Cuanto gané… Cuanto perdí… Texto y fotos: Salvador Perches Galván.
- eseperches
- 18 feb
- 14 Min. de lectura

No Concreto, debuta la compañía Rupestre Teatro integrada por creativos con sólidas trayectorias: Thelma Carrizosa escribió el texto que dirige Bárbara Alvarado, en tanto Diego Martínez Villa da vida a los personajes que se mueven en la escenografía creada por Héctor Dorantes e iluminada por Jackie Brown Brittenham, al ritmo de la música compuesta por Ismael Godínez Salinas.
El montaje es el resultado de una colaboración única entre generaciones de artistas, comprometidxs con la creación de obras que dialoguen con las problemáticas contemporáneas, especialmente las que afectan a los sectores más vulnerables de la sociedad. Con No Concreto, la compañía reafirma su misión de producir piezas que provoquen reflexión y empatía en el público.
Tuvimos oportunidad de conversar con el espléndido histrión Diego Martínez Villa sobre esta excepcional puesta en escena.

No Concreto es un trabajo redondo, podríamos verte de saltimbanqui, dando piruetas, maromas, pero si no tienes un buen texto, una buena dirección, no luciría. Platícame la génesis de este proyecto.
Muchas gracias por tus palabras. Es lindo, siempre uno tiene una efervescencia por comunicar algo, pero hasta que no estás con el público el mensaje no tiene sentido. ¡La génesis del proyecto!. Yo tenía muchas ganas de contar una historia que viniera de estos barrios en los que crecí, en los que crecimos los y las integrantes del equipo, que son barrios de clase trabajadora. Hace unos meses, tal vez un año, yo rentaba un cuarto de azotea en una vecindad y entonces al entrar a la vecindad estaban los cables de luz, inclusive dentro de la vecindad, pasaban por el pasillo y como que a mí me exacerbaba esta imagen que siempre he tenido de que en la ciudad algo siempre te estorba el cielo, cables de luz, edificios o smog, y lo platiqué con la dramaturga, con Thelma Carrizosa, que es una chica súper talentosa, este es su segundo texto, a mí me sorprendió el primero, que fue Hiena, y entonces le hablé para comentarle estas génesis, justamente, que eran imágenes que tenía: un hombre caminando de regreso a la casa donde creció, alguien que venía de un crimen, estos barrios que no te permiten ver el cielo, pero que a la vez ahí tu pintas de colores un concreto que es monocromático, y a partir de ahí empezar a construir con ella.

Ella me entrega este texto que se va depurando, depurando y que a mí me fascinó, y luego pensé que Bárbara Alvarado, que es una directora consagrada de danza, Sistema Nacional de Creadores, con quien trabaje muy padre en Relato, hace un par de años, creí yo que era la persona adecuada para encontrar el movimiento y la esencia emocional de la pieza, fui a hablar con ella, hablar con Thelma, me encanta el encuentro de generaciones, hablar con Jackie, una bailarina muy talentosa que ahorita está en Alemania. Bárbara me presenta a Héctor Dorantes que es un escenógrafo de Ballet Nacional, y que le dije: Es que quiero una barra, pero no sé cómo hacerla sin fijarla al suelo. Me contacta rápidamente con este escenógrafo y el rápidamente me dice, lo que necesitas es esto esto y esto, y que tenga drama la estructura. OK, y luego Ismael Godínez en la música. Se conformó un gran equipo, entonces en la función, lo que menos me siento en el escenario es estar solo, creo que todos nos juntamos para poder contar esta historia que, para mí, vale la pena, la historia de un ciudadano común en una gran ciudad.

