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Es la inmensidad del bosque y su aroma. Texto y fotos: Salvador Perches Galván.



Un homenaje a la amistad.

Un abrazo entre dos amigas que huyen al bosque, agotadas de vivir una vida que no eligieron, de habitar un lugar que no eligieron, reencontrándose a sí mismas al permitirse habitar el silencio en compañía de la otra.

Es la necesidad del encuentro con el otro, de verse en los ojos de alguien. El intento de recordar que la amistad es un bálsamo cicatrizante para la soledad. El reflejo del resultado lacerante de las exigencias de una comunidad hacia sus integrantes. Es la metáfora del grito de auxilio de una sociedad que ansía convivir empática y compasivamente, que anhela, cuando desaparece el sueño, liberarse de los dogmas y preceptos conformados por un sistema malogrado y mezquino.

Es la historia de amor que nos empecinamos en buscar porque nos la han presumido mil veces, pero que jamás hemos encontrado, porque no existe. Es el desencanto injusto ante la realidad, de todos esos relatos que hemos escuchado desde la primera infancia. Es asumir nuestra responsabilidad de este sinsentido social, al reconocernos juez y parte.

Es la inmensidad del bosque y su aroma, y también un lago de agua azul, lo que les revela, en secreto, algo sobre el proceso irreprochable de su propia existencia.

Es… Mira la libélula. Habrá silencios.

¿Por qué hacer una obra como esta, por qué hacer esta obra?

La compañía Berenjena responde. Estamos agotad@s de sentir que jamás vivimos a la altura de las exigencias de la estructura que rige a nuestra sociedad. Y puesto que somos parte de tal estructura, nos importa cuestionarnos los qués y los cómos para un cambio hacia una vida más amable, a través de lo que mejor sabemos hacer, teatro.

Mira la libélula no da respuestas, es un grito de auxilio para quien quiera escucharla, es la invitación para hacer frente al problema que a todas y todos nos limita la sonrisa.

Habla del ahogo que provoca el nunca estar conforme con lo que se tiene, de la nostalgia por añorar una historia de amor que no existe, y del desencanto de encontrar en el espejo a alguien que no cumple con las demandas de los prototipos de belleza. También es la voz de quienes se han ido de este mundo exhaustos de tristeza.

Ante tal cantidad de carencias, resulta urgente, rendir un homenaje a la amistad. El encuentro con el otro, es lo que alivia la angustia del paso del tiempo, cuando reímos o lloramos abrazados.

Mira la libélula es asistir a una obra contemplativa que incluye el silencio como personaje imprescindible; ahí se genera el primer reto para creadores y público: permitir que el silencio suene en el foro. La poética del montaje brinda a las y los espectadores la caricia del sosiego, en una era en la cual vivir sin ruido, sin pausa, causa vértigo. Para lograrlo, los creativos han explorado y logrado el equilibrio de tres ejes que articulan la ficción: diseño actoral, diseño espacial y diseño sonoro.

La pieza debe llegar al público a través de la experiencia subjetiva, no apelando al entendimiento racional de signos o decodificación del lenguaje, afirman los creadores, “necesitamos las condiciones más fértiles a las cuales podamos acceder para explorar, entender y trazar sensiblemente el minimalismo y el silencio, como la presencia de formas absurdas y oníricas”.

El proceso para llegar a la puesta en escena incluyó un análisis exhaustivo del texto, acompañado de la revisión de referentes tanto literarios como audiovisuales y plásticos, con el objetivo de sentar bases sólidas para cimentar el universo estético y conceptual de la obra.

Con el objetivo de explorar el silencio en el bosque para desarrollar dinámicas inspiradas en él, tuvieron una residencia artística en Oaxaca, en las montañas y bosques de los alrededores de San Agustín Etla y los Valles Centrales, lo que les proporcionó información para la configuración actoral y el tono. La captación del paisaje sonoro y posteriormente la abstracción de este, posibilitó el diseño musical. También permitió explorar telas con las cuales se diseñó el manto que abraza la puesta en escena y el vestuario.

Otra de las cosas que aporto la residencia fue construir una narrativa visual, evitando caer en una imagen de fondo, de tal forma, el escenario se convierte en una experiencia y no en una descripción temporal o espacial. La iluminación surgió de la observación aguda del comportamiento lumínico en el bosque.

Gracias a la convocatoria COPRODUCCIÓN ESCÉNICA 2022, lanzada por la Compañía Los Endebles AC y Teatro La Capilla, el proyecto recibió un apoyo económico y una temporada de diez funciones en el Teatro La Capilla.

Teatro La Locomotora Foro Escénico brindó una residencia creativa para la exploración del dispositivo escenográfico y de iluminación, así como el desarrollo del montaje.

Hábitat Oaxaca ofreció sus instalaciones para desarrollar la investigación corporal y vocal, inspirados en sus alrededores rurales, que permea la conceptualización del montaje.

Berenjena, la compañía creadora de Mira la libélula, es un grupo de artistas, ya no tan jóvenes, de distintas disciplinas. Inquietos, preguntones, lanzadores de hipótesis, cuestionadores sobre su propio quehacer artístico; de su propio andar sobre esta tierra y todo lo que ello implica.

De ellos, previamente hemos podido disfrutar de su creación, gracias a Asatia, obra ganadora del 1° Apoyo a la investigación y creación teatral colectiva de grupos jóvenes: “La Vaquita”, que ofreció temporadas en el Teatro El Milagro en 2016 y 2017; en el Teatro La Capilla en 2017 y 2018; La Teatrería en 2018; Sala Atrium en Barcelona, España también en 2018 y en 2019 en el Teatro EL Granero.

La obra tuvo participación en varios festivales: La Puerta Abierta, Chiapas (2017); Ciclo Teatro de una Noche de Verano, Querétaro (2018); Festival Cultural de la Ciudad de Aguascalientes (2018), o ETOAX en Oaxaca (2020).





El teatro es de todos. ¡Asista!


Muy recomendable.


Mira la libélula (habrá silencios).

Dramaturgia y dirección: Eduardo Orozco.

Coproducción escénica 2022 del Teatro La Capilla | Compañía: Berenjena.

Actuación: Verónica Bravo y Xóchitl Galindres.

Escenografía, Diseño Gráfico: Salmah Beydoun.

Vestuario: Stephanía Rodríguez.

Dirección de Movimiento: Arantza Muñoz Montemayor.

Diseño sonoro: Hugo Morales.

Maquillaje: Ari Candela.

Iluminación / Producción ejecutiva: Eduardo Carranza.

Fotografía y Video: Montserrat Cattaneo.

Narración: Luisa Huertas.

Agradecimientos: Foro “La Locomotora” y Al “Casa” de San Agustín Étla (ambos ubicados en el estado de Oaxaca)

Sábados 18 horas. hasta el 16 de abril.

Teatro La Capilla. Calle Madrid 13, Colonia del Carmen, Coyoacán.

Duración: 140 minutos.

Apta para adolescentes (mayor de 17 años), y adultos.

Función presencial con aforo limitado. Entrada general: $300 por persona.


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