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Cuando uno va a lo menos, llega a lo mas. Texto y fotos: Salvador Perches Galván.

  • eseperches
  • hace 9 minutos
  • 12 Min. de lectura

Luego de su participación en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, 2017, Los Colochos Teatro estrenó en México, en una función especial el 18 de agosto de 2018, en el majestuoso Teatro de la Ciudad, Esperanza Iris, Nacahue: Ramón y Hortensia, otra aproximación a Shakespeare de la compañía, a partir de Romeo y Julieta.

Conversamos con dos elementos medulares de la compañía, Juan Carrillo, director y motor de la misma, y  con Mario Eduardo de León, director técnico y productor de Colochos, y protagonista de Nacahue.

Juan, te vuelves acercar a Shakespeare con un clásico, pero aquí, no son Romeo ni Julieta, ni son Montesco, ni Capuleto.

Así es, son coras y huicholes, y son Ramón y Hortensia.

Pero en esencia siguen siendo Romeo y Julieta.

Si, en eso nos basamos y esa ha sido nuestra inquietud del proyecto de la pentalogia de adaptaciones de Shakespeare, que tiene que ver con tomar la esencia y jugar. Jugar esta esencia de otra manera, con otros contextos, otros discursos y otras imágenes, referentes a un espectador a un público no solo mexicano.

Interviene el protagonista de Ramón:

Estos personajes, al igual que en la pieza original, rebasan una barrera, la barrera en la original son los pleitos y el odio entre las familias, acá lo que enfrentan los personajes es la barrera de la incomunicación, y empiezan a entenderse y a verse desde otros lados.

Lo que intentamos hacer es traspalar la situación y lo planteamos geográficamente en la sierra Nayarita. En lugar de haber Montescos y Capuletos, son coras y huicholes, Ramón es cora y Hortensia huichola.

Otra cosa que también damos un giro con respecto a la obra original, es que acá no hay familias que se matan por odio, hay comunidades que se matan por miedo, y es simplemente porque no se entienden.

Eso quedó demostrado cabalmente con Mendoza, y el resto del proyecto, que no se ha constreñido al público mexicano, aunque las adaptaciones se acercan a lo mexicano.

Carrillo toma la palabra. No necesariamente, es curioso, nos hicimos muchas preguntas pero creo que cuando una historia, cuando un discurso es muy muy genuino, más allá del folclor y de las formas, desde una manera de pensar y una esencia. Cuando uno va a lo particular de manera implícita, llega a lo general, cuando uno va a lo menos, llega a lo mas, y creo que es una característica probada en los textos de Shakespeare. A uno no necesariamente le importa si Macbeth es en Escocia, y si Romeo y Julieta es en Verona, porque al final estamos hablando de relaciones humanas, de vicios y de cuestionamientos filosóficos que van más allá de las geografías, sin embargo es bueno usarlas. Entonces desde este lugar nosotros estamos jugando también ir a lo menos, para llegar a lo más.

Ir a tu a tu comunidad para hacerte universal.

Así es, porque uno no puede pensar en trascender y no es que nuestro objetivo sea trascender, pero las historias que trascienden son porque son genuinas, porque parten de algo muy, muy puro, de alguien, o de un grupo de personas de una comunidad, de una sociedad, eso es como la inspiración en mucho sentido de lo que queremos trabajar, y este proyecto no es la excepción.

Esta es la segunda parte del proyecto, empezamos con Macbeth, que se convirtió en Mendoza, Romeo y Julieta ahora son Ramón y Hortensia. Seguimos con Otelo, que surgen de preguntas desde la teatralidad, de un tipo de teatro al que nos queremos acercar, que van de la mano con el espectador, y nunca sabemos en sus formas que sucederá.

Con Shakespeare es inagotable la revisitación.

Claro. Creo que esa es la fascinación, esa es la grandeza de esos textos que se pueden apropiar, y queremos apropiárnoslo de una manera, no sé si radical, pero si muy, muy particular.

Otelo se vuelve un medico sordomudo en una brigada en el sureste mexicano, al frente de una campaña de vacunación en Silencio.

El Rey Lear cambio de género y se convirtió simplemente en Reina, una veterana actriz en decadencia que deambula por escenarios tan abandonados como ella. Y Titus Andronicus termina siendo un presidiario en dos versiones: femenina y masculina, con posibilidades de combinar la experiencia. Tuta explora lo mas negro de la naturaleza humana, que lo mismo contamina a hombres que a mujeres.

Mendoza es el mejor ejemplo de la universalidad de un proyecto, han tenido giras por muchas naciones del mundo.