Es bien interesante, la génesis parte de ti, de tu interés por contar una historia, solicitas apoyo, de dos mujeres. La historia de un chavo de barrios populares y el resultado es padrísimo. No sé qué pasaría si la hubiera escrito un hombre, si lo hubiera dirigido un hombre. El texto es hermoso, está muy bien escrito, con las palabras adecuadas, no hay uso de groserías, por ejemplo, que es algo bien interesante y muy agradecible, porque ahora el uso y abuso de ellas resulta molesto, y no tengo nada en contra de las groserías, cuando hay que usarlas, hay que usarlas, otra cosa es el abuso, y este texto es muy poético y muy visual también, porque te vemos a ti, pero tú, con base en el relato, vamos visualizando cosas que uno ha vivido, estas marañas de cables con los tenis, los zapatos que avientan y se quedan ahí colgando, esa imagen es bien urbana.
Me quedé un poco en lo que decías acerca de que el texto te parece que está bien, que encuentra los lugares adecuados, yo creo lo mismo. Yo no me había dado cuenta de esta cuestión de que trabajo con dos mujeres en la responsabilidad de la creación de la historia de un hombre, pero es verdad. Son dos creativas que yo admiro mucho y que creo que tienen esa sensibilidad adecuada para que en cuanto se les comparte una idea, ellas la desdoblan, la desdoblan en muchos universos que van más allá de mi creatividad, y era justo lo que buscaba.

Con Bárbara, la directora, tuvimos mil y una discusión acerca de dónde poner el elemento escenográfico, donde no, por qué no, y eso era lo que yo buscaba, ahora ella viene de otro lenguaje, ella viene de la danza, para mí era muy importante poder conjugar los elementos y la visión de la danza, de una pieza que parte de una poética muy elaborada en palabra, como es la de Thelma. Yo veo al teatro como un lugar de encuentro y justamente creo que aquí se encuentran: danza, teatro, texto, movimiento, en este caso la cuestión genérica de hombres y mujeres hablando de algo en particular. Generaciones distintas es decir Thelma es muy joven, Bárbara es directora consagrada, nuestro iluminador es muy joven, el escenógrafo es consagrado, como este encuentro de generaciones para hablar de una historia que compete en este momento y que quizá pueda trascender.

Por supuesto que así será, porque esto va a seguir pasando. Ahora que hablabas de fusión de varias disciplinas, es muy plástica la obra.
Ah sí claro. Creo que eso tiene todo que ver con la visión coreográfica de Bárbara y con la iluminación de Jackie Brown que ella también viene de la danza, entonces ellas todo el tiempo conciben el movimiento, eso era algo que me interesaba porque en mi mente, era yo contando la historia y bye, y ellas lo que me decían es, ¡No, abrimos el espacio, lo movemos!, y a mí eso me fascina, que encuentro luego en el movimiento, que en un espacio tan pequeño, el urgente dos del Shakespeare mide como, no sé, 4 por 5 metros, que se puedan desdoblar en un universo que parece enorme, mucho más grande, que se vuelve alto, bajo, que se estiran sus paredes, y creo que sucede.

Además de tus amplias dotes histriónicas, también tienes dotes dancísticas y lo demuestras en escena, y acróbatas, ¡No paras la hora y pico que dura la función!. 60, 65 minutos que estás colgado, te paras de cabeza, das maromas, bailas, juegas futbol. Es padrísimo.
Justo lo que pensábamos era que al hablar del barrio… entreno en unas barras al lado de mi casa, en un gimnasio al aire libre donde hay tubos, hay banquetas, y eso se vuelven los aparatos, entonces lo que pensaba es que hablar del barrio, hablar de la calle donde crecí, no podía no tener movimiento, no podía no tener este despliegue de movimiento, de ejercicio, de fuerza pero a la vez de flexibilidad, pero a la vez de metáfora, entonces necesitábamos eso, necesitamos estas estructuras tubulares para subirnos, bajarnos, necesitaba que esté presente el fútbol, que esté presente la danza, que esté presente la cumbia, que esté presente la calistenia, estos espacios que, a mi modo de ver, dotan de color este concreto que a veces es tan monocromático, tan gris, pero estos andares tan llenos de sueños y tan llenos de energía, creo yo, que iluminan las calles de la Ciudad de México.

