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  • Foto del escritorSalvador Perches

NARANLA MECÁNICA

Actualizado: 26 feb 2020











De: Anthony Burgess y Stanley Kubrick.

Es asomarse a un alma depravada.

Texto y fotos: Salvador Perches Galván.


Naranja mecánica es una película de 1971, dirigida y adaptada por Stanley Kubrick, basada en la novela homónima de Anthony Burgess, publicada en 1962. La historia se desarrolla en el Reino Unido, en un futuro indeterminado, marcado por la violencia y el autoritarismo. Alexander Delarge, el protagonista, lidera una banda de jóvenes marginales que impone el caos a través de injustificados actos de violencia extrema.




Verónica Murguía, escritora e ilustradora, nos comparte sus impresiones con respecto a la novela y a la película: Naranja mecánica es una novela de Anthony Burgess que Kubrick tomó para hacer la película, una muy buena película, pero muy aterradora, muy dura de ver. La primera vez que la vi era muy joven y me pareció que había sido sometida a una sesión de la técnica Ludovico, que se usa en la película para cambiar a la gente manteniendo los ojos abiertos, que, a Malcom McDowell, el protagonista, le costó un problema médico. El tipo que le echa gotas durante la película, está echándole gotas curativas de verdad, un corticoide porque, efectivamente le arañaron la córnea, pero es un actor tan profesional que decidió seguir adelante.


La sociedad conservadora de la época reprobó la versión cinematográfica por considerarla una apología de la violencia. En respuesta, el autor de la novela realizó una versión teatral 3 lustros después, en donde redime a Alex, haciéndolo lamentarse de sus acciones, dándole un final moralista a la delirante historia que se volvió un éxito gracias a Kubrick. A partir de esa versión teatral, el director Morris Savariego realizó su propia adaptación en México en el 2000. Aquella Naranja no fue la exacerbada violencia de Kubrick, ni la moralista respuesta de Burguess, fue una versión de Savariego sobre la violencia y deshumanización imperante en las grandes urbes. La obra, a cargo de la compañía Tercera Llamada, tuvo temporada en el Foro Shakespeare. Casi 20 años después el productor Sergio Gabriel importa una nueva adaptación teatral, adaptada y dirigida por Manuel González Gil, procedente de Argentina, a escenarios locales.




Jorge Seleme, director residente proveniente de la Patagonia, nos explica qué diferencia hay entre la puesta argentina, y la que ahora se presenta en el Teatro Virginia Fábregas, en una segunda temporada.

Es una adaptación que se ha hecho en relación a la novela y la película, mezcla un poco de las dos, y se ha hecho una obra nueva, que sería como una tercera, qué está hecha para teatro, y lleva implícito todo un desafío. ¿Por qué?, primero porque es una película muy emblemática, por ahí poca gente leyó la novela, pero mucha gente vio la película, entonces era muy difícil llevar al teatro todo lo fuerte y todo lo impactante que tuvo la película.

La versión argentina y la versión mexicana tienen similitudes porque el director y dramaturgo, Manuel González Gil, que es quien hizo la adaptación, se trajo el mismo libreto, pero se adaptó y se modificó, en base a los actores y a las cosas que sucedían en los ensayos aquí.

Estamos, la verdad, muy contentos, desde el estreno la respuesta del público ha sido muy buena, sobretodo rescatan la puesta y las actuaciones, que es algo donde se hizo mucho hincapié y en eso reside el trabajo de Manuel.

Desde el inicio, es evidente el tedio de Alex, y sus drugos: Dim, Pete y Georgie, su falta de propósito vital y de sentido común. Lo que los une es el deseo de violencia y caos.

Cotidianamente, luego de divertirse cometiendo crímenes Alex regresa a su casa, el edifico donde vive está desierto, mostrando un escenario casi apocalíptico. Se acuesta y escucha la Novena Sinfonía de Beethoven, su pieza musical favorita, mientras recuerda e imagina escenas de sexo, violencia y muerte. El criminal vive con sus padres y está matriculado en la escuela.





Recibe la visita del consejero escolar, quien sospecha que Alex y su banda son los autores de los crímenes. Le hace saber que, de confirmarse sus sospechas, será juzgado como adulto y corre el riesgo de ir preso. Observando su propia vida, los padres se preguntan dónde estará el origen de este resentimiento, sin encontrar una explicación: "Tienes una buena casa, buenos padres que te aman... ¿Es acaso algún demonio que llevas dentro?"

