top of page
Buscar
  • eseperches

Perder todo lo que tienes y perder todo lo que quieres. Texto y fotos: Salvador Perches Galván


Para perdonarlo, mira siempre al criminal como un ser humano,

pero nunca olvides que detrás de él

viaja la historia de sus víctimas.

Sólo así podrás perdonarlo de verdad.

Anónimo.



Dos delincuentes, ¿homicidas, violadores, ladrones?, se reúnen para contar sus memorias, su modus operandi, su forma de sobrevivir en la prisión. En esta obra no hay ficción, no se trata de actores dando vida a expresidiarios, estos personajes en escena, realmente estuvieron presos. Se trata de La espera, puesta en escena que el próximo viernes 11 dará una función presencial y el siguiente, día 18, otra en línea.



La obra, cuyo estreno fue en octubre de 2017 y tuvo una impactante y exitosa temporada, contó con la dramaturgia y dirección de Conchi León y, en aquel entonces, conto con la “actuación” de cuatro ex reclusos, Javier Cruz, Ismael Corona, Héctor Maldonado y Feliciano Mares, interpretándose a sí mismos y narrando sus propias historias, en la versión actual se ha reducido a dos los participantes: Javier e Ismael.


Conchi León, dramaturga y directora, cuenta con una enorme experiencia en teatro, y pese a ello, este fue un proyecto diferente en su amplia curricula.

Yo generalmente trabajo con puras mujeres, confirma León, este es mi primer proyecto que hago con puros varones, para empezar pura testosterona, y lo otro es que es un proyecto muy particular porque son hombres que estuvieron en la cárcel en Santa Marta Acatitla, entre 20, 25 años, por homicidio, por violación, que para mí también fue una lucha muy fuerte este tema de alguien que ha asesinado, que ha violado a una mujer.

Siempre he hablado desde el lado de la mujer como receptora de esa violencia, la víctima y en este caso es el varón, por sus motivos, para ejercer la violencia y la verdad es que fue tremendo, pero yo creo que este grupo que está bajo la dirección artística de Itari Marta, que es quien me invita, y con quien tengo una afinidad por estos temas, han llevado un largo camino, tanto de entrenamiento artístico, como humano y eso fue muy bueno en el proceso, porque ellos se pudieron abrir y contar, sin tapujos, todas esas experiencias que los llevaron a la cárcel, y contestar básicamente ciertas preguntas como: ¿qué aprendieron en la cárcel?, ¿se aprende algo?, ¿cuál es su relación con Dios?, ¿qué pasó cuando los apresaron? y ¿cómo es la espera?. 20 años, cuando te dicen: va a salir de aquí en 20 años, ¿cómo es tu día a día en 20 años?, ¿qué esperaba?, y al salir ¿seguían esperando algo?. Y es muy curioso porque si siguen esperando cosas, entonces creo que esa conciencia de tiempo fue lo que más me impactó, y la verdad es que estoy muy, muy contenta con el trabajo, creo que logramos una puesta en escena bastante digna, muy fuerte, que, para los tiempos viene muy bien.



Montada por la Compañía de Teatro Penitenciario, fundada por el Foro Shakespeare como un proyecto “artístico, pedagógico, laboral y de reconciliación social” que persigue como aspiración mayor la plena reinserción social, y narra lo perdido, y lo ganado al perder su libertad.



Ismael Corona. Explica. La espera, ¿qué es La espera?. Es una autobiografía de compañeros que estamos en libertad, hablamos sobre qué esperábamos antes de caer en la cárcel, qué esperábamos en la cárcel y ahora qué esperamos ya estando libres. Son autobiografías entrelazadas y la dramaturgia es de la maestra Conchi León, ella nos hacía entrevistas.


Añade Javier. La obra toca temas dentro de la cárcel. ¿Qué esperas cuando estás en la cárcel?, también qué encuentras, qué pierdes y qué esperas al salir de la cárcel, y también llevar a cabo todo lo que encontraste en ese camino.


Conchi León ha denunciado la violencia ejercida sobre las féminas, cómo fue la experiencia de instalarse del lado del victimario, estar tan cerca de los "malos".

