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Toda creación requiere experimentación. Por: Salvador Perches Galván.



¿Qué significa ser sujeto del arte?

¿Qué pasa cuando esa joven crece e intenta hacer una vida?

¿En algún momento escapa lo que resta del paraíso de la invención?

El arte es algo peligroso ya que puede conceder la inmortalidad.

Pero seguro algo tan serio como la inmortalidad,

lleva consigo un precio que pagar.

Lo que más me interesaba era ese precio y las secuelas de pagarlo.

Isabela Coppel


Después de meses de ausencia, un célebre escritor vuelve a casa a encarar los problemas de su familia. El escritor se encuentra con una hija problemática que se comporta violentamente y una esposa distante, alcohólica y al borde de la histeria. La pareja se verá obligada a enfrentar los demonios del pasado, demonios de una familia fragmentada, que saldrán a la luz en la dolorosa pelea por la custodia de la niña. Sin poder evitarlo, el matrimonio terminará por colapsar en una terrible batalla de la que nadie sale ganando.


Es la síntesis argumental de El paraíso de la invención, de Isabela Coppel, obra 100% mexicana, de nivel internacional, cualidad a la que contribuyó, a partir del brillante texto, Lorena Maza, destacada directora, responsable de la puesta en escena y, algo muy importante, dado que, de momento solo se podrá disfrutar on line, de la puesta en cámara.

A mí me dio el texto la autora, afirma Maza, Isabella Coppel, una chava jovencita, de 25 años, super talentosa, muy brillante y la verdad es que, para ser su opera prima, me sorprendió mucho. Ella está estudiando teatro en Nueva York, principalmente dramaturgia, pero tiene mucha idea. Ha visto muchísimo teatro, teatro y ópera. Primero la quería dirigir ella, me pidió si la podía asesorar, ser su mentora en la puesta en escena. Le dije que sí, después todo cambia, además ella entra a la maestría y me dice: Por favor, dirígela tú. Con mucho gusto.

Esto fue todavía en teatro, antes de la pandemia. Estaba planeada para estrenarse en verano en teatro, tal cual, viene la pandemia, y la productora, Regina Solorzano, quien tiene una productora de cine que se llama Talipot Studio, me dijo: Lorena, ya tenemos el presupuesto para esta pieza, no quiero dejar pasar el año sin hacerla, ¿por qué no la filmamos?, hacemos lo que todo el mundo está haciendo, que es llevar el teatro a las plataformas digitales.


Si grabas una obra de teatro como el National Theatre de Londres, que joya, tienen seis cámaras, grúa, toda la infraestructura, y toda la vida de experiencia, lo llevan haciendo años y es divino.

Acá, desafortunadamente las grabaciones que tenemos pre pandemia, son más que nada registro, para difusión y para el archivo. Todo ese material se empezó a subir y no estaba padre, el teatro grabado, por lo general, es feo. Ya superamos la etapa de una cámara frontal a cuadro abierto, que eso si no lo aguanta nadie. Todo lo que ahora se está haciendo tiene mucho más sentido.


Esto era distinto porque no era una obra ya montada, íbamos a montar la obra. Y aquí viene el primer el primer reto y lo que es más interesante, montamos la obra para ser grabada con tres cámaras.

Hicimos, como certeramente dices, puesta en cámara. Monté las escenas para ser grabadas, y no sabes lo extraño y loco y raro, porque yo tengo el teatro metido en mi DNA, es mi elemento, entonces todo lo quería ver frontal, ¡y no!.


Echamos a andar el proyecto y convocamos este elenco, por no dejar, y todos aceptaron, 1) porque el texto es hermoso y 2), porque todos estamos ávidos de volver a trabajar, de hacer teatro, de actuar, de dirigir. Entonces, todos felices además de experimentar un nuevo formato, un híbrido, un híbrido que le haga justicia, tanto al teatro, como al cine, o que no desvirtúe ni al teatro ni al cine, sino encontrar un lenguaje propio para estos efectos.


Toda creación requiere experimentación. Para mantenerse vigente, el arte tiene que evolucionar y es una de las cosas, creo, positivas de esta pandemia, que nos obligó a reinventarnos, a buscar otro formato, otro lenguaje, que tenga sentido, que no deje de ser teatro. De hecho, deja de ser teatro, en cuanto que el teatro es presencial, eso es imposible y punto, entonces, teatro, como lo conocemos, no es. Podemos aspirar, si no a lo presencial, a varias otras cosas, por ejemplo, un streaming en vivo.

