, yo no te voy a montar más que alguna que otra cosita que yo necesite, pero en realidad hazlo tú por favor, tú hazlo. Y entonces es interesante su presencia, no presencia, ella desaparece y vuelve a aparecer, ella lo hace solita y eso me pareció un experimento muy interesante dejarle a la actriz el montaje escénico. Esa es una cosa y con Georgina también ha sido un trabajo muy interesante porque Georgina dejó salir un monstruo ahí maravilloso y hace un personaje entre chistoso y patético que a mí me gusta mucho.

Que es la única que se quiere ir del paraíso.

Salir de ahí, claro, eso es algo interesante. No todo es blanco y negro, es decir este grupo de mujeres no son necesariamente virtuosas, estamos acostumbrados a glorificar la feminidad como si fuera sinónimo del bien, sinónimo de la virtud. En realidad no, en realidad son seres humanos llenos de defectos y de peleas, son unas ladronas le robaron a Odiseo todo lo que tiene, son pícaras, pero son solidarias también. Lo único que quieren es vivir en paz y no pueden salir de esa isla porque allá afuera está el peligro. Eso es todo, allá afuera está el peligro, allá afuera las van a meter a la cárcel, allá afuera las van a violar y hay guerra. Y ya Filoctetes tampoco se quiere ir por eso, porque allá afuera está el peligro y allá afuera está, que es el monólogo final, la corrupción. Y pues sí se va a ir, porque él tiene que ir a buscar a su familia a su hijo que lo extraña profundamente.

Tu elenco es bien sólido.

Sí el elenco es un lujo. Fue poco tiempo para el trabajo y batallamos con muchas cosas, sobre todo de memoria, porque es muy difícil aprenderse esta obra. Es una obra que tiene muchas repeticiones, y mira que la limpiamos mucho para darle un poquito más de cohesión. Es un elenco increíble, trabajar con los tres también, qué te puedo yo decir primero el hijo de Giménez Cacho, Lucio, que buen muchacho, no sabes, es talentoso, tiene una disposición al trabajo total, es apasionado, entiende bien las cosas, es muy inteligente y trabajar con actores así… luego Luis Miguel Lombana, también muy experimentado, también muy generoso, muy entrón siempre apoyador y entiende también muy bien, y por supuesto Julieta, ya con toda su experiencia, etcétera.

Julieta ya había sido hombre en escena

Sí, eso le pesó un poco que ya había sido Hamlet, pero finalmente le gustó hacer esto y es padrísimo me encanta. Imagínate haber puesto para Filoctetes a alguien como Chucho Ochoa, o como Joaquín Cosío, no tiene el mismo sabor, no sabe igual, es una historia mucho más anecdótica desde mi perspectiva, o sea, un hombre herido que se quiere ir de ahí, a mí en lo personal lo que me da Julieta es que si es un hombre, pero es un hombre no nada más herido, es un hombre que ya ha sido golpeado, es un hombre que ya no es un caparazón de testosterona, por decirlo de alguna manera, entonces me gusta mucho la fragilidad masculina, porque además ella no está haciendo a un hombre, ella no está actuando como hombre, ella está actuando como ella está actuando. Hay ciertos momentitos en donde tiene reacciones masculinas porque el texto las tiene, pero incluso hay escenas donde son muy femeninas, hay una escena con Jazmín (Gabriela), que es una despedida, que hasta parecen dos mujeres, y yo digo, ¡es que eso es!. Y eso es desde el origen, desde la propia obra, Filoctetes ya es una mujer, y ahí sí creo que hay un elemento para pensarle, y para que nosotros los hombres, y las mujeres, ambos, reflexionemos acerca de la masculinidad y de la propia feminidad, de los estereotipos que tenemos acerca de uno y de otro. Esa es la razón por la cual yo decidí hacerlo así, fue una decisión pensada en base a esto y pues ahí está el resultado, no está explícito, para mí está implícito.

Entre estos estereotipos, a los hombres se nos ha asignado el que seamos mucho más violentos, agresivos, belicosos, y las mujeres, pacifistas.

Exactamente y resulta que el ser agresivo y el ser guerrero, tal vez es nuestra naturaleza, no lo sé, pero por lo pronto es una naturaleza que nos hace un daño tremendo, nos hiere, nos fractura, nos niega como seres humanos y ese es el Filoctetes que a mí me interesa, y el que creo que dice la obra, a diferencia del de Sófocles, que es un Filoctetes igualito, nada más que sí se va a la guerra, Hércules se lo lleva a la guerra, y el coro es un cono de hombres, es un coro de guerreros que van por él para llevárselo a la guerra, que es donde pertenece. Aquí perteneces, y él no quiere, y Neptólemo también está dudando si quiere o no quiere ir a la guerra.

