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El monstruo se ve cada vez más cerca. Texto: Salvador Perches Galván. Fotos: Pili Pala.

Actualizado: 17 nov 2020



Las historias del té continúan fascinando al sorprendido espectador ante tan novedoso, no género teatral, porque el monólogo, seguro, es tan antiguo como el teatro mismo, sino en su forma de presentarlo, en un complejo dispositivo y logística, como ya se mencionó previamente.


Continuamos en amena e íntima charla acompañados de una cálida y aromática taza de té, con la responsable de tan arriesgada aventura escénica, nos referimos, claro está a la directora general del montaje, Daniela Parra.


Siendo un equipo predominantemente femenino, los textos son sobre mujeres, las intérpretes son mujeres, las directoras son mujeres, ¿calificarías este gran fresco que constituye Historias del té, como un discurso feminista?


No radicalmente. Yo lo calificaría como viñetas de lo femenino.

Dentro de todo este crisol, mira que palabra, crisol de monólogos, también tenemos personajes que no son eminentemente feministas entonces eso también le da una pincelada antagónica al montaje y una visión más real y global de lo que es el mundo femenino.

Yo digo que es eso, y por eso me atreví junto con Edwin Tovar, a poner té en el audio, para mi es uno de mis grandes amores, la partitura sonora de este montaje.

Fernando Feres, el creador del proyecto, en aquella primera junta que te platicaba, rarísima, como nos ha pasado a todos: cubrebocas, y sana distancia, me decía Fer: y esto ¿a qué te suena?. Unos días después, en una junta posterior, le dije a las compañeras directoras, a él, también estaba Francis como parte de la Compañía, Jimena Sánchez, y yo les dije: No me pregunten por qué, yo le llamo mis revelaciones durante el sueño, como las de San José, yo le decía que me sonaba a eco. Porque uno de mis cuentos de infancia, que me regaló mi papá, yo muy niñita, era el de la ninfa Eco. Como le fue de la fregada y ante su dolor y su vencimiento en el mundo, se fue a refugiar a las grutas y a las cuevas. Entonces mi gran pregunta es, en el entendido de que en el último monólogo estamos hablando de la extinción de las mujeres, ¡Sí!, pero ¿qué queda de Eco en el universo?. Es un eco, porque no sólo se trata de voces femeninas mexicanas, sino de las mujeres de toda la historia de la humanidad.

Por eso, con Edwin, nos aventamos a hacer estos audios que son extractos de todos los monólogos, no hay ningún texto ajeno a los monólogos, algunos están en español, pero otros están en purépecha, en náhuatl, en ruso, en italiano, y las voces son de las mismas actrices, excepto aquellos que estuvieron dificilísimos de traducir, como el acento búlgaro, por ejemplo, que dejamos el original de una compañera búlgara que me mandó el texto en su idioma y la actriz dijo: esto está muy difícil de copiar.

Toda esa partitura sonora está hecha de parte de todos estos textos, porque no son solamente las mujeres mexicanas, son las mujeres del mundo. Y Dulce Mariel que es una loca del sonido y que tiene un oído peculiar, tradujo en mandarín y logró decir uno de sus textos, un amigo mío nos lo pidió, tenemos el original en mandarín de un texto que, de hecho, dice Dulce y lo reprodujo en mandarín y está ahí en la partitura sonora.

Las directora residente Mariana Giménez, afirma: la dirección es de Daniela, nosotras ahí estuvimos apoyando, quienes estuvieron ahí, apoyando, fueron Zaide Silvia Gutiérrez y Cecilia Ramírez Romo, también directoras residente.

A mí me conmueve muchísimo, porque Mariana fue mi maestra en Casazul, entonces esta sinergia que hemos generado, el discurso que estás otras directoras le trajeron al montaje, me refrenda lo del crisol que te decía, son muchas visiones, diferentes edades, experiencias, maneras de ver el mundo. Y si a eso le sumas las 9 actrices, de entrada, el montaje tiene polifonía.

Son 9 actrices y, en efecto, es un mundo en donde predomina lo femenino. Casi pura mujer y con caballeros, el mismo Enrique Singer, el mismo Feres, Edwin Tovar, todos los compañeros técnicos, por ejemplo, la producción, Kay Pérez, David Lynn.

Yo siempre digo, ¿Vamos a Pachuca?, ¡vámonos todos p’a Pachuca!, en esta combi, pero vamos para allá todos. Yo sé que esto se aplica, o se debería aplicar a cualquier puesta en escena, pero en esta, más, porque, a diferencia de otras puestas en escena, aquí no es como, ¡yo nomás llegó con mis luces!, o, yo nada más llego y aquí está la carta, yo nada más ensayo mi escena y me voy. Aquí si no vamos todos juntos estamos fritos.

¿La obra será sobre la parte ritual oriental del té?. ¿Los monólogos serán en torno a la flema británica con su infalible hora del té?. Poniéndonos muy mexicano, será, ¿qué aún se da el tecito y a veces con piquete en los velorios?. De las 12 que he visto, solo dos hacen alusión directa al té. Una de ellas en torno a estas mujeres orientales, yo creo que, en gran medida es lo más cercano a la experiencia que vivió Feres. ¿Por qué Historias del té?.

Totalmente, y además, porque a mí me parece divertido que el té se vuelve un pretexto. Se podrían haber llamado historias del vino, historias del café, historia de la chela. Porque es el pretexto de reunirnos a tomar algo para que te platique lo que me paso.

Regularmente las temporadas de la Compañía Nacional de Teatro son breves, ¿está cómo será?