Ha sido una experiencia muy bonita, afirma el director de Los Colochos, hemos tenido oportunidad de estar en varios festivales. Es una obra muy probada y sigue madurando con una filigrana muy interesante. Aunque no lo parezca, todavía nos sigue sorprendiendo, todavía hay que hacer ajustes, trabajar. Curiosamente llega un proceso de cosas que atender, que, cuando las obras son nuevas no sucede. Cómo volver a reinterpretarnos, a enamorarnos, a revalidar el signo, que la sociedad también ya cambió. Entonces las cosas que nos parecían puntuales en algún momento, ahora ya son distintas. En fin, las obras van cambiando en la medida que la sociedad también va avanzando, entonces estar escuchando ambas cosas implica de un trabajo todavía, ya no de la misma manera, pero seguimos trabajando con ese y todos los montajes.

Nacahue. Ramón y Hortensia, es un híbrido, yo soy de allá, de Nayarit, hay un montón de cosas, de esas imágenes de convivencia con algunas personas, de una serie de viajes que hicimos a la sierra tres años previos al estreno, en donde convivimos y conocimos a los verdaderos Ramon y Hortensia, estuvimos en su casa, platicamos con ellos, nos contaron cosas que se convirtieron en imágenes para un par de escenas.

Y, por supuesto, el trabajo de todo el equipo que se fue sumando, en fin, si es un híbrido de muchas cosas, no podría decirte cuál es el detonador específico, sino una suma de detonadores que iban cayendo. En un principio, en nuestro primer viaje a la sierra, queríamos encontrar historias de amor y nos dimos cuenta que nuestra idea de proyecto era una necedad, cuando estuvimos ahí, viendo esa cultura y esa gente, no somos antropólogos, ni lo queremos, ni pretendemos serlo. Fue una visita para observar y para compartir, nos dimos cuenta que ahí había cosas mucho más interesantes que nuestro proyecto teatral, entonces le tuvimos que dar la vuelta.

Alguna vez nos dijeron: Este rescate de la cultura indígena, creo que nosotros mas bien queremos que se rescaten ustedes. Y por eso tomamos cosas de su cultura para ver si así entendemos una serie de cosas, los que tenemos que ser rescatados somos nosotros, tenemos que permitir que eso suceda, y es algo que queremos, encontrarnos a nosotros mismos en ese sentido.

Nacahue: Ramón y Hortensia nos habla del amor entre dos personas de mundos opuestos. Ramón es un indígena cora que se encuentra participando en la ceremonia de Semana Santa, ritual sagrado de suma importancia para él y su gente. Por su parte, Hortensia es una indígena huichola, que huye de su pueblo para salvar su vida. Ella decide cruzar por primera vez el río que divide ambas comunidades, y así Ramón y Hortensia se encuentran. Esta es la historia de dos amantes que pertenecen a culturas diferentes y que, al no entenderse con las palabras deciden hacerlo con el corazón.  

Los terciopelos, las golas, los plomos, ¿en que se transformaron?.

Se convirtieron en una serie de cosas. Por ejemplo esto es originario de alla, se usa la semana santa, es una especie de representación teatral, en sí misma es un fenómeno bien bien interesante. Te cuento una cosa bien bonita que a nosotros también nos detonó para el trabajo, se llaman los borrados, le pregunté a un señor con el que habíamos coincidido en una comida, que el era cora y platicábamos, y me dice, es que yo me borraba cuando era nuevo. ¿Cómo que cuando eras nuevo?. Cuando era joven se llama asimismo, nuevo. Cuando era más joven, y los borrados al pintarse, se borran así mismos, borran su personalidad y se vuelven seres astrales, unos son estrellas apagadas, y otros son estrellas encendidas. Unos tienen motivos negros y otros motivos blancos, unos corren de noche y otros corren de día, Y toman una especie de brebaje parecido al Sotol, un brebaje natural, y corren, y corren, y corren y representan una especie de idiosincrasia, y su ideología está mezclada entre lo que era el catolicismo, y después de que viene la caída de Jesús, la crucifixión, y viene la resurrección, y entonces estos, que son como seres paganos, van y se echan al río, y en el río se desborran, vuelven a ser ellos. Entonces esta imagen de borrarse para jugar a otra cosa desde una ritualidad, nos pareció sumamente teatral, y nos pareció que era algo que, desde la estética misma nos íbamos a tomar. Y así como eso, hay una serie de elementos que, insisto, entendieron el teatro desde hace mucho.

Desde antes de que aquí se conociera como teatro, a través de sus cosmogonías. Los castillos medievales ¿en que se convirtieron?.

Aquí se convirtieron en la sierra, en un pueblo, en un... estamos jugando con que los coras, y esto es cierto, los coras son originarios de la parte baja, la que está cerca del mar. Los huicholes están en la parte alta, entonces eso ya los pone en una idiosincrasia diferente, ahorita son pueblos que ya comparten territorio, pero en su momento si nacieron como culturas celosas.