Lo vivo del teatro, que fue otro de los experimentos que se empezaron a dar, primero, todo el mundo subió sus contenidos ya grabados, medio chafas, no eran interesantes, algunos sí. Después la gente empezó a hacer contenidos explícitamente para este medio, pero, al inicio, todavía no le agarrábamos.


No me convenció, no me gustó, me aburrió, era mal teatro, o era mal cine, me distraía mucho, no se había logrado una convención, digamos, propia, no creada para, sino muy forzada, entonces ese segundo experimento tampoco fue.

De repente dije okay, no podemos hacerlo en streaming en vivo, porque es muy riesgoso, muy caro para arriesgarte a que se vaya la señal, no te puedas conectar, etcétera, etcétera, y además, yo de verdad quería explorar otra cosa.

Llevo dos años estudiando cine. Ya he hecho tele, muchas telenovelas en TV Azteca, qué fue como aprendí a hacer tele. Por un lado, quería aprender, por otro, quería capitalizarme, porque, lo sabes, de repente es tan difícil vivir del teatro, y me interesa la televisión por el alcance.


Mi afán ahora es que quiero hacer cine también, y series, que es una tele de calidad, con contenidos de calidad.

Al tener ya idea de lo que podría ser el siguiente paso, empecé a imaginar donde estaban las cámaras, primero decidí que el teatro iba a ser un personaje más, y que mi espacio dramático iba a ser el teatro.

No quería escenografía, te voy a decir por qué. Una de las principales diferencias entre el teatro y el cine es que el cine es realista, casi siempre, puede ser simbólico y poético, pero es esencialmente realista, y el teatro es metafórico, por mucho que hagas un género realista, es decir, tienes tres palos y es la entrada al castillo de Macbeth, porque la convención te lo permite y se da como un signo que lleva a la gente a entrar en la convención y es muy metafórico.


Entonces yo no podía pretender hacer una escenografía teatral para filmar esto, además no teníamos tampoco tanto presupuesto, o hacíamos escenografía, o lo grabábamos, entonces tuvimos que ponderar y fue interesantísimo. Decidí: no quiero escenografía, voy a usar el teatro, todo: las butacas, los desahogos, el puente de tramoya, obviamente el escenario, el camerino, el sótano, hasta la fachada y la marquesina, y voy a generar ahí las escenas donde, lo que sostenga toda esta ficción sean la actuación y el texto. Si requiere de vestuario. porque tampoco quieres distraer al espectador que ve entrar a Marina de Tavira en jeans, ya es demasiado. Quisimos generar, sí, una convención que es inevitable porque quería que siguiera siendo teatro, y por otro lado, hay momentos que se te olvida porque se cierra la cámara, se va a esa intimidad del close up, que se te olvida que estás en un teatro, y luego se abre otra vez la cámara y vuelves a estar allí.


Empecé a dirigir, a dilucidar esto, a entenderlo, a imaginarlo como un experimento y un aprendizaje. Si soy sincera, al inicio no sabíamos si lo íbamos a lograr, máxime que se grabó en dos días, un texto de esta magnitud, en cine lo haces en 8 semanas, y luego 4 de post, pues yo grabé en dos días y una semana de post.

Si ensayé como teatro. Ensayamos tres semanas en zoom, loquísimo, con su retraso, con su “no oigo”, ¿qué dijiste?, quien está hablando interrumpe al otro, complicado fue dirigir así, actores, tonos, texto, intenciones, ¡pero sirvió!, porque todos entramos en lo mismo, yo di la línea y todos empezamos a imaginar lo que sería.


Sobre todo, las preguntas de los actores eran: ¿voy a proyectar? o ¿voy a usar micrófono?, y una de las primeras cosas que supe, era que íbamos a usar micrófono. El teatro filmado, gritando, proyectado es espantoso, entonces decidí usar micrófonos. Es cine, es cerquita, entonces no tienes que proyectar, no tienes que llegar al último espectador.

De entrada, empezamos a buscar, en el género, el tono adecuado para la cámara. De repente si hay una proyección mayor, por ejemplo, cuando está Marina con el abogado en el desahogo, se desplaza al escenario, a un monólogo hiper teatral, donde la cámara al final hace un zoom in hasta close up a su rostro, y ahí quise que fuera teatral. Es sutil, pero Marina sube su energía, sube su expresión energética y de voz, y lo lleva a algo más teatral.

O cuando esta Poncho con el abogado en el puente de tramoya y están en chiquito, chiquito, ahí use una sola cámara, deje que corriera y están estos personajes que entran y salen hablando muy para la intimidad, ahí jugué con el foco, no quise ir y venir, ir y venir, sino que entraran y salieran de foco. Como en la escena del pleito familiar, donde la niña grita y se pone a dar vueltas, entra y sale de cuadro, frente a los papás.


