Descansa sobre las distintas posturas de los personajes. Texto y fotos: Salvador Perches Galván.
- eseperches
- 21 sept 2023
- 8 Min. de lectura

¿Qué significa Consentir?
¿Cuánto puede influir el miedo en el consentimiento?
¿Por qué se establece un juicio paralelo a la víctima?
No decir que no, ¿significa decir que sí?
¿Qué pasa si la falta de consentimiento surge dentro de una pareja o un matrimonio?
¿Cómo se justifica la infidelidad y la traición?
Sin consentimiento se viola un cuerpo, se viola una confianza.
¿Se viola una ley? ¿Es violada una mujer cada vez que consiente en hacer sexo con su pareja ignorando que le está siendo infiel?
Consentimiento. Palabra poderosa que en manos de abogados corta como un cuchillo verdades y decide castigos.
Las palabras no son de fiar, la memoria nos falla, pero la justicia decide.
Consentimiento deja desnuda la verdad para que cada cual la vista según su conciencia, su ética o su conveniencia.

Consentimiento, controvertida obra sobre un grupo de amigos, dos violaciones y la amoralidad de la justicia, pone en el banquillo de los acusados a hombres y mujeres por igual.
Consentimiento, cuarta obra como dramaturga de Nina Raine, es una comedia dramática que pone sobre la mesa, con espíritu crítico y mucho sentido del humor, temas que vienen conformando la agenda de los movimientos feministas: los abusos sexuales (incluido dentro del matrimonio), el aborto decidido unilateralmente y la misoginia del sistema judicial para tratar la problemática de género, entre otros. En el marco de una reunión de amigos, conformado mayoritariamente por abogados, se desarrolla una historia con sabor a thriller que no da respiro, alrededor de dos violaciones. ¿Habrán sido reales o se trató de hechos consentidos? ¿Existe una única respuesta inequívoca, justa y completa para semejante interrogante?

Consentimiento es una obra controvertida, con una trama inquietante y un lenguaje audaz, un claro ejemplo de teatro moderno. Estrenada en Londres, en 2017, Incidente Teatro, productora de teatro independiente profesional dedicada al montaje escénico de textos dramáticos tanto nacionales como extranjeros cuyo objetivo es mantener los mayores estándares de calidad con los mejores artistas, que en los últimos años propició los montajes de joyas como Traición, Crímenes del corazón, La mujer justa, La anarquista, Obsesión, El río o Tragaluz, ahora presenta Consentimiento, con un elenco de primera: Marina de Tavira, Juan Manuel Bernal, Daniela Schmidt, Arturo Barba, Adriana Llabrés y Alfonso Borbolla, con la atinada dirección de Enrique Singer.

La autora ha opinado con respecto a presentar su obra en idiomas distintos al original, con culturas e idiosincrasias diferentes.
Pensé que tal vez no pasaría, pero se ríen en los mismos momentos en que lo hacían los espectadores ingleses y se ponen tristes ante los mismos episodios de crueldad. No siempre sucede así, una vez presencie una puesta de Consentimiento en otro país donde el humor no aparecía y la gente no se reía y entonces la obra se transformó en algo mucho más duro y cruel. Y esa no fue claramente mi intención cuando la escribí.

Consentimiento fue concebida antes del fenómeno del #Me Too. Si tuviera que volver a escribirla, no le haría ningún cambio. De algún modo pretendo que la obra sea universal y perdure en el tiempo, entonces, si le empiezo a sacar o poner diálogos para que “encajen” o “empaticen” mejor con los cambios sociales de estos últimos años la obra va a perder su esencia. Y también su equilibrio, porque justamente Consentimiento descansa sobre las distintas posturas de los personajes. Lo que para uno es justo para los otros no lo es. Así que, si modificara la postura de uno de los personajes masculinos para congraciarme con el movimiento, la obra perdería su efecto. La gracia es que todos pueden tener la razón o ninguno. Eso, de alguna manera, lo termina decidiendo el público.
Lo curioso fue lo que sucedió antes del #Me Too, cuando la estrenamos en el National Theatre, los periodistas se me acercaban y me decían que la obra tenía un tópico muy fuerte, que encerraba un enojo muy grande y que les parecía que estaba anticipando algo. Bueno, ese algo ya se estaba gestando y devino al poco tiempo en el #Me Too. Como que había algo en el aire, un gran disgusto colectivo en plena ebullición que luego explotó. Cuando la obra fue transferida al West End, el #Me Too la hizo resonar más, obviamente. Y ahí la gente la vino a ver más de una vez.