Muchas cosas, para empezar, como el germen de la violencia empieza a insertarse desde su primera infancia, uno de los chicos, a los seis años su mamá juntaba a todas las perritas de la colonia y le decía: mira, las hembras no sirven, llévalas, piérdelas, mátalas, desaparecerlas, lo que quieras, pero regresa a casa sin las hembras, los machos son los que son los buenos, y él, ni siquiera era consciente, tanto de eso, porque lo que hacía era llevarse a las perras y ahogarlas en un canal. Entonces él me hablaba de su crueldad, y yo le decía, bueno, pero es que hay una crueldad de género que no te has dado cuenta, y que, además, la que te mandaba era tu mamá, y cuando le cayó ese 20, para él fue muy fuerte.


Relatos como que, hay mujeres que van a la visita conyugal en la prisión y las golpean. Y yo digo: ¿para qué vas a que te golpeen?, privado de su libertad estás yendo a verlo, le llevas sus cositas y te golpea. Y claro que ese tema también yo lo he preguntado mucho ¿puedes amar a alguien que te golpea, que te maltrata?. También decimos, es que él me golpeaba. ¡Pero tú te quedaste ahí!, claro, a veces por miedo. No justifico, por supuesto, pero creo que así es, y se pone en la mesa ese tema de la violencia que se ejerce sobre las mujeres.

Y bueno, La espera nos deja muchas preguntas, no necesariamente tantas respuestas. Creo que, a mí, lo que más me deja, es este germen que se pone desde la primera infancia y que tenemos que revisar qué discursos estamos lanzando a nuestros niños para que no sean los hombres violadores asesinos y feminicidas del futuro.


Los histriones toman la palabra.

Ismael. Yo me veo en mi pasado y me cuestionó mi presente, cuestiono cosas que, a lo mejor, vengo arrastrando; a lo mejor, son culpas, cadenas que cuesta quebrarlas porque, genéticamente, así como lo marca la obra, las venimos arrastrando inconscientemente. ¿Qué está bien y qué está mal?, nos cuestionamos. Aquí te das cuenta, en La espera, que realmente vale la pena esperar una vida, llegar a ser viejo y morir, esperar dinero, no esperar dinero; esperar una llamada; dentro de la cárcel sabes que alguien te espera afuera; o, tal vez, tu familia ya está muerta.

Sales a readaptarte a otra vida, porque una reinserción es muy diferente, es de poco tiempo. Una readaptación es entrar a otro mundo y las personas de aquí afuera ¿qué esperan para moverse, para poder accionar y hacer las cosas, para seguirse moviendo y no estancarse?. La espera, esperar ¿qué, a quién, que te hablen, que te digan que tienes que hacer?.



Javier. En mi caso, lo más importante, pierdes tu libertad, cosa que, cuando delinques no estás consciente de eso, no te importa. Por qué, porque la mente del delincuente cuando está activo, digámoslo así, no piensa en que lo van a agarrar: eres el más chingón, nunca va tener problemas. Y es todo lo contrario, pierdes tu libertad, en mi caso perdí a mi familia, mis hijos no me hablan, al más chico su mamá no me lo deja ver, el más grande cuando yo entré a la cárcel iba a cumplir tres años, va a cumplir 26 y pierdes todo eso. Son las consecuencias de delinquir, perder todo lo que tienes, y perder todo lo que quieres. Todos fuimos perdiendo cosas en el camino, todos, todos, familia, todo lo que puedas imaginar.



La puesta en escena es un yo acuso a la violencia en todas sus formas.

Creo que si se ven las coordenadas de las consecuencias de la violencia, se alcanzan a ver en la obra de teatro, afirma la dramaturga y directora.


Javier Cruz e Ismael Corona, comparten que el teatro, los ha devuelto a la calle transformados en personas distintas, más humanos, que comprenden que, a través del arrepentimiento, pero sobre todo del perdón genuino, se encuentran, a partir de ese momento, condenados a no olvidar jamás lo que hicieron y gracias a ello, obtener su liberación.