Esta son 20 funciones, vamos de miércoles a domingo. Serán cuatro hermanas de miércoles a domingo, para las actrices es un esfuerzo titánico, de esta manera, el 22 de noviembre terminamos esta primera temporada. Ya tenemos 20 funciones y una de las cosas que siempre se aplaude a la compañía, es que es una compañía de repertorio, entonces de verdad que esperamos que esta primera temporada sea un gran éxito, para que el repertorio de la compañía nos llame.

Otra ventaja que tenemos, es que, está diseñada para la pandemia: protocolos, sana distancia, metodología de trabajo, todo está diseñado para poderse dar durante la pandemia, sin poner en riesgo a nadie.

Por ejemplo, mi Bathory, a principios de este año, en algún momento pensamos, ¿cómo la podemos adaptar a la pandemia?, y ¡Dios mío!, es una ecuación imposible. Porque un proyecto que en su génesis no está diseñado para llevarlo para allá, no es que sea imposible, muchos compañeros lo han hecho y lo han hecho magistralmente. Pero uno dice: es que él recién nacido estaba hecho para otra cosa, y al estar está diseñada para estas condiciones, creo que podemos retomarla en breve, la veo como caballito de batalla pandémico.

Además, cuando todo esto pase, que quién sabe cuándo pasará, la obra seguirá funcionando.

Sin duda alguna. En tanto México no resuelva su problemática feminicida y machista, que para eso le faltan muchas generaciones, lo estamos comprobando en las noticias todos los días y cada vez peor, porque cada vez es más cerca de nosotros. Yo perdí, a manos de un feminicida, a una ex alumna, 26 años hace unas semanas. El monstruo se ve cada vez más cerca.

Y es terrible escucharlo así con esta proximidad, es de quitar el aliento definitivamente.

Te quita el aliento y nos vuelve a nosotras, ahí sí habló de mujeres, nosotres, nos vuelve muy afortunados de estar en El Galeón, en la Compañía Nacional de Teatro, en estas condiciones, nos vuelven muy afortunades de poderlo compartir con un espectador que, valientemente, sale en su casa y viene a compartirlo con nosotros.

La creación escénica surge del cuestionamiento: ¿Qué del universo femenino se puede ver reflejado en una taza de té?. 45 espectadores por función son parte de un encuentro en el cual el té es un pretexto para compartir historias que nos reflejan como un espejo.

El reto ha sido encontrar un universo común para todas las historias. Al ver esta puesta en escena nos podemos cuestionar qué va a permanecer y qué vamos a olvidar de lo que signifique ‘ser mujer’. Cuándo va a acabar la violencia contra las mujeres, cuándo olvidaremos a las mujeres que buscan a sus niños desaparecidos o a las mujeres que marcaron la historia. La cuestión sobre qué será de este grandísimo género en un futuro, queda como un pulso de lo que fue habitado y ya no está”.

En una segunda visita a El Galeón, vimos:

Con dirección de Zaide Silvia Gutiérrez: Kung Fu, de Iliana Muñoz, con la actuación de Sonia Franco, y Buenas noticias de Samuel Sánchez Tual, interpretado por Amanda Schmelz.

Bajo la dirección de Daniela Parra El día que murió la violencia de Gabriel Ek, representado Cecilia Ramírez Romo.

Dirigida por Mariana Giménez Holograma de mujer con trapeador, de Alejandra Eme Vázquez, con Octavia Popesku.

A cargo de Cecilia Ramírez Romo Rotunda, de Amaranta Osorio, interpretado por Dulce Mariel y Vesper de Natyeli Guevara Lafarga, con Zaide Silvia Gutiérrez.


Medidas sanitarias

El teatro abre con un estricto protocolo que incluye el uso de cubreboca al interior del recinto, la sana distancia, la sanitización de la sala previamente a la entrada del público y la aplicación de un filtro sanitario en el que se tomará la temperatura a cada asistente para garantizar que no tenga más de 37.4ºC, se proporcionará gel antibacterial y se instalará un tapete desinfectante, además de contar con la señalética indicada en muros y pasillos. Por alerta de semáforo rojo e instrucciones de la primera dama de la ciudad, los teatros darán funciones a las 17 horas.


Redes sociales

Para más información escribir un correo a: publicos.cnteatro@inba.gob.mx.

Sigue las redes sociales del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura en Instagram (@INBAMX), Facebook (/INBAmx) y Twitter (@bellasartesinba). Sigue las redes sociales de la Secretaría de Cultura en Twitter (@cultura_mx), Facebook (/SecretariaCulturaMX) e Instagram (@culturamx).

El teatro es de todos. ¡Asista!


Absolutamente recomendable.

Historias del té. De: Iliana Muñoz, Samuel Sánchez Tual, Gabriel Ek, Alejandra Eme Vázquez, Amaranta Osorio y Natyeli Guevara Lafarga.

Idea original, escenografía e iluminación: Fernando Feres.

Dirección general: Daniela Parra.

Directoras residentes: Mariana Giménez, Zaide Silvia Gutiérrez y Cecilia Ramírez Romo.

Actuación: Sonia Franco, Amanda Schmelz, Cecilia Ramírez Romo, Octavia Popesku, Dulce Mariel y Cecilia Ramírez Romo.

Teatro El Galeón Abraham Oceransky. Centro Cultural del Bosque, a espaldas del Auditorio Nacional.

Metro y metrobus Auditorio. Hasta el 22 de noviembre.

Miércoles a domingo 17 horas.

La obra es apta para mayores de 12 años, no restrictivo.

Entrada general $ 150.00 Jueves $ 30 y viernes $45.

* Cómo, lamentablemente ya no es posible hacer levantamiento de imagen, este escrito cuenta con la invaluable colaboración de la colega y amiga Pili Pala, quien amablemente nos proporcionó algunas de sus excelentes imágenes.

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