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DESPERTAR DE PRIMAVERA. El trayecto humano de la juventud a la madurez. Por: Salvador Perches Galván

Actualizado: 26 feb 2020



La primera pieza teatral importante del relevante dramaturgo alemán, Benjamin Franklin Wedekind, fue: Despertar de Primavera, de1891, obra en la que aborda la sexualidad y la pubertad entre estudiantes y fue motivo de escándalo, por contener escenas de suicidio y de masturbación.

El trabajo de Wedekind, que a menudo criticaba las actitudes aburguesadas, especialmente con el sexo, es considerado una anticipación del expresionismo. Describe con franqueza la maduración sexual de los adolescentes en un mundo de adultos carentes de compasión. El mundo joven (1890), Despertar de Primaveray El espíritu de la tierra (1895) le dieron fama, pero fueron un fracaso económico. La condición de sus obras pretendía sacudir al público, pero fueron muy frecuentemente censuradas porque se consideraba que atacaban la moralidad de la clase burguesa.



El dramaturgo alemán, cuyos experimentos con temas y efectos escénicos inusuales hicieron de él un importante precursor del expresionismo en Alemania y del teatro del absurdo, nació en Hannover (24 de julio de 1864 - murió en Múnich el 9 de marzo de 1918) estudió en las universidades de Munich y Zurich. Empezó bajo la influencia del dramaturgo alemán Gerhart Hauptmann durante un corto periodo de tiempo a finales de los años ochenta del siglo antepasado. Más tarde rechazó el naturalismo de Hauptmann en favor de los estilos desarrollados por August Strindberg y el poeta alemán Georg Büchner.

Perseguido por la censura, Wedekind llevó una vida de bohemia por Munich, Zurich, Londres y París. En la década de 1890, la falta de dinero le forzó a cantar sus propios poemas y baladas en cabarés y a actuar sobre el escenario. Finalmente entró en la redacción de la revista satírica Simplicissimus y en 1908 se estableció en Munich. En La caja de Pandora (1904), retrató la conducta depravada que surge, según su punto de vista, del intento de la sociedad por suprimir el impulso sexual, que desemboca en su famoso personaje, Lulu, que desarrollará el compositor Alban Berg en la conocida ópera del mismo título.



Su tema central es la liberación del amor sensual en lucha contra las convenciones burguesas y la falsa moral, enemiga de la carne. Frente a todos los intentos de domeñar o demonizar lo impulsivo, celebró la fuerza elemental de la vida y glorificó la naturaleza humana y la belleza de los cuerpos. Ejerció una gran influencia en Brecht.

Los personajes de Despertar de primavera son un grupo de adolescentes de entre 14 y 15 años de edad, quienes manifiestan los deseos, intereses y conflictos típicos de esa etapa de la vida. La sexualidad, el amor y la muerte entrecruzan sus vidas.

En una habitación, Wendla discute con su madre sobre el largo del vestido que deberá estrenar para su cumpleaños número 14. La joven crece y desea mostrar sus curvas y sus piernas a la par que su madre quiere taparlas.

Melchor y Mauricio se enfrascan en una larga conversación sobre la desnudez, el pudor, las sensaciones corporales, el descubrimiento de la excitación sexual, y el “misterio” de la procreación. Comparten sus experiencias y sus desconocimientos sobre el surgimiento de sus primeras pulsiones sexuales. Mauricio pide a Melchor que le entregue por escrito los conocimientos que aquel ha adquirido en libros y grabados sobre el tema en cuestión. Mauricio le pide a Melchor: “Escribe tus explicaciones. Escribe lo que sepas, pero con claridad, concisión... y mañana en la clase de gimnasia metes tu escrito, sin que yo me entere, dentro de uno de mis libros... Me lo llevaré a casa sin saberlo, y lo encontraré como por casualidad. Y no podré menos de pasar distraídamente la vista sobre el papel”.



Marta cuenta a sus amigas los castigos físicos que sus violentos padres le propinan e imagina que cuando tenga hijos los educará libres. Sueñan con tener hijos “varones” y Thea y Marta, afirman preferir haber nacido hombres, mientras que Wendla muestra su orgullo por ser mujer y objeto del amor de un hombre.