Continúa la escritora. La primera visión que tuve de Naranja mecánica, que es un rito de pasaje para cualquier persona que le interese el cine, salí aterrorizada. La película corresponde a una mirada de Kubrick sobre el cuerpo femenino, con la que yo tengo mucha pugna, Kubrick no es Naranja mecánica, es muchas películas, y creo que en su última película (Ojos bien cerrados) la mirada de la cámara sobre el cuerpo de Nicole Kidman no puede ser más distinta, esa mirada acariciante, indagatoria, que la mirada de la cámara sobre las víctimas en la naranja, porque todas las mujeres son víctimas, incluyendo la mamá de Alex. En Naranja mecánica es una mirada sumamente agresiva, violenta, es durísima, es una mirada que me irritó muchísimo. El libro no tiene el mismo final, aunque es más duro todavía en algunas partes, por ejemplo, las partes de la seducción de las chicas que se lleva Alex a su casa, y que Kubrick tiene el buen tino de convertir esa orgía en algo grotesco, que va en cámara rápida, en la película son unas adolescentes, en el libro son unas niñas.

Alex tras ser detenido, juzgado y condenado a prisión por sus acciones, acepta voluntariamente someterse a un tratamiento psiquiátrico, en fase experimental, llamado Método Ludovico con el objetivo de reducir el tiempo de condena. Todo da un giro inesperado.




Naranja mecánica es asomarse a un alma depravada, afirma Murguía, y me enoja muchísimo que Alex es la única persona simpática de toda la película, es la única persona físicamente bella de toda la película. McDowell no es un actor que yo considere extraordinariamente bello, pero en ese momento si está muy guapo, sus ojos son muy límpidos, su cuerpo es bello, es muy jovencito, su voz es acariciante. Me gusta mucho como habla, ese monólogo suyo es muy seductor, y me irritó muchísimo porque todas las víctimas son vistas de una manera tan grotesca. La señora de los gatos, por cuya muerte ingresa a la cárcel, que debería haberse quedado en un psiquiátrico, esa señora cuando la cámara la toma por primera vez está haciendo yoga, pero en lugar de verse elástica y bien, es una figura un poco ridícula, esperpéntica, y la escena donde ella se defiende, tiene mucha vida y es muy brioso, de todas maneras es horrible la escena de la muerte.

La banda cuestiona el liderazgo de Alex y pide encargos mayores y más dinero. El trabajo parece simple: la casa está llena de obras de arte y objetos valiosos, y es custodiada apenas por una mujer que vive con sus gatos. Cuando tocan el timbre, Alex afirma haber tenido un accidente y necesitar un teléfono para pedir ayuda. La mujer lo reconoce y llama a la policía de inmediato. Enmascarado, el protagonista invade la casa y lucha con la mujer, a quien asesina con una enorme escultura en forma de pene. Este objeto adquiere un carácter simbólico ya que hace referencia a las agresiones sexuales que atraviesan la narración.

Sus compañeros lo esperan en la puerta, pero rompen una botella en su rostro. Tirado sin poder escapar de la policía, es encarcelado. Su ansia ante su propio dolor contrasta con el placer que siente ante el dolor ajeno: por primera vez, puede verse algo de humanidad y fragilidad en él.




En la delegación, Alex es golpeado por un grupo de policías. Los papeles se intercambian, Alex pasa de victimario a víctima. Su consejero lo visita y, conociendo el crimen, lo repudia y le escupe en la cara. Es condenado a 14 años de prisión.

Realizada en 1971, la estética corresponde a una película futurista, han pasado casi 5 décadas, la violencia, desgraciadamente no ha perdido vigencia, ¿qué pasa con la estética?.

Y la exageró, comenta la también narradora. La casa de los papás es la casa más pesadillesca del mundo, es una casa como de un narco de los 80, es una casa demencial, es una casa como un sueño de Hugh Hefner, era una cosa espantosa. Y la moda… el único que va bien vestido es el condenado de Alex, porque va vestido de cricket y el sombrero hongo y el bastón son unas sofisticaciones que impuso el actor, que me parece muy bien. Hay una cosa de clase muy importante en Naranja mecánica que reflejaba un momento importante en la historia de Inglaterra, que es una sociedad muy clasista, entonces Alex es un punk elegante, los demás andan todos vestidos, no tengo palabras para describir eso, como si hubieran hecho un traje con plástico de burbujas, de esos para mudanzas, espantoso, y los peinados son horrorosos. Todo el mundo trae el cinturón como alguien que está completamente desorientado de donde tiene el ombligo, una cosa horrenda, en eso ha envejecido. En ese sentido la película también es muy cruel contra las mujeres, la ropa que traen esta horrible y el malo es el único que tiene ropa bonita.