Los coras fueron de los últimos en ser conquistados por los españoles, era un pueblo muy guerrero, muy aferrado, estamos jugando en esa idea, en donde los pueblos todavía eran celosos, a diferencia de ahora, es un pretexto para la ficción y los divide un río. El Río es nuestro balcón, en la medida que Ramón viene, nada y cruza el río para ver a Hortensia, la visita y le lleva unas tortillas para que esté bien, porque está escondida para que el otro pueblo no se de cuenta, y la eche y la maltrate. Es en esas visitas en donde se enamoran, las escaladas del balcón se volvieron una natación para llegar a la amada. De esa manera estamos jugando con analogías, y los castillos se volvieron llanos, y ramas y ríos. Y las estolas se volvieron ropa huichola, máscaras, sombreros que tienen toda una cosmogonía. Y en esencia, al final hablamos de la identidad, sólo que está identidad es está que quisimos jugar nosotros.

Y escénicamente todo esto como se representa escenográficamente.

Más que una escenografía, es un dispositivo escénico, Auda Caraza, que es invitada a este proyecto participó con nosotros en un proceso de investigación bastante ardua, en donde se sentó a ver, a improvisar con los actores, y empezamos a trabajar desde un concepto, hasta encontrar una esencia de ese contexto. Para no hacerte el cuento largo, son unos listones que tejen el espacio y que los actores lo van manipulando, como se va tejiendo la misma trama. Son listones que intervienen el espacio para generar distintas atmósferas, y que hacen una alusión a los tejidos de la artesanía huichola, el colorido de esas culturas, y no hay más escenografía que listones que atraviesan el espacio en tres dimensiones, y actores que responden a esos acotamientos.

Es un tejido colorido.

Bastante si, colorido si lo es.

El peso del montaje recae sobre todo en el trabajo actoral, al uso que da al espacio y su trabajo corporal, como principales ejes expresivos para traspasar.

Mario Eduardo, ¿alguna vez te pensaste haciendo a Romeo?.

No, y ya cuando uno va creciendo, va dejando esa idea de a poco, pero en este caso está planteado con personajes no tan jóvenes, Romeo y Julieta eran unos quinceañeros, eran unos pubertos, acá no está planteado con pubertos, son jóvenes.

La obra no está planteada en un contexto actual, no deja verse bien a bien en que época se trata, al igual que con Mendoza, de pronto al ver la época revolucionaria se podría uno sentir ajeno porque eso ya había pasado, y al final de la obra se sentía parte de, por estar viviendo lo mismo.

Acá un poco se plantea lo mismo, que, a pesar que no hay una situación específica hay cierta distancia dentro de nuestra racionalidad que a la vez te aleja y a la vez te acerca por las situaciones, y eso es lo que lo vuelve universal, que de pronto uno puede ver personajes de la sierra Nayarita lejanos, los indígenas coras y huicholes, y de pronto las situaciones que atraviesan son absolutamente cercanas.

Y pese a lo racistas que somos los mexicanos con las comunidades indígenas que son nuestras raíces, la gente se siente muy cerca de Ramón y Hortensia.

Creemos que la empatía se da desde la acción y desde lo que va sucediendo, no tanto desde ver al indígena en una situación ni precaria ni desfavorable, no intentamos hacer folclor, simplemente planteamos una situación cercana a lo que nos da pretexto para hablar de estas cosas.

Uno de los atractivos de esta obra es que está hablada en español y en náayeri (cora), y a pesar de ellos, en este montaje no hay subtítulos, ya que se invita al espectador a experimentar una percepción distinta, a sentir y a escuchar la música de la lengua indígena, a entender a los personajes desde lo  sensorial y a contarnos  una historia a través de la emotividad. La estrategia de este trabajo deja de lado el “entendimiento verbal” para horadar en el universo de las acciones, la poesía, la energía y la sencillez de las metáforas. Por ello, se enfatiza el uso del espacio y al trabajo del cuerpo del actor como principales ejes expresivos.

Juan, el tema medular de Romeo y Julieta, no es el amor, es el odio. ¿Qué pasa en un país en el que lo que impera es el odio, la violencia, con una obra como esta?.

A nosotros nos parece muy importante y pertinente eso, incluso aquí estamos dándole esta vuelta, a veces hay odios infundados en otras cosas que, cuando uno les presta atención, resultan absurdas, como el miedo, que es algo que estamos trabajando. En el original ese odio es hereditario, de pronto es una imposición familiar, ni siquiera es un odio genuino, es un odio aprendido, en ese sentido, es un sentimiento impuesto. Aquí también jugamos en esencia con eso, pero nos pasa mucho… yo llegue a ver a una señora que le dio la vuelta a un indígena en mi pueblo, porque su aspecto le parecía que merecía darle la vuelta. El fenómeno me impactó mucho, esa es la génesis de Ramón y Hortensia entre muchas cosas.