Sus compañeros de clase se encuentran angustiados sobre la suerte de Mauricio quien ha entrado en la sala de profesores para verificar sus notas en los últimos exámenes.

En el bosque Melchor encuentra a Wendla buscando frutos para un ponche. La invita a descansar bajo la sombra de una encina y platican. Wendla confiesa el secreto de los golpes que Marta recibe de su padre e invita a Melchor a que le pegue para saber qué se siente ya que a ella jamás le han pegado. El joven, al comienzo se resiste pero luego comienza a golpearla con una vara y, ante la provocación de Wendla, termina enfureciendo y mientras llora le da tan fuertes puñetazos que la hacen gritar terriblemente. De pronto Melchor da un salto y lanzando profundos gemidos desaparece en la espesura.



Mauricio se siente relajado luego de la odisea de haber entrado a la sala de profesores a leer las notas de los exámenes. Aprobarlos lo alivia de haber tenido que “pegarse un tiro”. Sus padres lo sacrifican todo por él y si fracasara su “padre tendría un ataque” y su madre “iría al manicomio”. La señora Gabor, madre de Melchor, trae el té y recomienda a Mauricio, a quien ve desmejorado, que no le dedique tanto tiempo al estudio y que salga más de paseo por ser ello más útil para su edad.

A Mauricio le provoca intensa conmoción leer las notas que su amigo escribiera sobre las muchachas y el placer que estas son capaces de sentir.

La madre de Wendla, la señora Bergmann, le comunica con mucho entusiasmo que la cigüeña ha traído al tercer hijo de su hija mayor. Wendla pregunta con insistencia y curiosidad sobre la aparición de la cigüeña, si entró volando por la ventana o por la chimenea. Ante las evasivas respuestas de su madre insiste en que le preguntará a su hermana, o mejor al deshollinador quien seguro estará mejor enterado de por dónde entró volando. Finalmente, acorrala a su madre y la insta a que por favor le cuente “cómo ocurre, cómo sucede eso”, o si es que acaso pretende que a los 14 años crea aún en la cigüeña. La señora Bergmann invoca la protección de Dios, su ayuda y su perdón, promete decírselo y se lo explica de este modo: “Para tener un niño... se debe... al hombre con quien se está casada... querer... como solo se puede querer a un hombre... quererlo de todo corazón... como no puede decirse... Como a tu edad no se puede querer... ¡Ahora ya lo sabes!”.

Wendla encuentra a Melchor en un granero donde descansa tendido de espaldas sobre el heno fresco. Melchor se abalanza sobre ella y comienza a besarla...



La señora Gabor escribe una comprensiva carta en la que se excusa de no poder ceder al pedido del amigo de su hijo. Mauricio le ha solicitado ayuda económica para comprar un pasaje a América. No puede enfrentarse a sus padres ante su fracaso en las calificaciones del último trimestre y de no recibir esa ayuda para huir, se suicidará. La frente alta... señor Stiefel! ¡Crisis como esta y otras necesitan ser superadas! Si todos al primer contratiempo quisieran recurrir al puñal o al veneno, el mundo no tardaría en quedar desierto!...

Mauricio se debate ante la idea de quitarse la vida. Lo avergüenza irse de este mundo sin conocer el amor carnal. Antes de morir debería hacer creer que ya no es virgen. Recuerda a “La reina sin cabeza” en cuyos suaves brazos, encontrará la compasión... Aparece Ilse, se le ofrece y éste la evita, de lo que luego se arrepiente. El ímpetu de esta ocasión perdida le hace titubear su decisión. Finalmente, quema la carta de la Sra. Gabor y se dirige al río…

El padre de Mauricio, buscando evidencias que le den pistas para comprender la muerte de su hijo, ha encontrado entre sus cosas el informe, con dibujos e ilustraciones, que Melchor le entregara bajo el título de “El coito”. Sometido al tribunal y acusado de “pornógrafo e inductor al suicidio”, Melchor intenta explicar que no hay en ese escrito ningún pasaje indecente, ni ataque a la moral. Melchor es expulsado de la escuela.

