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Convertir la vida de todos los días en algo trascendental. Texto y fotos: Salvador Perches Galván.












El grado de civilización de una sociedad

se mide por la forma en cómo trata a sus prisioneros.

Fiódor Dostoyevski








Asistir a la tierra de Tebas no es ir a ver una obra de teatro, es ir a ver el proceso de creación de una obra de teatro. En este entrecruce de caminos encontramos a la esfinge, a Layo, Yocasta y, por supuesto, a Edipo, lo que da lugar a un serio estudio sobre el parricidio y entonces surgen nombres fundamentales para la cultura contemporánea, cómo Dostoievski o Freud.

Tebas land, cierra con broche de oro, lo que podríamos considerar una trilogía mexicana de Sergio Blanco en torno a la autoficción, con otro par de obras que han estado en cartelera en tiempos recientes: La ira de Narciso, Kassandra y la que ahora nos ocupa.

En 2008, con la escritura de Kassandra, un monólogo teatral protagonizado por el personaje mítico de Casandra, Blanco inauguró su investigación artística sobre la autoficción, que fue desarrollando con obras como Tebas Land (2012), Ostia (2015), La ira de Narciso (2015) Cartografía de una desaparición (2017) o El bramido de Düsseldorf (2017).

Para Blanco, hay un vínculo muy fuerte entre el teatro y la autoficción, esta última reúne en un mismo relato datos biográficos reales y datos biográficos inventados. En el teatro coexisten la verdad y la mentira en un mismo soporte y en un mismo tiempo. Tanto la autoficción como el teatro, hacen un poco lo mismo: confundir el ser y el no ser. Esta es la razón por la cual el teatro se lleva tan bien con la autoficción, afirma el autor.

Sergio Blanco es un dramaturgo y director teatral franco-uruguayo. Vivió su infancia y su adolescencia en Montevideo. Su formación académica comienza en Uruguay donde estudió filología clásica. Decidió dedicarse por entero a la escritura y a la dirección teatral, tras recibir una beca por la Comédie Française en París, en donde fijo su residencia.

Su primera obra fue La vigilia de los aceros o la Discordia de los Labdácidas (1998). En 2003 y 2007, entró en el repertorio de la Comedia Nacional de Uruguay, con 45' y Kiev.

Sus obras han sido representadas y galardonadas en varios países: el Premio Nacional de Dramaturgia del Uruguay, el Premio de Dramaturgia de la Intendencia de Montevideo, el Premio del Fondo Nacional de Teatro, el Premio Florencio al Mejor Dramaturgo, el Premio Internacional Casa de las Américas y el Premio Theatre Awards al Mejor Texto en Grecia. En 2017 y 2020, sus obras Tebas Land y después La ira de Narciso reciben un "Award Off West End" en Londres.

Sus obras han sido traducidas y representadas en numerosos países, entre ellos Uruguay, España, Argentina, Brasil, Estados Unidos, Francia o Reino Unido. Entre sus títulos más conocidos destacan: Slaughter, 45’, Kiev, Barbarie, Kassandra, El salto de Darwin, Tebas Land, Ostia, La ira de Narciso, El bramido de Düsseldorf, Cuando pases sobre mi tumba, Cartografía de una desaparición, Tráfico, COVID-451 y Divina invención. Sus obras se han publicado e interpretado en más de veinte países. En el presente 2022, creará su nuevo texto Zoo en el Piccolo Teatro de Milán. También es autor de Autoficción. Una ingeniería del yo. Punto de Vista Editores. Madrid, 2018.

Dicta seminarios y cursos en universidades e instituciones culturales de todo el mundo. En 2014, el Instituto de Artes Escénicas de Uruguay le confió la dirección de una investigación de un año que giró en torno a la autoficción.

La escritura me permite pensar el mundo, pensarme, pensar las cosas y las personas. Yo no sé hacer otra cosa. Lo único que sé hacer es leer y escribir, nada más. Entonces me dedico el día entero a eso. Y además es la mejor manera que encuentro para combatir el miedo a la muerte, al paso del tiempo, a las separaciones…

Cuando escribo dejo de tenerle miedo a todo eso. Es un acto de una soledad extrema pero que tiene una profunda fe en que habrá alguien que vendrá más tarde a leer lo que uno ha escrito. Siempre escribo pensando en alguien – que no es nadie en particular –, pero en quien tengo esperanza.

Sergio Blanco.

Tomando como tema central la figura del parricidio, el dramaturgo escribió Tebas Land, inspirada en el mito de Edipo, en la vida del santo europeo del siglo IV San Martín y en un expediente creado e imaginado por el propio Blanco, en el cual se narra el juicio del joven parricida Martín Santos.

A partir de los encuentros que mantienen, el joven parricida y un dramaturgo que intenta escribir la historia de dicho hecho sangriento, Tebas Land va, poco a poco, preocupándose no tanto de la reconstrucción del crimen, sino de la representación escénica de los encuentros entre ambos personajes.

La obra se aleja de la parte “ética” del parricidio para concentrarse en las posibilidades estéticas de su representación y ofrecer una tesis sobre el acontecer teatral.

Basada en el principio de la duda, en la dualidad como guía Tebas Land tiene la complejidad de lo primitivamente sencillo, del origen de las cosas, de la crueldad de la palabra.