Javier. ¿Qué encontramos?, en nuestro caso encontramos el teatro, la cultura, una forma de trabajar diferente a lo que veníamos haciendo durante mucho tiempo, antes de caer a la cárcel. Encuentras una forma de vivir diferente. Cuando aceptas que alguien te está enseñando algo tanto para tu vida, como para tu trabajo, estamos abiertos a recibirlo, y así pasó cuando llego Itari Marta a la penitenciaría. Se le reconoce muchísimo que haya tenido los suficientes pantalones como para pararse frente a 11 internos y empezar este viaje, que llevamos 12 años y vamos encontrando y desarrollando afuera, todo lo que aprendimos adentro, para después hacer una réplica, compartirla con comunidades vulnerables, gente que nos necesita en el barrio, con adolescentes en Tepito, hacer la réplica de lo que hemos aprendido y compartírselo a la demás gente.


Ismael. A final de cuentas, el encierro, la cárcel, es un reflejo inmenso de aquí afuera. También puede ser una universidad del crimen, como una universidad de aquí afuera, el chiste de esto, es que nosotros tratemos en conjunto, los que se quieran sumar, no es a fuerza, ya que es un servicio social, es un trabajo para ir modificando esa estructura. ¿Tú haces crimen organizado?, y ¿cómo se las vendemos para que se modifique eso?, pues nos organizamos como se organiza el crimen. Ejecutamos y obtenemos un resultado que es una obra de teatro con las mismas disciplinas, si tú quieres, del crimen, pero de otra forma, porque siempre hay salidas.

¿Qué perdí en la cárcel? Yo perdí, lógicamente, mi libertad; perdí el ya no desvelarme, ya no estar pensando hacer maldades afuera, el reventón. Me dieron libertad, pero como adolescentes confundimos mucho, lo convertimos en libertinaje. Si no hubiera caído a la cárcel realmente no hubiera entendido, pues no me hubiera cuestionado; y otra cosa que encontré, una llavecita que abre una puerta muy grande, que es el teatro.


Es La espera de la libertad, esa que tardó tanto en regresar y que hoy les permite hacer teatro. Abrir el pasado no siempre es sencillo. “No es lo mismo quererme encerrado que con todos mis demonios libres”.


Javier. No es fácil salir. Eres un ex interno, eres un ex convicto. No es fácil. Inclusive cuando llegamos al foro, nos recibió el área de impacto social, al cual pertenecemos, pues mucha gente que venía de afuera nos veía raro, te ven feo. Varios, muchos, te llegan a discriminar, pero nuestro trabajo va hablando por nosotros, nosotros venimos aquí a trabajar, no venimos a robar a nadie ni mucho menos, y nuestro trabajo va hablando por nosotros

No fue fácil abrirnos paso en este camino tan grande que es el teatro, acá afuera hay mucha competencia y nosotros trabajamos para eso, para cambiar la percepción de la gente. Hay gente que, si nunca ha caído en una delegación, nunca ha caído a la cárcel, ni mucho menos, y no tiene ni idea cuando les toca, no saben qué hacer, ese mundo es desconocido para mucha gente. Inclusive una vez, en una función en la penitenciaria, una señora me dice: joven yo pensé que los internos estaban de rayas negras con blanco. Le digo: señora discúlpeme, pero eso es en las películas de Pedro Infante, eso es lo que nos venden allá afuera, pero la realidad es otra.

Ya lo dijo mi compañero Ismael, la cárcel es el reflejo de esta sociedad. Hay envidia, hay coraje, hay poder, hay amor, hay compañerismo, hay comprensión, hay solidaridad, y cosas que, tú pensarás: ¿en la cárcel como puede haber eso? Pues sí, y le apuesto que hay más que acá afuera. Allá vas y pides algún pan, unas tortillas, una moneda. Te la regalan.

Aquí afuera tienes que trabajar para poder sobrevivir, igual allá adentro. Te matan por un pan, por una cajetilla de cigarros, igual aquí afuera te matan por un celular. Simplemente es el reflejo, pues allá nuestras bardas son más cortas que las de acá afuera.



