Y ahora, ¿qué sigue?. Agustín León. Productor. Por: Salvador Perches Galván.
- eseperches
- 31 dic 2020
- 13 Min. de lectura
Actualizado: 14 ene 2021

El joven estudiante Agustín León, cursando la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, en la Universidad Intercontinental, descubre su verdadera vocación: La producción teatral. Hice una especialidad en producción, rememora, dentro de la misma carrera había ramas para especializarte y yo hice especialización en producción. Era producción en general, la UIC siempre iba enfocada más a los medios, el tema con la universidad, es que había un departamento de difusión cultural que promovía mucho el teatro; teatro musical y teatro de texto. Entonces desde como la mitad de la carrera, sin querer, caí ahí, en el teatro, hice varias cosas con difusión cultural, y, obviamente, tomé todas estas herramientas de producción que me dio la carrera de Ciencias de la Comunicación para llevarlas al teatro, sin que hubiera algo especializado en la materia. En ese entonces, estamos hablando de hace más de 20 años, no había una carrera de producción de teatro o de espectáculos, como si las hay ahora.
Hablando en términos coloquiales, ahí fue donde me prendió la vacuna. El teatro tiene algo que, yo creo que, a todos los que lo probamos, nos da adicción. Lo probé y dije: “esto es a lo que me quiero dedicar toda mi vida”, y de ahí empecé. Los últimos tres años de mi carrera hice teatro, una obra por año, y reafirmé: a esto me tengo que dedicar, y fue como empecé a buscar dónde podría, más que nada, aprender, sobre todo ya profesionalmente y fue como logré entrar a trabajar con Morris Gilbert a OCESA.
Volviendo a la adicción que da el teatro, esta se da en todos los niveles, siempre y cuando la primera experiencia sea grata, porque, seguramente, a mucha gente le ha pasado que, por vez primera ve de lo peor que pueda haber y los vacuna, al revés, para ausentarlos de por vida. Y eso es bien importante, porque hay muchos productores que no se preocupan por darle a la gente un espectáculo bueno y de calidad, y entonces caemos en estas malas producciones de gente que las hace por dinero, y la gente se queda con un mal sabor de boca. O del otro lado, mucha gente que está interesada en producir teatro y cae con la gente equivocada y entonces no quieren volver a saber nada de teatro, en su vida, porque hay gente que se aprovechan de la ignorancia, de la inocencia, o del entusiasmo de la gente nueva que quiere hacer teatro y quedan, justo, vacunados al revés, de no querer volver a saber nada del teatro.
Retomando su historia, este joven emprendedor, nos narra cómo se da su ingresó a las filas de ocesa, la empresa más poderosa de espectáculos en nuestro país.
Entré porque un compañero mío de la universidad, de, no me acuerdo si una o dos generaciones arriba de la mía, trabajaba muy, muy cerca de Morris, cuando salí de la universidad coincidí con él y me dijo: ¿qué estás haciendo?, estoy buscando, quiero teatro. La verdad no sabía que él trabajaba directamente con Morris.
Me empezó a platicar que era lo que hacía. Le dije, he mandado mi curriculum 20 veces y nadie me pela, si sabes de algo por favor avísame, y me hablo a las dos semanas. Me dijo, se necesita alguien para que entre a una producción nueva que se tiene que entrenar ¡ya!, y necesitan muchas manos, era Defendiendo al cavernícola, con César Bono.
Así fue como entré, me entrevistó la que ahora es mi socia, Lissy Castro, hicimos como clik, trabajamos muy bien juntos. La verdad es que yo caí en blandito, por un lado, en una producción que nadie se imaginó que iba a durar tantos años, y todo mundo fue muy amoroso para recibirme a mi, que era el nuevo, en todos los sentidos. Si había hecho cosas de teatro, pero nada profesional.
César Bono siempre fue muy amoroso y cariñoso, hasta el día de hoy, somos muy buenos amigos, nos queremos mucho. Héctor Bonilla que dirigió la obra también, la verdad es que fue muy, muy afortunada mi entrada al teatro, y una vez estando dentro, Morris me dio la oportunidad, luego de un par de años, de darme una producción ejecutiva. Hice 18 producciones ejecutivas con Morris.