Fui descubriendo esas cosas en ensayos porque, como te decía, acostumbrada a sentarme siempre de frente para ensayar, de repente estaba en la esquina, agachada, porque la cámara está en el piso cuando se sienta la niña y ya no quiere oír a los padres pelear, y yo sentadita desde ahí viendo la escena, encuadrando con mis manos, claro, de repente no me era tan natural como el teatro.

En tres semanas de zoom hicimos eso, luego hicimos una semana de ensayo en el teatro, los actores y yo, para ubicarnos en el espacio, para dimensionarlo y ajustar tono y sólo tuve un ensayo con cámara y después la grabación.


Por otro lado, la iluminación también es un reto porque me di cuenta que es muy bella la iluminación teatral, vista desde el patio de butacas, pero para escenas cerradas en pantalla, no sirve esa iluminación, es muy quemada, muy fuerte, muy intensa. Hay que usar iluminación cinematográfica, y no tuve iluminación cinematográfica, sino teatral, la tuve que bajar lo más posible, y luego corregir en post. Fue uno de mis aprendizajes a ese respecto. Si vas a trabajar en un teatro, hay iluminación teatral, y, si vas a grabar, tiene que haber iluminación más difusa, cinematográfica, etcétera, de todas formas, jugué bastante con claroscuros.


Una vez con las cámaras ahí, yo iba de cámara en cámara tratando de ver lo que estaba viendo la cámara, tratando de imaginar cómo iba a editar, qué parte de la escena iba a usar, desde qué ángulo. Por lo general ya lo tenía definido, hice mi storyboard, pero también me di cuenta de cosas in situ, que modifiqué ahí. Y luego cambié mucho cuando vi el material y edité, esta toma que yo pensé que era la buena resulta que no lo es, y es esta otra.

Era terreno desconocido, terra incógnita, y fue muy emocionante, muy divertido, tuvo sus momentos de incertidumbre, como en toda creación. Además, debo decir, siempre hay momentos en que te sientes pérdida o de repente se va para otro lado y no te diste cuenta cómo, cosas normales en los procesos creativos, sobre todo cuando estás buscando algo distinto, y, dentro de todo yo quise también hacerle honor al texto, que se contara la historia siempre fue mi objetivo primordial, no quise hacer mucho juego, ni escénico, ni de cámaras, no era el momento de esa, ni parafernalia escénica, ni, como decía mi maestro Margules, ningún tipo de efectismo, porque finalmente quería un producto más puro.


Creo que tomé la mejor decisión, porque se cuenta la historia, se oye el texto, lucen los actores, como bien dices Marina está espléndida; Alfonso es un gran actor, lo que pasa es que ha hecho poco teatro, ha hecho cine, series, y quiere, además, cada vez ser mejor, nunca deja de buscar, de preguntar, de estudiar. Regina, que aceptó un papel pequeño, porque le interesó el equipo y le interesó el texto y le encantó la idea de buscar este experimento y entrar a pisar un escenario.

El primer día que pisamos el escenario, para ensayar la primera vez, todos queríamos llorar, se nos enchino la piel, te lo juro.


Y una niña, Catalina Zavala, que no es actriz, es la segunda cosa que hace, le entró con todo, los horarios, los tiempos. Es muy fuerte para una niña, el ritmo, la exigencia, muy bien ella. Catalina tiene algo de la niña, y también, esa niña. es poco autobiográfico de Isabela, me imagino a Isabela perfectamente leyendo todo a los nueve años, todas las referencias culturales, es una chava que ha leído todo a sus 25 años, todo lo leíble, legible, alrededor de los griegos del teatro y de Shakespeare.

El paraíso de la invención, viene del prólogo de Enrique V de Shakespeare y habla, justamente, del precio que se paga por acceder a este lugar, que llamaba Shakespeare, el paraíso de la invención, al que las musas llevan los artistas a buscar la imaginación, a encontrar la imaginación, para que surja la creatividad, y el precio que se paga por acceder a este lugar.


Y es parte del tema, ¿qué es ser sujeto de arte?, el arte, como la madre, que es la inspiración y que encuentra la identidad siendo la musa de un artista, y que al morir ese artista se pierde, se vuelve alcohólica hasta que se va del otro lado, porque ya no se ancla en un mundo donde ella no es la inspiración del gran creador. Y por otro lado ¿qué es ser un creador?, el esposo que, al ser un gran escritor, se vuelve un padre ausente y un esposo, ausente y poco amoroso. Esto causa una devastación en la familia.