Yo le cambié un poquito el final porque, efectivamente, Filoctetes se quiere ir, y se va a ir, pero tiene un final extraño el original, porque está a punto de irse y Neptólemo lo golpea y se lo lleva, y todos nos hemos quedado así como ¡qué significa exactamente eso!, si ya se iba de todas maneras, ¿para que se lo lleva a fuerza?, era innecesario, entonces yo lo obvié, simplemente se va, es lo que él quiere. Y Neptólemo lo sigue, porque no sabemos qué va a pasar, ahí sí está abierta la historia. No sabemos qué va a suceder después, y la señora, el personaje que hace Georgina, se va con ellos a vivir una vida azarosa. No sabemos a dónde van.

Y Odiseo se vuelve el habitante de la casa de Filoctetes.

Se mete a la casa y vuelve a ser otro hombre herido.

Y la historia se reinicia.

Se reinicia la historia.

Enrique, ¿cómo te sientes de volver a casa?. Coincidimos un tiempo trabajando ambos en la UNAM en un periodo padrísimo.

Déjame decirte que yo he sido el más feliz del mundo porque me han recibido con los brazos abiertos: Difusión cultural, Teatro UNAM y la gente de producción de teatro UNAM, han sido realmente conmigo tan amables, tan amorosos, que no lo puedo creer. Es decir, si me están haciendo sentir en mi casa, de hecho, me conmueve mucho la forma en la que me han recibido. Incluso llego a sentir que hasta es inmerecido, y me da muchísimo miedo fallarles porque me están recibiendo con tanto cariño, con tanto amor, que digo, qué miedo, estoy muy comprometido sí.

Ha sido uno de los placeres más grandes que he tenido, por eso, fue un recibimiento tan amoroso desde Difusión Cultural, hasta el equipo técnico del teatro, por supuesto la gente de producción de teatro UNAM, la gente de difusión, el mismo Juan Meliá.

Cultura UNAM, a través de la Dirección de Teatro UNAM, con apoyo de The Anglo Foundation, estrena en México Paraíso, una obra escrita por Kae Tempest (Inglaterra, 1985) que reimagina el mito griego de Filoctetes, encarnado por Julieta Egurrola, quien pasa de héroe de guerra a paria herido abandonado en una isla desolada la cual toma forma en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón.

Paradise, título original de la obra, se estrenó en Inglaterra con el National Theatre y una compañía exclusivamente femenina que actuó en medio de un terreno baldío diseñado por Rae Smith; ésta será la primera adaptación que se realice en México del texto de Kae Tempest, escritore, letrista, intérprete y artista discográfico, quien en 2014 fue nombrade Poeta de la Próxima Generación (Next Generation Poet), galardón que se otorga una vez cada década. Elle, pronombre con el que se identifica, recibió el premio Ted Hughes por su poema narrativo de larga duración Brand New Ancients and the Leone D’Argento en la Bienal de Teatro de Venecia, por su trabajo como dramaturgue, y sus libros han sido traducidos a once idiomas y publicados en todo el mundo.




 



 

El teatro es de todos. ¡Asista!

 

Muy recomendable.

 



Paraíso, de Kae Tempest.

Dirección: Enrique Singer.

Actuación: Julieta Egurrola, Luis Miguel Lombana, Gabriela Núñez, Georgina Tábora, Lucio Giménez Cacho Goded, Nikhol Dahuach, Yessica Borroto, Alejandra Torreblanca y Priscila Rosado.

Escenografía: Martín Acosta.

Vestuario: Estela Fagoaga.

Iluminación: Matías Gorlero.

Movimiento escénico: Erika Méndez.

Música: Pedro de Tavira.

Diseño multimedia: Miriam Romero.

Asistencia de dirección: Francis Palomares y Rodrigo Alonso.

Traducción: Alejandra Torreblanca.

Teatro Juan Ruiz de Alarcón. Centro Cultural Universitario. Metrobus Centro Cultural Universitario.

Jueves y viernes a las 19:30 horas, sábados 19 horas y domingos 18 horas. Hasta el 17 de agosto.

El costo de los boletos es de $150 pesos de viernes a domingo, con 50% de descuento a alumnos, maestros, exalumnos de la UNAM e INAPAM y de $30 pesos para las funciones de los Jueves Puma. La obra se recomienda para mayores de 12 años.

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