Complementa Seleme sobre la estética en la puesta en escena: En relación a la idea futurista, es un futuro un tanto abstracto, inclusive en la película sucede que es un futuro, pero podría ser un pasado, entonces hay algo de eso. Los vestuarios no son para nada realistas y están trabajados de una manera muy particular que se acerca a: esto puede ser en el 2060, o puede haber sido en 1950, o en el 71, si hay una rareza. La verdad estamos muy contentos con el vestuario y con la estética que se ha logrado Atzin Hernández, la vestuarista, ha hecho un trabajo muy, muy hermoso y, los trajes como que refieren a los personajes, ya sean policías, ya sean los drugos, ya sea una cantante, lo que fuere, pero están medio corridos de la realidad, y eso nos da el permiso también de situarlo en un tiempo atemporal, que no se sabe bien dónde está situada.




Son diseños que tienen una génesis argentina, pero son realizados aquí en México, íntegramente, de hecho, son diferentes a los que se hicieron en Argentina, para mí opinión, superados.

En la cárcel, Alex comienza a estudiar la Biblia y siente fascinación por los episodios sangrientos. Establece una relación con un sacerdote, con quien habla sobre el método Ludovico. El tratamiento, en fase experimental, pretende rehabilitar a criminales en tiempo récord, eliminando sus impulsos violentos a través del condicionamiento psicológico.

El protagonista descubre que el ministro visitará la prisión buscando conejillos de indias para aplicar el método, le pide al sacerdote que lo recomiende. Este siente desagrado ante la idea y le explica que este método no cura a nadie, sino que apenas suprime el libre albedrío.

El sacerdote afirma: "La cuestión es si el tratamiento realmente hace bueno a alguien. La bondad viene de adentro. Es una elección. Cuando un hombre no tiene elección, deja de ser un hombre".




La violencia, que es el tema medular de la novela, de la película, de la obra la posible solución que le dan a esta hiperviolencia que padece Alex: el método Ludovico, que es una tortura, tampoco es una solución.

Tampoco es una solución, afirma el joven director residente, no, es un método de tortura. Hay una escena, que es la escena para el director, y yo lo comparto también, eje de la obra, qué es la escena 7, que se plantea como la ideología de toda esa violencia, aparece la religión, la política y la ciencia debatiendo sobre lo que es el método Ludovico y sobre lo que hacen, que, lo que hacen es a través de una tortura, como tú bien dijiste, anular la libertad de elección, Alex no puede elegir por sí mismo nada, solo lo hace porque, si no elige, siente un dolor tremendo, que es la “lobotomía” que le hace esta tortura.

El método Ludovico combate la crueldad a través de la crueldad.

La Novena Sinfonía de Beethoven suena en uno de los vídeos que es obligado a ver, lo que hace a Alex gritar que aquello "es un pecado". El científico lo consuela diciéndole que será liberado.

El sacerdote reacciona en contra del resultado del método, subrayando que no se trata de una recuperación verdadera y que no existe sinceridad en los actos de Alex, tal como él lo había previsto: "Dejó de ser un criminal pero dejó también de ser una criatura capaz de hacer elecciones morales".

El ministro afirma que el Estado no está preocupado por cuestiones de ética, sino por la disminución del crimen y concluye afirmando que el joven, ahora dócil, está listo para ser crucificado y no para crucificar.

El autor del libro inventó una neolengua, un idioma, el Nadsat, jerga utilizada por la banda con rimas. Está basada en las lenguas eslavas, en el ruso y en el cockney (rimas de la clase obrera británica).




Al respecto la experta en lenguas, comenta. Eso es una maravilla, es la cosa más maravillosa. Eso fue concebido como un curso de ruso, que al terminar de leer la novela, uno tenía que entender un poco de ruso, y una cosa que me impresiona es como se adaptó ese lenguaje, tuvo tal flexibilidad que nosotros entendemos, a veces otra cosa, pero queda bien. Por ejemplo, Dim se llama el que se vuelve contra Alex, dim en inglés es denso, tonto, pero también es diminutivo de Dimitri. Burgess hizo aquí una cosa maravillosa, me parece que cuando la tradujeron al ruso y trataron de hacer toda la traslación no se pudo porque, claro, tiene que ser un Anthony Burgess, y el pobre traductor era un ser humano normal que no podía echarse semejante cosa encima, eso es una maravilla, es una cosa increíble.