Mi primera producción fue La prueba, estaban Ludwika Paleta, Ana Karina Guevara, Dominika Paleta, Plutarco Haza, en el teatro Diego Rivera, esa fue mi primera producción ejecutiva. La escenografía que hizo Laura Rode era padrísima, la iluminación, la verdad fue un proyecto bien padre. Para mí fue, en principio, difícil porque sentía todo el compromiso y el peso de la empresa y de que tenía que hacerlo bien. Le dediqué todos los conocimientos que tenía en ese momento. Tuve, obviamente, todo el apoyo de toda la empresa, porque, si hay mucho apoyo de cada departamento para que salgan los proyectos adelante, entonces fue una muy buena experiencia, la verdad.
Aquella fue una muy buena temporada de ocesa y Mejor teatro, produjeron teatro de cámara, teatro de texto, memorable, para muestra, unos botones: La duda, …casi. Un pueblo. Yo tuve la fortuna de hacer muchas de esas obras Visitando al señor Green, El método Gronholm que era un texto padrísimo, era una obra muy interesante, La prueba, Un dios salvaje, Gorda que dirigió Daniel Veronese, primero con una española y después Cristina Pastor, que lo hacía maravillosamente, y con Héctor Suárez Gomís, que es fabuloso.

En ese momento ocesa estaba muy preocupada por hacer teatro de calidad, muy propositivo, al margen de los grandes musicales. Siempre buscábamos la manera de que fueran atractivas para el público, yo entiendo o creo entender, el objetivo de remontar obras, porque fueron muy exitosas y en estos tiempos es importante llevar a la gente al teatro, tal vez con un título un poco más comercial, o ya conocido, o más recomendado, también para que la empresa pueda tener más recursos. Siempre ha sido difícil llevar a la gente al teatro y creo que, hasta cierto punto, es más fácil llevarla con una obra que tiene la garantía de que la gente se la va a pasar bien. Una obra de éxito probado, pero no hay que perder de vista que hay que traer buenos textos, obras nuevas, hay muchísimo teatro para traer a México que no se ha presentado y tratar de hacer un poco un equilibrio. En aquella época, por ejemplo, convivían Orgasmos, la comedia, con Casi. Un pueblo… en el mismo teatro.

Mi obra debut, Defendiendo al cavernícola, fue una obra que costó mucho trabajo levantar, en el teatro San Ángel. César Bono venía de hacer un papel como de vestida en Diseñador ambos sexos, entonces a la gente le costaba trabajo verlo de macho cavernícola Pero la verdad es que, independientemente del estigma que tenga César del cine de ficheras, que hizo muchísimo, o de estos personajes como Mi secretaria o Diseñador ambos sexos, César es un gran actor, gran, gran actor. Esa obra en particular yo lo tengo mucho cariño, obviamente porque fue mi primera obra profesional, y porque me la lleve de gira, fuimos a todo el país, porque era una producción sencilla de mover y para mí era impresionante ver cómo César se preparaba para cada función, verlo calentar antes de entrar al escenario y entraba como un toro, para mi era impresionante verlo, me encanta, me encanta César como actor.
Ahora León nos platica cuáles son, las funciones que tiene un productor ejecutivo: Toda la administración de los recursos. Normalmente, lo que consiste mi trabajo es darle forma al proyecto en general. Me encargo de contratar a toda la gente, recursos humanos, vamos. Diseñadores, actores, acomodadores, taquilleros, toda esa gente. Hacer toda la logística, armo un calendario de producción; digo, tal día se tiene que empezar a ensayar para poder legar al día del estreno; este día se tiene que empezar a construir la escenografía; este día tenemos que estar con los boletos a la venta; este día se tiene que poner la marquesina. Toda la calendarización del proyecto, la hago yo.