Así son los extraños caminos de la creación, te van conduciendo ellos, no es que uno los quiera tomar, ellos te van diciendo por donde. Está genial el hecho de que existan realmente Ramón y Hortensia.

Así es, y todo esta permeado por la comunidad, el vestuario fue hecho por artesanos nayaritas se consiguió allá, esta intervenido por la vestuarista por un asunto de efecto teatral, pero en esencia son originales de allá, lo mismo que algunos objetos.

Las referencias de algunos personajes, como los borrados, los ubicamos en la semana santa, que se sigue celebrando, y nosotros pudimos participar como espectadores de ese fenómeno, que es una locura.

La traducción la hizo Edisa Altamirano, una chica indígena cora que es maestra de la universidad de Nayarit. Hay una serie de implicaciones que, por supuesto, tienen un factor bien importante para que esto se sostenga y que pudiera avanzar.

Como parte de la metodología de la compañía, a principios del 2017 Nacahue: Ramón y Hortensia contó con el apoyo de la beca Fomento y Coinversiones Culturales del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), y en su etapa de creación se llevó a cabo un laboratorio de investigación teatral, realizando una serie de presentaciones a manera de intervenciones escénicas en el Foro Casa de la Paz. Con dicho formato participó en el Día mundial del teatro en la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT), para finalmente estrenar en julio de 2017 en el 40 Festival de Teatro Clásico de Almagro, en España. La puesta en escena ha contado con varias temporadas en la Ciudad de México y múltiples presentaciones en diversas ciudades del país.

Juan ¿qué tanto hay de Shakespeare en Ramón y Hortensia?.

De texto, tal cual, ¡nada!. De pronto hay algunas frases que los shekspereanos podrían encontrar, que detectan. Pero si ideas, situaciones, conceptos, relaciones, pues  todo, todo está. La esencia de Shakespeare está, las estructuras, la muerte de Mercuccio, no tal cual, pero sucede, la misma situación, los triángulos de confusión, en fin, en ese sentido está la misma historia, pero contada desde otro lugar, bajo otra mirada, bajo otro contexto.

¿Finalmente, qué significa Nacahue?.

Nacahue es la madre tierra, es la diosa de la fertilidad. Hay varios dioses muy muy puntuales, como el peyote, como el ojo de Dios, y Nacahue es una deidad que tiene que ver con lo femenino y con la fertilidad, y a nosotros se nos antojaba que también del amor, que al final es la madre tierra la que hace que la vida salga, entonces nos pareció muy bien esa idea, como el venado azul es otra, en fin, hay una serie de signos y símbolos con los que jugamos y el título no es la excepción.

La compañía mexicana Los Colochos Teatro tiene fama internacional gracias a que se ha presentado con gran éxito en diferentes partes del mundo con sus muy originales  propuestas escénicas, siempre dejando el nombre de nuestra nación muy en alto.      




Es justo mencionar que otra afamada compañía teatral mexicana, Seña y verbo, ha creado y presentado otra original versión del clásico shakespeareano, Silencio, Romeo, un Romeo y Julieta en lengua de señas mexicana, en la cual Romeo es sordo y Julieta es oyente y esa es la diferencia entre ellos.

La lengua de señas es muy concreta, por lo que la “embellecieron” haciéndola muy vistosa y bonita, aunque siempre fiel a su significado. Con ello, los asistentes se involucran totalmente con el lenguaje y llegan a comprender las señas, aún sin la traducción.

La acción de Silencio, Romeo se desarrolla en un camerino en una época atemporal. La escenificación fue dirigida y adaptada por Carlos Corona, con, de lado de los Montesco, Eduardo Domínguez y Roberto de Loera. Los Capuleto: Daniel Ortiz y alternando en el papel de Julieta, Estela del Rosario y Valeria Fabbri.

 



 

El teatro es de todos. ¡Asista!

 

Absolutamente recomendable. Imprescindible.

 

Nacahue: Ramón y Hortensia, versión de Juan Carrillo a Romeo y Julierta, de William Shakespeare.

Dirección: Juan Carrillo.

Con textos de Marco Vidal.

Traducción al náayeri (cora): Edisa Altamirano.

Actuación: Mario Eduardo D’León, Sonia Couoh, Marco Vidal, Erandeni Durán, Ulises Martínez y Yadira Pérez.

Escenografía e iluminación: Auda Caraza.

Teatro Orientación, atrás del Auditorio Nacional. Hasta el 11 de mayo.

Jueves y viernes a 20 horas, sábados 19 horas y domingos 18 horas.

Los boletos tienen un costo de 150 pesos y están a la venta en la taquilla del teatro y en la página www.teatroinbal.sistemadeboletos.com

 
 
 

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