Eso nunca va a envejecer, cada vez que una palabra de esa neolengua está inserta en el discurso de los personajes se entiende inmediatamente, entonces eso no va a envejecer jamás, es, al mismo tiempo una cosa que se entiende, es al mismo tiempo ajena y familiar, como es la buena literatura, o el buen cine siempre.

Con respecto a este recurso, ¿Qué pasa en la versión teatral?. Disipa la duda Jorge Seleme. En relación al lenguaje que aparece en la novela, y también en la película, es lenguaje que tiene que ver mucho con mezcla de potencias que tenían mucho poder en una época, y era un léxico que mezclaba dos lenguas que eran muy difíciles de poder transmitir en una obra en tan poco tiempo. De hecho en la novela está mucho más desarrollado que en la película y aquí, en la obra, decidimos no apoyarnos en ese lenguaje, era como meterse en un lugar que le iba a quitar peso a la historia, entonces se buscó profundizar más en la historia de Alex, en lo que cuenta, y en toda la violencia que trata la Naranja mecánica, que es algo que viene de años, y que hablando también con Manuel y con los actores y reflexionando sobre el trabajo, es algo que se sigue manteniendo en el tiempo y es aterrador también pensar que algo que se escribió en los 60 la novela, en los 70 la película y ahora en el 2 mil, casi 20, siguen sucediendo las mismas cosas, la relación de poder y la misma violencia que nos sigue afectando.




Situación que deja muy mal librados a los seres humanos no salimos. En cuanto al lenguaje, la novela integra un glosario para conocer el significado de las palabras, pero se puede perder el ritmo de la lectura al leerla, o bien, ignorar el significado de estas palabras

Cuando la lees, por lo menos a mí me sucedía, nos comparte Seleme, volvía páginas atrás para entender a qué se refería, nosotros en Argentina le llamamos lunfardo (jerga en mexicañol, que son esas palabras o esos lenguajes propios de una región. Los drugos, que son los malos de esta historia, hablaban ese lunfardo, por así decirlo, y preferimos no ocuparnos en ese tema, porque iba a ser muy complicado en tan poco tiempo, una obra no puede durar más de una hora y media a menos que haya un intermedio, y se hace muy largo y cómo está obra tiene tanta intensidad y la violencia y las escenas son tan fuertes que sí la alargamos más el público sale, no ¡basta!, necesitamos aire.

Naranja mecánica reflexiona sobre temas como la delincuencia juvenil, la psiquiatría, el libre albedrío y la corrupción moral de las autoridades. Perturbadora y repleta de crudas imágenes de violencia, se ha convertido en una película de culto aclamada por el público y la crítica y se ha erigido como una de las obras icónicas de Kubrick.

Concluye Verónica Murguía. Creo que los hijos de Alex, y hay muchos, hay muchos villanos seductores como Alex, extremadamente violentos, y a mí, esa progenie ya me tienen fastidiada.

Seleme pone el punto final a esta historia. El elenco es maravilloso. Esta es mi primera experiencia trabajando aquí en México y estoy más que agradecido, son jóvenes que tienen una potencia y una entrega a la hora de trabajar que es admirable, y también se agradece, como director residente acompañando a Manuel en el trabajo, y ahora quedándome aquí en México para seguir profundizando en el proceso de la obra. Es fundamental poder contar con actores que quieran trabajar y que quieran investigar y qué, más allá de que la obra ya está terminada, el trabajo continúa, es como que el cuadro que sería la cascara, ya está muy sólida, ahora estamos metiéndonos hacia adentro para llegar a la esencia de cada personaje.













Es una obra que invita a la reflexión, a repensarse y también a dejar de lado la idea de la película y venir a ver otra propuesta, que la propuesta teatral.

El teatro es de todos. ¡Asista!

Absolutamente recomendable.

Naranja mecánica.

De Anthony Burgess y Stanley Kubrick.

Adaptación: Manuel González Gil.

Dirección: Manuel González Gil.

Director residente: Jorge Seleme

Ambientación: Fátima Yañez.

Diseño de vestuario: Atzin Hernández

Actuación: Leo Deluglio, Carlos Fonseca, Alfredo Gatica, Kevin Holt, Erik Díaz, Antonio Alcántara, Solkin Ruz y Florence de Blauve.

Teatro Virginia Fábregas. Velázquez de León No. 29 Col. San Rafael,

Jueves 20:30 horas, viernes 19:00 y 21:00 horas, sábado 18:00 y 20:00 horas y domingo 17:30 y 19:30 horas

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