A veces somos asesinos sin serlo, afirma el dramaturgo, quien, en Tebas Land, politiza lo íntimo desde una necesidad de alteridad mediante un texto que indaga en la compleja cuestión del parricidio. Un dramaturgo es invitado por el Foro Shakespeare, que gracias a su directora Itari Marta, desde hace años ha trabajado el teatro penitenciario, con internos del penal de Santa Marta Acatitla, con notables resultados. Mauricio quiere escribir una obra sobre Martín, un joven que mató a su padre de veintiún golpes de tenedor.

Se encuentran en la cancha de básquet de la cárcel, el proyecto original es que Martín “actúe” su propia vida en el foro. Las dificultades para lograr que el recluso pueda participar en la representación, no se hacen esperar. El argumento: la seguridad del mismo y de la gente que se encuentre en el foro.

Los diálogos entre Mauricio y Manuel, el actor que interpretará a Miguel describen tanto el terrible asesinato, como lo complejo del sistema “de justicia”, no de Francia, no de Uruguay, las dos patrias del autor, también de México, y al parecer, del mundo entero.

En México, donde prevalece el crimen, los feminicidios, las desapariciones y la inseguridad dentro de la sociedad, es importante invitar al público a conocer diferentes perspectivas de una realidad que existe todos los días, en todo momento, a nuestro alrededor. Acercarnos a estas historias crea la posibilidad de generar empatía dentro de nuestra comunidad.

“El padre era una bestia. Un monstruo. Le pegaba todo el tiempo, lo ofendía. Lo torturaba. Incluso en público. Putito lame vergas, se la pasa diciéndole cuando descubre que su hijo se prostituía con hombres. Lo humillaba permanentemente. Le deshizo la vida. A él y también a su madre, que falleció de cáncer. Es como lógico que un día lo haya eliminado. Que un día haya puesto un freno a toda esa especie de calvario”, plantea Manuel en un momento de la obra.

Los hechos, a modo de relato, se acumulan y progresan. Con varias capas de lectura, la obra funciona como una historia que el dramaturgo – director le cuenta a quienes lo escuchan, en el hecho vivo e irrepetible que es el teatro. Una forma de salirse de sí mismo para encontrarse con otras miradas. Un intento de suspender el tiempo y convertir la vida de todos los días en algo trascendental.

Este apasionante experimento especulativo pone en jaque la credibilidad del espectador. Llega a un sospechado mundo ambiguo, intermedio, donde se pueden multiplicar hasta el infinito las asociaciones libres en cada abordaje, pero también en la participación especulativa del público. ¿Es el director o el actor al que escuchamos?, ¿Es el parricida o el actor que lo interpretará a quien vemos?. La distancia amplia al principio entre el preso y el autor se va acortando. Las pulsiones sexuales afloran, el deseo, y el temor, también. La amistad y el afecto también hacen acto de presencia. La empatía con el joven delincuente acaba siendo absoluta, su ternura se apodera del espectador. La separación resulta dolorosa.

Tebas Land una historia electrizante sobre la realidad y la ficción; la retribución y la justicia, pone de manifiesto una realidad que vivimos en México, celebra el encuentro humano y ofrece un admirable sentido de esperanza.

Conmovedora, inteligente, con actuaciones que desarman y parten el corazón y el cerebro en dos. Mauricio García Lozano (en su doble función como director y actor) y Manuel Cruz Vivas ofrecen trabajos impactantes, conmovedores, reflexivos en Tebas Land, que brinda la capacidad sanadora de la palabra, a través de un recorrido por la figura del parricidio y los vericuetos de la representación teatral, con una potente dirección del propio García Lozano, quien, si algo conoce a la perfección, es el trabajo con los actores. En este caso, la presión recae en el propio director y en el joven Manuel Cruz Vivas quienes realizan una actuación soberbia. Una pieza intensa y provocadora sobre la muerte, la culpa, la soledad, la creación, la sexualidad, la imaginación y el lenguaje, en una puesta en escena redonda, en donde brillan todos los elementos de la misma.

El teatro es un arte de muchos y aunque sea un solo nombre el que figura, detrás de lo que se puede ver, siempre está el trabajo colectivo de muchas personas. Como dice Umberto Eco: el texto teatral es una máquina de jugar muy perezosa, para funcionar necesita la intervención de varias personas. Si toda la maquinaria de mi teatro funciona, es gracias a todos estos equipos de personas que hacen un trabajo admirable y que hacen posible que el teatro suceda.

Sergio Blanco.

Tebas Land hace suya la exigencia ética de revisar a fondo el sistema penitenciario desde el encierro. Un preso(a) podría no solo reintegrarse, reincorporarse a la sociedad, si el sistema que lo sujeta fuera más constructivo; si existiera la aspiración de recuperar y reencauzar al individuo para que pudiera retomar un camino social, como lo ha demostrado la gran labor de Itari Marta y su equipo, al respecto.




El teatro es de todos. ¡Asista!


Absolutamente recomendable. Deje todo y corra a verla.



Tebas Land. De: Sergio Blanco.

Dirección: Mauricio García Lozano.

Actuación: Mauricio García Lozano y Manuel Cruz Vivas.

Viernes 20 hrs. sábados 17:30 y 20:00 hrs. domingos 13:00 y 17:30 hrs. Hasta el 26 de junio.

Foro Shakespeare, Zamora 7 Colonia Condesa. Metro Chapultepec




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