Y el presupuesto, que, ahora sí que es como el esqueleto del proyecto, y yo lo voy distribuyendo. Ya sea que yo haga un presupuesto y el productor diga: Va la lana, o que diga: Tengo esta cantidad de dinero y con esto lo vamos a hacer, y sobre eso, yo trabajo el presupuesto.
Estuve 10 años en ocesa, fue un ratote. Y ya tiene 8 años que deje de trabajar con Morris. Con Morris tengo una muy buena relación, lo admiro muchísimo, para mí, siempre será mi gran maestro de la producción teatral.
Saliendo de ahí, hice un par de cosas en TV Azteca con Felipe Fernández del Paso, y luego me volví a clavar en el teatro. La verdad el no estar en ocesa me dio la oportunidad de hacer un montón de cosas que, tal vez, si quería hacer, pero no me imaginé que iba a hacer, televisión; estuve un año de gira con Daniela Romo, hice pasarelas, hice un montón de cosas.

La primera producción de teatro que hice después de trabajar en ocesa fue Tennessee en cuerpo y alma en la Casa del Lago, con Hernán Mendoza, Itatí Cantoral, Dora Cordero y Eduardo Tanús y después la llevamos a Guadalajara, porque era una coproducción con la Universidad de Guadalajara. Ese fue mi debut como productor independiente. Un debut afortunado, cobijado por la UNAM, La Casa del Lago, que era el lugar perfecto para esa obra. Era un equipo de primera.
Saliendo de ocesa recibí una llamada de Francisco Franco, me dijo: Te estoy persiguiendo desde hace mucho y ya quería que salieras de ocesa para que hicieras algo conmigo, tengo Tennessee en cuerpo y alma, ¡que me hablara Francisco Franco!, yo lo admiro muchísimo. No lo pensé ni dos segundos, le dije, Si, ya, ¿en dónde firmo?.
Para mí, fue una diferencia muy grande de venir haciendo todas estas obras, que tenían el respaldo de ocesa, a hacer algo tan íntimo y tan cultural. Teníamos a Itatí, que no viene de este lado cultural sino del comercial, pero se hacía un equilibrio interesante.

De 8 años para acá, llevo, yo creo, casi la misma cantidad que cuando estaba en ocesa. He hecho 16 obras después de que salí de ocesa. Ahora sí que de a dos por año.

No hemos descuidado la dramaturgia nacional y retomamos un maravilloso texto del maestro Emilio Carballido, Orinoco, e hicimos un espectáculo poderoso en el nuevo teatro Silvia Pinal, con una escenografía impactante.

Siempre apostando por lo diferente, lo novedoso, hace dos años llevamos, con la complicidad de Víctor Zapatero y Renata Wimer, Broken heart story, obra que apuesta por una narrativa diferente, arriesgada, en la que, a través del multimedia creamos universos y personales genuinos, dándole una estética surrealista que rescata el sutil sentido del humor y la profundidad emocional de la dramaturga finlandesa Saara Turunen, quien retrata la personalidad escondida en todo ser humano imperfecto e inseguro, a través de una sarcástica dualidad femenina.
Sin la menor duda, ocesa fue una gran escuela, un gran aprendizaje, y todo lo aprendido y aprehendido ahí, lo he puesto en la práctica yo solo. Pero siento que profesionalmente crecí mucho a partir de mi salida de ocesa, porque me permití regarla, a veces, del error se aprende. Porque no tenía ya el respaldo de un ejército de gente que hay en ocesa. En ocesa, como productor ejecutivo yo estaba acostumbrado a que tenía un departamento de prensa, un departamento de diseño, un departamento de contabilidad, uno de administración, uno de marketing.
Y el estar fuera de la empresa y tener que hacerlo, no necesariamente yo, pero si llevar la batuta absoluta de todo, para mí si fue un gran aprendizaje, y la verdad es que creo que no pude haber tomado mejor decisión que salir de ahí para mi crecimiento profesional.
Siempre se dice que el teatro está en crisis, siempre se especula que va a desaparecer. Nunca desaparecerá, si no lo mató el cine, que era un gran, gran rival, si no lo mató otro gran adversario, la televisión; el covid no lo matará tampoco. Sin duda, esta pandemia si nos ha puesto en jaque, no nada más al teatro, a la humanidad entera y a todas las áreas del conocimiento y de la empresa en el mundo.