Javier. Nosotros con el teatro, por lo menos en la penitenciaría, somos aproximadamente 30 personas, a las que hemos cambiado en su forma de pensar, gente que yo conocí desde hace 14 años todavía está allá adentro. Tenían esa forma de pensar cuando empezamos, ahorita ya es una forma de pensar muy diferente, simplemente con ganas de trabajar, de hacer algo positivo, y sus pensamientos de delinquir otra vez, ya desaparecieron, sabemos que ya sembramos una semilla, que ya está explotado.


Itari Marta ha dirigido todos los montajes al interior de la penitenciaria, contando con colaboradores, La espera fue un proyecto diferente, ya que se gesta con externos, esta fue una experiencia diferente para la autora y directora del montaje, ¿cómo fue el proceso?



Ismael. Con Conchi empezamos a sumar todas estas herramientas de los demás profesores, empezamos con recuerdos desde que éramos niños, tocábamos ese lado interior de nuestro niño, qué si está vivo o está muerto. Es difícil, si. Doloroso.

Javier. A lo mejor no doloroso, pero si es difícil recordar cosas. En mi caso, mi padre llegaba tomado, le pegaba a mi madre, que mis papas nos hayan dejado con mis abuelos, cosas así. Es difícil, dices: a lo mejor yo no les importe a mis papás, pero si a mis abuelos. Esa es la vuelta de tuerca y me dice: eso ya pasó, y el pasado, en el pasado se queda. Pero es material de trabajo para la obra, y eso es lo importante. La característica que tiene la compañía de teatro, es ¿qué pones tú de tu vida en el escenario?, se lo prestas al personaje para que vayas dejando eso en el camino, y ya no te lastime.


Te vas viendo en otra dimensión, ves a un Ismael más pequeño, ves a un Javier más chiquito, y con esta estructura vas armando el personaje, y ya después, el lado fuerte, el lado de la cárcel, pero también, ¿qué pasa con esa parte de que tienes a tus padres? tienes todo, tienes las posibilidades de estudio, tienes todo, y de repente, ¿cómo se quebró?, y ya estás en la cárcel. Qué factores, el impacto, toda la genética que te va llevando a caer a un centro así para poder ver lo que no se podía ver afuera.


Javier. En mi caso he dicho, nosotros somos afortunados de haber caído a la cárcel ¿por qué?, porque mucha gente se queda con un disparo en la cabeza, o con dos balazos en la espalda tirado en la calle. No llegó a la cárcel, no tienen esa segunda oportunidad, si lo quieres ver así, nosotros si aprovechamos esa oportunidad de estar al interior de un centro y cambiar nuestra vida, darle la vuelta de tuerca a todo lo que se comenta sobre los internos que van saliendo.


Si hay mucha reincidencia, a huevo, y siento que eso nunca se va a acabar si no hay un poco más apoyo de las instituciones, del gobierno, o privadas, como en este caso el foro Shakespeare, o tanta gente que está trabajando en los reclusorios y los centros. Tenemos mucho trabajo por adelante, si, tenemos mucho camino que recorrer. El trabajo es difícil, es complicado, pero eso es lo bonito del trabajo. Lo repito, si todo fuera fácil, estaríamos en la playa, nos gusta enfrentarnos a retos, eso es lo que nos ha enseñado la dirección general, que es Itari, el director de impacto social que es José Carlos, y siempre con exactitud cómo le vas a dar la vuelta a eso y no estancarte.




El teatro es de todos. ¡Asista!, presencial y virtualmente.



La espera. Dramaturgia y dirección: Conchi León.

Actuación: Javier Cruz e Ismael Corona.

El viernes 11 a las 20:30 horas, dará una función presencial en El 77. Abraham González 77, colonia Juárez. El viernes 18, otra en línea. Venta de boletos únicamente en boletos.shakespeareycia.com

Las imágenes que ilustran este comentario fueron tomadas presencialmente en su temporada de estreno en octubre de 2017 en el Foro Shakespeare.


9 visualizaciones0 comentarios
bottom of page