Este texto tiene un tono muy de la autora, y es de una sagacidad y de un humor negro. Es comedia negra con tintes trágicos. A mí me gusta definir el género, el estilo y el tono, me gusta mucho el estudio de la teoría dramática porque realmente te dice muchísimo de como debes entonar, y el texto trae este tono que te hace sonreír. De repente sueltas una risa, y luego el llanto. Y te sonríes de cosas atroces, eso es lo que es el humor negro, el humor negro lo único que está haciendo es esconder, detrás de la risa, lo más profundo y atroz. Eso tiene Isabela, esa capacidad de ir a la profundidad trágica, pero lo que está en primer plano es esto, un poco cínico y cómico.


Como la conflictiva relación de la madre, que no soporta a la hija, dice que está loca, que es violenta, pero no se puede desprender de ella.

Es lo que le da sentido a su vida, es lo que la ancla, lo tiene ahí, con una manita agarrada de la vida. Por eso tiene sentimientos encontrados con esta hija a la que quiere amar, pero no puede porque le da miedo perderla, y, por otro lado, no se siente completa porque dejó de ser esa inspiración, porque el nuevo marido resulta ser hermano del anterior, vive a la sombra de su hermano, y, de alguna manera al heredar a la esposa, al tener una hija con ella, entra en su propio abismo sin saber cómo conciliar la familia y su vida en el arte. Invadí la última escena de azul, para mi representaba este dejarse ir de la madre en este abismo. De ser sujeto del arte, perderse en ese cuadro donde ella fue feliz y el cuadro que le daba sentido de identidad.


Es un texto muy interesante, con muchas capas, y creo que el trabajo es muy digno para el tiempo y las condiciones de trabajo. No vuelvo a hacer esto en dos días y un solo ensayo con cámara, fue una locura. Aprendí muchísimo, cosas que no me van a volver a pasar porque las entendí perfectamente y aun así se logró algo interesante y bello, porque todos los elementos son de primera, y sí, le pensamos, lo planeamos y lo visualizamos. Aunque es un experimento creo que es redondo y se cumple la historia. La obra, para mi gusto, texto, puesta en escena y puesta en cámara son de exportación, además es un texto que funciona, en cualquier parte del mundo.

Isabela me decía que por eso les puso, mamá, papá, niña, nana, abogado, sin nombres, porque quería jugar un poco a algo más abstracto, más universal. Yo tengo una teoría, que es dicha por muchos maestros, que, entre más personal una historia, más universal. Entre más local, precisa y particular, se vuelve muy, muy universal. Sin embargo, también está el otro extremo, como éste, es decir, no es una historia de alguien en especial, no puedo decir tampoco que son personajes tipo, porque es mucho más allá, mucho más profundo, contradictorio y complejo. Es una historia que puede suceder en cualquier ciudad del mundo, en cierta clase social, y, sin embargo, las cosas que suceden, son cosas con las que te identificas.


Y se para Isabel en los griegos, que más universal que eso. Para ella esta es la historia de Medea, y Cadmo, uno de los argonautas es el fundador de Tebas. Edipo, y todas las referencias que hay, todo lo que existe en la obra está tan pensado, tan relacionada una cosa con otra. Scott Fitzgerald tenía una mujer escritora, que se opacó y se amargó frente a: hay que alabar y cuidar y dejar paso al genial señor escritor. También está inspirado en la esposa de Modigliani, que, a los 8 meses de embarazo se echa por la ventada después de la muerte de Modigliani, pintora también. En fin, y por qué Dylan Thomas en el poema sobre la muerte del final del papá y ella. y lo que significa para cada uno, y por qué Emily Dickinson. y por qué todo, la balalaika, por qué es judío Cadmó, y por qué está leyendo el Corán. Es un compendio de citas culturales, pero no es erudición por erudición, ni exhibición pedante, está arraigado y está relacionada una cosa con otra. Alfonso está vestido como Scott Fitzgerald, es un detalle que nadie sabe, y también le da un aire de cualquier época porque es hoy, pero no es hoy, pero si es hoy. Marina está vestida inspirada en mujeres glamorosas de los 40’s, 50’s, tiene un aire clásico, entonces tienen todos un aire de ficción, o de teatro o de cine, y un aire clásico. Este híbrido que se logró, también de época y de genérico, que logró Anahí Ramos Maza, mi prima, nunca habíamos trabajado juntas porque Anahí hace cine, pero quise invitarla precisamente por eso, porque iba a hacer cine en un teatro y entendió perfecto. Los vistió precioso. Todo esto viene del texto, todo viene de la autora, todo, son líneas y sugerencias y provocaciones, y cuando vas entendiendo la relación entre todos los elementos, dices wow, ¡que escritora!, por eso la escribe en tres semanas y tarda tres años en pulirla.