Aunque la obra no se pone absolutamente del lado de las mujeres, ninguna feminista me hizo un reparo. La verdad es que tuve miedo de que pasara algo, sobre todo después del #Me Too, pero no sucedió, y cuando me tocó participar en debates sobre la obra, todas sostuvieron sus puntos de vista apasionadamente, pero nadie me agredió. Me parece que todas entendieron que lo interesante de Consentimiento es que muestra que a menudo las cosas son más complicadas, que no son sólo los hombres el problema sino también las mujeres, y que también nosotras podemos equivocarnos y hacer las cosas mal. El problema podría suscitarse si alguien viene al teatro pensando que va a ver la obra del #Me Too; y no, Consentimiento no es la obra del #Me Too. De todos modos, quiero aclarar que yo me considero a mí misma como una feminista, y que estoy a favor de todas las conquistas del feminismo, pero no por eso actúo arrogantemente ni me considero especial por eso.

Consentimiento está brillantemente escrita, genera reacciones de todo tipo y pone a los espectadores en el lugar de jueces. La obra está todo el tiempo interpelando y obliga a ubicarse en algún lugar, a tomar partido por uno u otro personaje. Nadie puede salir del teatro indiferente.
El tema del consentimiento en todas sus áreas: en no decirle a la pareja que estás embarazada, o hacerte un aborto sin decírselo a tu esposo, eso es injusto para el otro. También la discriminación que, a veces, se tiene hacia los inmigrantes o con la gente de clase baja y cómo los abogados terminan hablando sobre ellos. Fundamentalmente, el tema del consentimiento a la hora de las relaciones sexuales dentro de una pareja. Para mucha gente es impensado que se pueda tener sexo sin consentimiento dentro del matrimonio. ¿Cómo alguien nos podría forzar a algo así? es algo que había que visibilizar y esta obra nació para hacerlo.

La obra también habla del deseo de venganza y de lo que hacemos con ella, con la tentación de la justicia por mano propia. También habla de la incapacidad de perdonar, y de la incapacidad de la gente de seguir siendo monógama en una sociedad que lo es. En la vida diaria eso es muy difícil para muchos, y les cuesta no caer en una relación escondida, en ser infiel a su pareja. En medio de todo esto aparece otro tema, el de la traición, que también plantea la obra.
Luego de su estreno londinense, tuvo elogiosos comentarios: "es una obra brillantemente inteligente, que dispara sus chispas de ingenio y perspicacia en muchas direcciones a la vez". Habla de aquello que disimulamos, de temas que preferimos callar, de la justicia que nunca alcanza, del desamparo, del amor y el desamor.

La obra plantea un dilema moral que pone en jaque los mandatos culturales, el valor de la verdad y la ética profesional, la profundidad de los vínculos humanos y la crudeza del sistema legal, con inteligencia y toques precisos de humor.
La multipremiada Nina Raine nos ubica como juez y como jurado en una obra que atrapa, visibiliza, conmueve y explora en profundidad los vínculos humanos, el amor, la legalidad y la traición en una trama inteligente, inquietante y actual, que invita a los espectadores a internarse en el intrincado recorrido del alma humana, y que nos hace ver de cerca la delgada línea entre el bien y el mal y el rol que tomamos al juzgar.

Nina Raine presenta dos historias de violación en un hábil paralelo escénico y teatral: una historia se juzga en los tribunales y la otra historia entre cuatro paredes y dentro de la intimidad de un matrimonio donde un abogado defiende a un violador.
Raine es una reconocida directora de teatro y dramaturga inglesa, distinguida por sus piezas profundamente humanas que reflexionan sobre las disfunciones vinculares y los desafíos que tenemos como sociedad. Con un lenguaje propio, logra plasmar en sus piezas, al igual que en la vida, un equilibrio entre el drama y la comedia.