El título es muy interesante porque tiene una doble lectura el concreto, esta mezcla para la construcción, pero también alude a la concreción de planes, de ideales, se concreta o no se concreta.
Totalmente. Creo que eso es una cosa bien bonita que deja Thelma en el texto y que a mi me fascinó para desdoblar, y esta cuestión de cómo todo el tiempo, siento yo, que creciendo en estos lugares, aunque quizá en otros también en estas grandes urbes, todo el tiempo estamos en esta cuerda que nos estira entre los sueños más sublimes y entre nuestros abismos o los abismos más bajos que ni siquiera son nuestros. Una imagen que yo tenía que le compartí cuando empezamos a escribir el texto, era que yo siento que crecer en estas ciudades, en este barrio, para mí era como que la violencia uno no la elige del todo en un principio, simplemente te avasalla, te atropella, un día pasa, te atraviesa, y él cómo convive cada ser con esa violencia, cómo se mueve, cómo baila, cómo la reflexiona, si cambia su accionar, es ahí donde está la historia de cada individuo, pero la violencia no es tan electiva. El cómo nos relacionamos con ella ya tiene que ver con los anhelos, ya tiene que ver con los sueños, ya tiene que ver con el movimiento, con lo que se alcanza. Yo siento que este personaje que crea Thelma está entre estas dos posibilidades todo el tiempo, entre su gran anhelo y entre algo terrible, entonces jugar con esas dos posibilidades y decir: ¡No está acabado!, no solo soy esta posibilidad encuadrada, quizá pueda ser más todo el tiempo, creo que es algo que a mí me encanta de la pieza.

Tiene muchos valores y, por supuesto el protagonista es el Caba, contracción de Caballo, pero no es el único personaje que está en escena. ¿A cuántos personajes les das vida?
¡Ah caray!, mira nunca lo había pensado pero mira, está el Caba, está el Pumba, está el padre, la madre tal cual no llega, pero todo el tiempo está en el universo, es importantísima; está el teléfono, está el agujeta, está el narrador, el pistolero, al menos son ocho personajes pero quizá se desdoblen mas si lo pienso ahorita, y, por supuesto La piojosa, amamos a La piojosa.

Y esa escena es bellísima, con esta iluminación cenital, es bien plástica.
Aunque no hay un balón, hay fútbol, aunque no hay un arma, hay violencia, y todo eso te lo debemos a ti, tienes un texto poderoso, que es la simiente, pero si no fuera por tu interpretación, tampoco funcionaría, tú proyectas todo y nos haces viajar.
Muchas gracias yo creo que es esta comunicación. La otra parte por supuesto que la juega el público inclusive en la pieza hacemos alusión, Ahora ustedes. A mí lo que me encanta del teatro es este lugar donde uno acude a la imaginación pura, yo las primeras piezas que vi y por las cuales ya no me despegué del teatro, justamente había una silla, me acuerdo mucho de Kiwi de Boris Schoemann y me acuerdo que había una silla en escena, y yo veía Canadá, y veía los niños de la calle. Y yo salía pensando, había una silla y vi el mundo. Entonces creo que es el tipo de teatro que busco, que por medio del movimiento y por medio de la palabra suceda y se desdoble el universo para cada espectador, y que es, además, un ejercicio similar a la literatura, que cada espectador desdoble su universo, su barrio, sus canchas.

Entonces es un trabajo bien bonito donde vamos construyendo juntos siempre, y esa es una cosa única que tiene el teatro. Yo con No Concreto, estoy muy interesado en que sí vayamos a estos teatros hegemónicos y bellísimos como el Shakespeare, pero me interesa después llevarla a estos barrios de donde emerge y que, a lo mejor, gente que no se haya acercado al teatro se permita llegar a esta obra, compartirla y que emocionalmente la cruce.
Es muy probable que en este tipo de lugares tengan que prescindir de la iluminación, por obvias razones, pero no va a afectar a la obra, es público sensible que a lo mejor no tiene mucho acceso a espectáculos. Tiene todo para convertirse en un éxito, aunque no tenga esta bellísima iluminación.
Ojalá, ojalá así sea, muchas gracias, esto es solo el comienzo.