No voy a negar que ha sido un proceso difícil y creo que más, emocionalmente hablando, porque al ser humano no nos gusta estar en la incertidumbre, y muy al principio de todo esto, que no sabíamos en realidad que es lo que estaba pasando, que es lo que iba a pasar, y cuánto tiempo iba a durar. Nadie nos imaginamos que después de todos los meses que llevamos de pandemia, íbamos a finalizar el año así. Obviamente con sus “avances”, entre comillas, pero si fue, en un principio, muy difícil.
Ciertamente, el teatro ha buscado la manera de adaptarse, todos hemos buscado la manera de adaptarnos a esta nueva “normalidad”, de aquí a que acabe la pandemia. La vacuna de Pfizer ya se está empezando a aplicar, entonces es un poco como ver la luz al final del camino.
Hemos buscado opciones, hice streaming de Un acto de dios, y la verdad es que nos fue muy bien, la respuesta de la gente fue increíble.

Desde hace ya varios años doy un curso de producción, siempre lo doy presencial, para mi, siendo alguien de teatro, es muy importante tener este contacto en vivo con la gente, para mí, es muy extraño tener una junta o cualquier cosa por zoom o video llamada, es como raro, me gusta ver a la gente, vibrarla, ver sus movimientos,
toda esta comunicación interpersonal
que se da en una conversación.
Mi socia Lissy Castro, y yo, decidimos dar el curso de producción en línea, cosa que nunca habíamos hecho, y te puedo decir que fue una experiencia increíble, aparte fue un grupo muy, muy entusiasta y que tenía el tiempo para clavarse y trabajarlo, porque es un curso muy práctico. Otra ventaja que tuvimos fue que le pudimos llegar a mucha gente de otros estados de la república. Normalmente lo damos aquí en la ciudad de México, entonces gente que lo quiere tomar en Guadalajara, Puebla, Monterrey, les es un poco complicado y la verdad es que tampoco lo hemos llevado a otros lugares, entonces para mi eso fue muy interesante, ver a esta gente de otros lugares interesada en producir teatro, en saber cómo hacerlo, y que nosotros aprendiéramos de la problemática de hacer teatro en cada lugar de la república, también fue muy interesante.
Con Un acto de dios, hicimos una gira por las ciudades principales de la república, pero no llegamos a muchos lugares, y ahora la ventaja del straming es que le puedes llegar a toda la gente que quieras, en cualquier parte del mundo, en los cinco continentes, eso te abre puertas que, tal vez, no pensaste que ibas a llegar a abrir.

Hacer teatro en straming, la verdad es que, yo creo que nunca nadie nos imaginamos que iba a suceder. En Broadway se usaba mucho grabar una obra y después vender un DVD, pero hacer una obra que te estén viendo en vivo en distintas partes del país y del mundo y tengas el público virtual, es una sensación muy rara. El día que hicimos el primer streamig estaba más nervioso que en cualquier estreno en mi vida, porque era el nervio de que la función saliera muy bien, a pesar de que hemos hecho mas de 200 funciones con esa obra.
Fue en vivo, teníamos algo de público, obviamente con las restricciones sanitarias, el 30%, con cubrebocas, separados, y demás. Que corriera bien la función, que el público estuviera bien y se sintiera seguro, que no chocara uno de los actores que está entre el público con las cámaras, que la transmisión saliera bien, que mandáramos buena señal para tikcetmaster, que a tikcetmaster no se le cayera la plataforma a la hora de la función. Eran mucho más factores que a los que estamos acostumbrados en un estreno normal en el teatro, porque hay muchos factores externos. Y, aparte, saber que te está viendo el autor de la obra, y que te están viendo de muchas partes del mundo, entonces es agregarle una rayita más al stress, pero, la verdad es que yo quede muy, muy contento con los resultados, fue un gran resultado.
Esto también te abre el panorama de decir: ya hicimos algo así ahora, ¿qué sigue? mientras volvemos a la normalidad, tal vez hacer otras funciones así, o hacer una retransmisión. He visto a mucha gente que ha hecho cosas específicamente para streaming, también se hacen combinaciones de partes grabadas y partes en vivo. Ahora si que tenemos que echar a volar la imaginación para rescatar el teatro, rescatar nuestra forma de vida y nuestra creatividad, en esta situación tan peculiar que estamos viviendo.