En el año 2000 ganó la beca Channel Four/Jerwood Space para jóvenes directores, con la que se formó como directora en el Royal Court Theatre.
Rabbit, su primera obra se estrenó en el Old Red Lion Theatre de Londres en el verano de 2006 y ganó el premio Charles Wintour del Evening Standard a la dramaturga más prometedora y el premio a la dramaturga más prometedora en los Critics' Circle Theatre Awards de 2006. Rabbit se representó en Nueva York en junio de 2007.
Tribes, la segunda obra de Raine, fue producida por el Royal Court de Londres en octubre de 2010, y luego se representó en diferentes teatros del mundo incluyendo una versión en México, dirigida por Diego del Río en 2013.
Tiger Country (2011) fue la tercera obra y un encargo del Hampstead Theatre.
Consent, es la cuarta obra teatral escrita por Nina Raine y se estrenó en el National Theatre en abril de 2017, seguida por Stories, también dirigida por ella en el mismo teatro. Su sexta obra es Bach & Sons, un trabajo sobre la vida de Johann Sebastian Bach estrenada en el Bridge Theatre.

Una mujer acusa a un hombre de haberla violado.
Él afirma que fue consentido.
No hay testigos del hecho en cuestión. Se trata de la palabra de ella contra la palabra de él.
El tema se debatirá en un juicio, pero el resultado final dependerá de la astucia de los abogados en un juego para ganar o perder.
¿Violación o consentimiento?
Cualquiera puede ganar.
¿Por qué se dice que la Justicia es ciega? ¿Es por su imparcialidad? ¿O por su estrechez de vista?

Max y Toni son abogados. La vida los enfrenta en un caso de violación en el cual uno defiende y el otro acusa a la víctima, una mujer cuya vida parece muy lejana a la realidad de ambos. Pero en sus respectivas casas y en sus respectivas vidas, la verdad empieza a desafiar todas las versiones que se construyeron sobre ella, imponiéndose sin medir costos ni consecuencias.
Consentimiento es una obra potente, dolorosa y cómica a la vez. Nina Raine pasa la evidencia por el filtro de la justicia, y es la propia Justicia quien termina sentada en el banco de los acusados.
El texto desató controversia, discusiones, defensas y ataques en Gran Bretaña y en otros países europeos donde se estrenó.

Nina Raine, mujer, 34 años, británica, se distingue por sus piezas profundamente humanas que reflexionan sobre las disfunciones vinculares y los desafíos de la sociedad. En Consentimiento abre un fuego salvaje. Trenza con maestría un humor hilarante con enfrentamientos violentos y emociones extremas... Es capaz de mostrar el dolor moral y físico al que lleva a sus personajes atravesando un cúmulo de contradicciones. Cuatro mujeres. La abogada, la editora, la actriz, la víctima. Tres hombres, los tres abogados. Siete seres humanos incoherentes, pero que se buscan y se aman irremediablemente.
A partir de esta dramaturgia, suficientemente sólida, la puesta en escena a cargo de Enrique Singer resulta impecable. Es absolutamente destacable el trabajo estético, lo acertada que es la puesta desde lo visual, su escenografía creativa de Adrián Martínez Frausto, y el destacado diseño de iluminación a cargo de Ángel Ancona.

La obra cuenta con la traducción y adaptación de Alfredo Michel Modenessi, quien logra que las situaciones y diálogos se trasladen de manera puntual al contexto actual mexicano.
El trabajo actoral es notable, no falla nunca, los actores y actrices llegan a estados profundos. Logran estar siempre atravesados desde el cuerpo, emocionados, desbordados, pero sin perder naturalidad. Difícil maniobra, astuta, un tono exacto que es lo que permite que exista la comedia, en medio del caos dramático. Los y las que llevan adelante semejante hazaña son Juan Manuel Bernal, Marina de Tavira, Arturo Barba, Daniela Schmidt, Alfonso Borbolla, Adriana Llabrés y Jana Raluy, que interpreta de espléndida manera a la víctima y ya había actuado otro texto de la británica: Tribus.

El teatro es de todos. ¡Asista!
Absolutamente recomendable.

Consentimiento, de Nina Raine.
Dirección: Enrique Singer.
Actuación: Juan Manuel Bernal, Marina de Tavira, Arturo Barba, Daniela Schmidt, Alfonso Borbolla, Adriana Llabrés y Jana Raluy.
Jueves y viernes, 20 horas; sábados, 19 horas; domingos, 18 horas. Hasta el 1 de octubre.
Teatro Helénico, avenida Revolución 1500.
Localidades: $505 planta baja y $360 en la planta alta, en taquilla, o en la página de internet: CONSENTIMIENTO | Centro Cultural Helénico (helenico.gob.mx).
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