Tú eres empático, el texto, reitero, es poderoso y alude mucho a muchas situaciones identificables. Pese a que a mi no me gusta el fútbol, entiendo la importancia de este deporte en un país futbolero, en el que el niño no necesita un balón, el niño tiene una caja o un envase de refresco y ya tiene su pelota.
Exactamente, si, es un espacio muy democrático a pesar de que ya la primera división tiene sus propios manejos, el fútbol en la calle es un sitio de encuentro, tenemos muchos registros y textos a partir de el. Benedetti escribe mucho que el fútbol es ese punto de encuentro en donde un adulto recuerda que es niño por 90 minutos, entonces es eso. Y además, muchas veces en México es un lugar donde se colocan los sueños, entiendo que para nada son los únicos sueños, en este caso es el de este personaje y me da mucho gusto que haya conectado contigo, que dices que no tienes esta conexión con el fútbol pero algo que yo pienso de la pieza, más allá del elemento fútbol, es la necesidad de los anhelos para poder relacionarnos con estos otros lugares que a lo mejor a veces son más hostiles, la violencia, lo que nos avasalla, ¿con que nos anteponemos a ello?, con esos anhelos, con esos sueños, con esa danza, creo que no hay otro modo de poder habitar estos espacios.

En mi caso, que nunca conecté con el deporte, puedo sustituir la importancia del fútbol para este personaje, con el cual me identifico, entonces para mí en lugar del fútbol me voy con el teatro como su símil.
Ahora mismo lo es para mí también. El mío de niño era el fútbol, luego encuentro el escenario y de ahí se ha vuelto para mí, este lugar de sueños y de realidades donde construimos para aspirar a ser mejores individuos.
Supongo que mucho, pero ¿qué tanto hay de Diego en No Concreto?
En efecto, mucho, y no solo mío, pues más que una obra biográfica yo sí quería aludir a este lugar donde crecí, a mis compañeros de la secundaria, mis compañeras, a gente con la que en algún momento coincidimos en espacios muy similares, pero que la vida nos separó a realidades muy distintas. Varios de los personajes que se ven en la pieza tienen que ver con gente con la que crecí, algunos vivos, algunos ya finados, algunos en la cárcel, algunos con familia, o sea como nuestras vidas se volvieron tan disímiles, pero que en algún momento solo éramos unos chicos que se juntaban a platicar, y a veces a patear un balón.

Tu cuerpo, tu mente y hasta tus realidades van cambiando. Yo la primera vez que vi teatro fue mera coincidencia un policía me invitó a pasar a una pieza que no sabía que estaba sucediendo y me fascinó pero yo tuve esa fortuna…. …eso cambió tu vida… …totalmente, totalmente aun ahora, con los errores que voy cometiendo. Para mí el teatro es ese espacio de reflexión donde tengo la oportunidad de entender sensitivamente si puedo accionar de distintos modos mejores, o no, o simplemente entenderme a mí y lo que siento.
No todos mis compañeros y amigos tuvieron esa fortuna a lo mejor no con el teatro, con otros movimientos artísticos, a lo mejor con otros deportes, no todos la tuvieron, algunos tuvieron otras fortunas y algunos de plano sus vidas fueron rápidas y se calcinaron a sí mismas. Entonces para mí era muy importante contar una historia que viniera de allí, no tanto de mí, sino de dónde crecí.

Seguro que muchos nos podemos identificar con uno con varios de los personajes, pero estos, estas personas que inspiraron a los personajes, segurísimo que si los ven, se van a ver.
Es justo el cometido y que sea universal, donde hay un Caba en todos lados, hay una piojosa en todos lados, hay un Pumba, hay un papá hablando con su hijo, amándolo sin poder abrazarlo, todos estos espacios.
Con esta discapacidad emocional que padecemos muchos mexicanos y sobre todo varones.
Sí creo que en general los hombres mexicanos estamos muy discapacitados emocionalmente porque crecimos bajo una consigna que, afortunadamente poco a poco creo que se va diluyendo de: Los hombres no lloran, y el hecho de no poder llorar te limita a no poder manifestar, no llanto por dolor, se llora de gusto, se llora de emoción, de alegría, de tristeza.