En marzo tenía en cartelera Los chicos de la banda, y Corazón gordito, obviamente, tuvimos que cerrar. Corazón gordito ya no regresa, tal vez en un futuro, porque es una obra súper bonita, la dirigía Angelica Rogel, toca un tema muy, fuerte, pero de una manera tan sutil y tan bonita que era inevitable derramar la lagrimita, estaba bien bonita.
Y Los chicos de la banda, que estrenamos en octubre de 2019, estábamos a punto de celebrar nuestras 100 representaciones al siguiente fin de semana y tuvimos que cerrar, fue un poco frustrante, pero se entiende la situación y tampoco se quiere arriesgar al público y arriesgarnos nosotros. Estamos esperando el momento de regresar, celebrar nuestras cien representaciones y continuar con la temporada.
Una obra que, en su estreno en México en 1974, dirigida por Nancy Cárdenas, levantó ámpula, que la misma directora la remonto tiempo después para ofrecer un montaje aburrido y envejecido y que ahora se presenta una versión renovada.

Pilar Boliver es una muy buena directora y esta creciendo mucho en la dirección, todos sabemos que es una excelente actriz, y últimamente, que ha estado trabajando mucho como directora, creo que logra cosas bien interesantes y bien padres. Es muy meticulosa, ella, siendo actriz, se preocupa mucho por el texto, por cómo manejar al público. Si algo tiene Pilar es que domina la comedia, lo sabe hacer perfectamente y sabe cómo echarse al público a la bolsa, y como directora se lo transmite muy bien a los actores.
Creo que hizo un trabajo impecable, a mí me encanta trabajar con Pilar, aparte me divierto muchísimo y tenemos tantos años de conocernos y de trabajar juntos que para mí es un placer trabajar con ella.
Si le dio una muy buena refrescada a la obra, y quieras o no, sigue siendo tema de actualidad, la comunidad gay vive, hasta cierto punto escondida, aunque hay más apertura y ha habido muchos cambios, yo creo que en los últimos 20 años, pero el mundo gay sigue siendo juzgado por el mundo heterosexual, entonces seguiremos haciendo nuestra labor social con esa obra.
Para estos meses en standby tenía un proyecto que hace mucho tengo ganas de hacer, que, lamentablemente, por ahora está cancelado, pero no descartó la posibilidad de hacerlo más adelante. Es una obra de Javier Daulte, que nos conocimos cuando hicimos Un Dios salvaje, porque el vino de Argentina a dirigirla e hicimos muy buen equipo de trabajo, hicimos buena amistad y tengo varias obras que quiero hacer de él, me gusta mucho como escritor, y como director, me encanta. Tenía una obra que íbamos a hacer juntos, yo quería traerlo, pero el proyecto se cayó.
También tenía un infantil que íbamos a estrenar en marzo, pero unos meses antes decidimos posponerlo. Mi siguiente estreno era esta obra de Daulte, en mayo íbamos a estrenar y decidimos cancelarla.
Y lo que sigue, voy a dar otra vez mi curso de producción teatral. Seguramente haremos más streamings con Un acto de Dios o una retransmisión, todavía no sabemos. Me hablaron para hacer un musical pequeño, pero hasta el 2022, y me ofrecieron otra obra que seguramente ira para el Helénico para el último trimestre del 2021.
Se siguen moviendo las cosas, lo cual a mí me da mucho gusto. Los teatreros queremos seguir haciendo teatro, y como bien dices, ¡No va a desaparecer!, yo también creo que nada va a matar al teatro, ni una pandemia, ni una guerra, nada, ni el internet, ni la televisión, nada, nada va a matar al teatro. Va a seguir.
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Y el demonio covid, recargado y con nueva cepa, en el naciente 2021, no da tregua, y la forma mas segura y responsable para protegerse de el es el cuidado y, para quienes pueden hacerlo, el confinamiento, que no necesariamente implica aburrimiento, aunque si hay mucha gente muy desesperada por el encierro.
Y, a propósito de la parte académica de este joven, pero experimentado productor, muy buenas noticias. Está por arrancar su próximo curso de... producción teatral, por supuesto.
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