En la memoria surge, de súbito Nora… … claro… …Nora se va de su casa de muñecas, y la mamá también se va, se va en el alcohol.

Ahora, Nora es una tragedia de sublimación, Nora es un final feliz para las mujeres, es genial, y abrió la puerta al feminismo: vámonos, salgamos del clóset. Esta, tiene mucho de ¿cuántas otras heroínas?, desde Medea, que ve como le fue, estoy pensando en Rita Hayworth, y en miles de películas, en las heroínas clásicas. Eso es lo bonito del texto. Y de tu puesta en escena y de tu puesta en cámara. Este es teatro bien filmado, similar, a lo que hizo Diego del Río, Coordenadas sutiles, donde también el teatro era el gran protagonista. En ninguna de las dos se traiciona, al teatro, porque ustedes son gente de teatro, pero aplicando toda la técnica audiovisual, para no traicionar al que es su propio medio, el teatro.

Exacto, porque puedo hacer un corto, puedo hacer cine, pero esa es otra cosa. ¿Qué haces con él teatro?, darle chamba a los técnicos, a los productores, y ellos a nosotros. Seguir generando la cadena productiva de las artes escénicas, que en este momento es bien importante, a los diseñadores, a los realizadores.


Ahora ¿cómo la gente va a poder ver esto?, ni modo, a través de una pantalla porque es digital, entonces a entrarle a eso. Y en esas estamos, reinventando el hilo negro, y felices esperando volver al teatro presencial, pero mientras, divertirnos, hacerlo bien, de calidad, buscarle, arriesgarte, a ver para donde. Y hacer cosas.

Producción de Talipot Studio y MIO Projects, El Paraíso de la invención es una historia sobre el fracaso, el duelo y el amor. Es un relato íntimo en el que los protagonistas revelan las batallas que tuvieron y tienen que librar, desde su niñez hasta su madurez, en una sociedad que manipula la construcción de lo que es una familia, con la cual tendrán que confrontarse y decidir cuál es la historia que quieren tener.


El equipo creativo lo integran: Isabela Coppel en la dramaturgia; Lorena Maza, directora; Santiago Torres, director de fotografía; Víctor Zapatero, iluminación; Carlos García Noriega Bueno, escenografía; Paula Astorga Riestra, con Home Films en la producción audiovisual; María Inés Olmedo, productora; Lucía Romo como productora ejecutiva, por parte de MIO Projects. El Paraíso de la invención es una producción de Regina Solórzano, CEO de Talipot Studio.


Todos pusimos, nadie cobró lo que cobra para hacerlo. Y las pruebas covid, nada más el protocolo encarece el proyecto no sé qué porcentaje, pero es mucha lana. Todos nos hicimos 5, 6 7 pruebas, más dos gentes de covid sanitizando, más otras cosas, entonces sí es justo y necesario que cobremos todos y que el púbico aporte por un entretenimiento de calidad, que tampoco está caro $250.00, se paga un acceso y se puede ver en familia, en la sala de su casa.


El drama, es una puesta en escena ágil, con mínimos recursos escenográficos, que transporta al espectador a una enorme cantidad de lugares y situaciones con el potente poder de la imaginación y una depurada técnica actoral de sus intérpretes, quienes, además de ofrecer una propuesta ágil, divertida y entrañable, comparten una actuación visceral, arriesgada y profundamente sentida; capaz de transportar a esos momentos ficcionales con los recursos inherentes de los actores.





El teatro es de todos. ¡Asista!, también virtualmente.



El paraíso de la invención. De Isabela Coppel.

Dirección: Lorena Maza.

Actuación: Marina de Tavira, Alfonso Herrera, Regina Blandón, Miguel Jiménez, Pablo Bracho y Luis Miguel Lombana y Catalina Zavala.

Viernes 27, 20:30 horas, sábado 28, 20 horas y domingo 29 de noviembre a las 18:00 horas.

Costo del acceso $250.00 a través de la plataforma de streaming Teatrix México, la cual no cobra a la audiencia cargos por servicio. www.teatrixmexico.com

Apta para público a partir de 13 años en adelante. Venta de boletos a partir del 2 de noviembre.

Las imágenes que ilustran esta entrevista son cuadros congelados de la transmisión, por lo que pertenecen a la producción.

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