Sí, poder entender esta emoción que a todos nos consume y que todos la tenemos y todos la producimos y poder darle los mejores cauces, de repente se vuelve un tabú, y es bien padre que lo digas porque, no lo dijimos en la obra pero tal cual es una parte del texto, la escritora cita Boys don’t cry, en algún momento era una de las piezas que consideramos, pero después Ismael Godínez construyó la música especial para la obra y creo que fue aún más acertada, pero si era una referencia hablar del pinche daño que nos ha hecho Los muchachos no lloran.
En la Muestra Nacional de Teatro me llamó particularmente la atención una situación que en el caso de No Concreto no es precisamente lo mismo, pero mucho tiene de ello, algo que yo denominé auto confesiones, la historia de No Concreto tiene que ver con Diego y me parece muy interesante esta necesidad de comunicación teatral entre los jóvenes.

Sí, yo creo que el teatro es muy grande, todo eso cabe, y es bien interesante acudir a las necesidades de cada tiempo, como se van trazando poéticas. En mi caso yo siempre seré un gran fanático de la historia y justo el año pasado había otra pieza de Boris Schoemann llamada Tierra oceana, me fascinó la obra. Yo también he tenido estas obras donde se parte de la persona para tejer otro tipo de discursos, más desde líneas donde lo liminal se va rompiendo, pero en ese momento yo dije, Órale tengo muchas ganas de hacer una obra que vuelva a una historia de un personaje ficticio pero que nos hable de la realidad que habitamos, y es un modo que yo en ese momento, y que en este, tengo la necesidad de abordar, como los hay tantos.
Al final del día algo que me encanta del teatro es que siempre es hablar de lo humano, desde las ópticas tan distintas como personas haya y eso es bello, todos cabemos, todas cabemos, todes cabemos.
Es un personaje ficticio porque no es la biografía de alguien, pero es bien real.
Exactamente, que acudimos a pretender hablar de lo humano de nosotros a partir de una historia, en este caso de la ficción. El maestro de Tavira tiene una frase bien bonita que dice: “No es real, pero no quiere decir que no sea verdadero”.

Él es un gran adaptador de todo un gran acervo cultural y hace su poética a partir de ello, pero ese entendimiento de la ficción que él tiene a mí me encantó, que la ficción no es real porque no está en el plano de lo real, pero eso no quiere decir que no sea verdadero. Pretendemos algo verdadero.
La obra está en su temporada de estreno, lamentablemente muy cortita. Seguro ya ustedes están calentando motores para moverla, porque esta obra no voy a decir que está viva, está naciendo y vaya que tiene vida por delante, tiene mucho futuro.
Ahorita es un poco ver que sucede con esta temporada, y a partir de ahí seguir construyendo. Sí, por supuesto que pienso darle más vida, mucha vida, sin embargo ahorita solo es el enfoque en las próximas funciones en el Foro Shakespeare, que es nuestro gran punto de partida este foro que nos ha acogido en esta ocasión, Zamora 7, nos quedan dos funciones los miércoles de febrero, y que venga toda la gente, que compren en línea porque se van acabando antes los boletos, y ojalá podamos compartir esta historia con todas las personas que se pueda.

La puesta en escena utiliza el teatro físico como vehículo principal, sumerge al público en un relato donde los cuerpos hablan y el movimiento revela emociones que las palabras no pueden expresar del todo. La historia narra el viaje retrospectivo de un hombre que, al enfrentarse a un momento decisivo en su vida, vuelve a las calles donde creció para comprender cómo su entorno lo moldeó, tanto en sus sueños como en sus heridas. Como lo advirtiera el gran Pablo Milanés al plantear la gran duda entre la infancia y la edad adulta: Cuanto gané… Cuanto perdí…

El teatro es de todos. ¡Asista!
Absolutamente recomendable..

No Concreto, de Thelma Carrizosa.
Dirección: Bárbara Alvarado.
Actuación: Diego Martínez Villa
Escenografía: Héctor Dorantes.
Iluminación: Jackie Brown Brittenham.
Música: Ismael Godínez Salinas.
Foro Shakespeare, Espacio Urgente 2, Zamora 7, Colonia Condesa, CDMX, Metro Chapultepec.
Miércoles, 20:30 horas, hasta el 26 de febrero de 2025.
Boletos: Disponibles en taquilla y a través de plataformas digitales.




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