En el cementerio, sepultan los restos de Mauricio. Sus compañeros de colegio se acercan a la tumba y discuten sobre la muerte de Mauricio: se ha pegado un tiro en la cabeza o se ha ahorcado. Por estos motivos presumen que le falta la cabeza... Ilse y Marta arrojan flores frescas sobre el ataúd y la primera le confiesa a su amiga que ella ha guardado la pistola con la que se disparó Mauricio. Marta le ruega que se la regale; pregunta a Marta si es verdad que le han enterrado sin cabeza. Ilse responde: “Los juncos estaban salpicados de sangre. Pedazos de sus sesos colgaban de los sauces”.

El señor y la señora Gabor discuten sobre la expulsión de Melchor del Instituto. El padre quiere que vaya a un “correccional”. La madre se desespera ya que considera que eso es enviar a su hijo a la muerte. Intenta defenderlo. El señor Gabor la acusa de haber sido siempre muy indulgente con Melchor; considera que su hijo es un vicioso, que “está podrido en lo más recóndito de su ser”, que su “interior está corrompido” por lo que ha escrito. Muestra entonces a su esposa una carta escrita por Melchor en la que confiesa a Wendla que su accionar con ella no lo deja tranquilo, que ha pecado y se hará responsable por las consecuencias... Luego de escuchar esto, Fanny Gabor ya no puede defenderlo más y pide que lo lleven al correccional, donde “encontrará aquello de que en su casa fue injustamente privado: férrea disciplina, principios y una convicción moral a la que ha de someterse absolutamente”


En su alcoba, Wendla es auscultada por el doctor Brausenpulver. Wendla supone que tiene hidropesía y teme morir; su madre intenta calmarla diciéndole que tiene anemia. La joven insiste de tal modo que finalmente su madre la contradice y le confirma que está embarazada. “¡Pero cómo es posible, madre! -pregunta Wendla- ¡Si no estoy casada!”. “¡El que no estés casada... eso es lo terrible...!”, responde su madre. La señora Bergmann hace entrar a la comadrona Schmit...

Revolcándose sobre la hierba, Hans y Ernesto hablan acerca de cómo se imaginan en el futuro. Hans anima a su amigo diciéndole que, dentro de 30 años, cuando recuerden esa tarde, se reirán de ello. Hans besa a Ernesto en los labios y este le confiesa que lo quiere “como nunca un alma ha querido”

Melchor se ha escapado del correccional y trepa la tapia del cementerio. Se topa con la tumba de Wendla. Se acusa de ser el causante de su muerte. De pronto, aparece Mauricio saltando entre las tumbas con su cabeza debajo del brazo. Insta a Melchor a que le dé la mano y lo acompañe e intenta persuadirlo de los beneficios de los muertos, quienes todo lo ven y de todo se ríen, eso los hace superiores. Aparece un caballero enmascarado que reta a Mauricio por mentirle a su amigo y pavonearse con aires de superioridad. El Caballero esclarece a Melchor sobre la muerte de Wendla y le cuenta que ella no murió por su culpa sino a consecuencia de los abortivos que le suministró su madre. El Enmascarado propone amparar a Melchor, “guiarlo entre los hombres, ampliar sus horizontes de un mundo fabuloso, hacerle conocer sin excepción todo lo interesante que el mundo encierra”... Los tres hombres sostienen un intenso debate sobre la moral, Mauricio recomienda, entonces, a Melchor que se vaya con el distinguido desconocido, que deje que lo ampare y lo aproveche, y se despide de él. Se agradecen mutuamente la amistad. Melchor se aleja, del brazo del caballero enmascarado. Mauricio se queda solo, con su cabeza bajo el brazo, dispuesto a regresar a su tumba...



Despertar de primavera se presentó en nuestro país por primera vez el 19 de enero de 1960 con la inauguración del Teatro de la Ciudad Universitaria, (más tarde nombrado Teatro Carlos Lazo de la Facultad de Arquitectura). La función inaugural fue con la obra, de Wedekind, bajo la dirección de Juan José Gurrola y en el elenco participan, entre otros: Roberto Dumont, Gastón Melo, Enrique Rocha, Ignacio Sotelo, Néstor López Aldeco, Luz del Amo, Juan Felipe Preciado, Nancy Cárdenas y Juan Ibáñez, toda una pléyade de figuras de los escenarios teatrales nacionales.

A partir de la obra original, en Broadway se llevó a cabo una sui géneris adaptación a formato de comedia musical de cámara. El montaje nace en el 2006 en Nueva York musicalizado por el compositor estadounidense Dunkan Sheik, en mancuerna con Steven Sater, creador de la letra.

El 19 de octubre de 2012 levantó telón en nuestro país, Omar Catalán y su productora Escenari Teatro fueron los responsables de traer la exitosa obra a México con Alan Estrada y Melissa Barrera, al frente de un numeroso elenco, (en el que resalto sobre manera, supliendo al titular, Mauricio Romero) y con música en vivo. La obra fue dirigida por Natalia Traven, quien por primera ocasión se aventuró a realizar teatro musical.

Ganadora de ocho premios Tony incluyendo el de mejor musical, Despertar de primaveraes un canto que celebra con fuerza, esperanza y pasión el trayecto humano de la juventud a la madurez. Un cúmulo de emociones y música inolvidable.

En la Sala Novo, del teatro La Capilla, entre agosto y septiembre de 2019, se llevó a cabo, gracias a la Compañía La Cuadrilla Teatro, con dramaturgia de Bruno González, traducción de David Hevia y dirección de Verónica Zurita, una versión de esta tragedia contemporánea, interpretada por Dulce García, Berenice Reyes, Mike Jiménez, Ángel de León, Matías Sales, Ursula Durón, Andrea Parra y Diana Solís Ruiz

Un par de meses después, el siempre activo, creativo y sensible Diego del Río, con la complicidad de 14 actores lleva a escena otra novedosa versión del clásico de Wedekind, versión en la que la música es un actor principal, gracias a la minuciosa labor de Andrés Penella, actor y compositor. Todos los actores forman parte del coro.

El montaje con 14 actores en escena se presenta en un espacio que abrió a principios de 2019, Galera, un centro cultural en la colonia Roma que cuenta con varios servicios, como restaurante, foro y estudio de grabación.

Durante el proceso de puesta en escena, la compañía fue exponiendo historias personales que vivieron todos y que tuvieron que ver con los temas que se tocan en la obra, cada uno de los integrantes de la obra pasó, en cierto grado, por lo que pasan los personajes de la historia.

Hay 26 intervenciones musicales y nueve instrumentos en escena. Una canción en alemán: Romanos 1; una en francés: Je Vois Tes Yeux; una en latín, Moritura me Salutat; y un quinteto en español, Luz de Luna. Esto hace de Despertar de primavera, una propuesta muy distinta a cualquier otro montaje de la obra, en una versión original.

Los instrumentos que están en escena son el acordeón, la armónica, la flauta dulce, la flauta transversal, el ukelele, el teclado y la guitarra; además, toda la compañía canta y hace percusión corporal que forma una parte muy importante de algunas intervenciones.

Pero no es solo en lo auditivo la original propuesta del siempre eficaz del Río, como es su costumbre en cuanto a usos espaciales, utiliza dos espacios del muy joven Centro Galera, el restaurante, cuya gran mesa sirve como escenario, como pasarela, con los asistentes sentados a su alrededor, y alrededor de los asistentes ubicados en las sillas pegadas a los muros, es decir, su trazo es totalmente inmersivo y los jóvenes histriones pasan junto al publico e incluso se sientan junto a él. Para la segunda parte, utiliza el foro, a la italiana, sin perder la inclusión

Siempre apostando por el riesgo, Diego del Río vuelve a salir airoso con su mas reciente aventura escénica.


El teatro es de todos. ¡Asista!

Absolutamente recomendable. Imprescindible.

Despertando en Primavera De: Frank Wedeking.

Dirección: Diego del Río.

Actuación: Ana Guzmán Quintero, Eugenio Rubio Milena Pezzi, y Luisa Guzmán Quintero, Luisa Guzmán Quintero, Claudia González, Lourdes del Río, Diego Virgilio, Sebastián Dante, Francisco José Gómen, Sharon Ayon y Yoalli Michelle Covarrubias.

Centro Galera. Domingos, a la 13:00 y 17:00 horas, hasta el 3 de febrero.

Dr. Carmona y Valle #147, col. Doctores.

Fotografías: Roberto Blenda. Cortesía de la producción

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