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Como podemos habitar Tebas. Texto y fotos: Salvador Perches Galván.

  • eseperches
  • 12 ago 2022
  • 10 Min. de lectura


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Nadie sabe que eres el azote de tu propia sangre,

de los muertos bajo la tierra y de los vivos aquí arriba,

y el doble trallazo de la maldición de tu padre y de tu madre,

te arrojarán de este mundo.

Sófocles, Edipo Rey.








Inmortalizada por Sófocles y popularizada por Freud a través del Psicoanálisis, la historia de Edipo es la más famosa de las tragedias griegas.

Sin embargo, pasaba por allí un pastor, Forbas, que escuchó el lamento del bebé y le salvó. Se lo entregó a Polibio y a su esposa, Peribea. Juntos le criaron y le pusieron por nombre Edipo, que significa el de los pies hinchados.

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Uno de sus compañeros le espetó que no era más que un hijo adoptado y que por tanto no tenía honra. Edipo decidió ir hasta el oráculo de Delfos para que le diera respuestas. El oráculo le pronosticó lo mismo que a los reyes de Tebas, por lo que le aconsejó que no se acercase al lugar que le había visto nacer. Edipo entonces decidió que no volvería a Corinto, por lo que puso rumbo a Fócida.

Durante el camino destacan dos sucesos. Primero, se enfrentó en un cruce al pasajero de un carruaje al que dio muerte accidentalmente; se trataba de Layo, su padre, aunque Edipo desconocía tal hecho. El segundo es el encuentro con un horrible monstruo, la esfinge. Se trataba de un ser con cabeza y manos de mujer, voz de hombre, cuerpo de perro, cola de serpiente, alas de pájaro y garras de león. Estaba situada en lo alto de una colina y a todo aquel que se acercara le hacía una pregunta, ante cuya ignorancia moría en sus manos el desdichado.

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El nuevo rey de Tebas, Creonte, hermano de Yocasta, ofrecía como recompensa la mano de su hermana y, por consiguiente, el trono de Tebas, a aquel que consiguiera descifrar el enigma de la esfinge y deshacerse de ella.

Edipo decidió enfrentarse a tal ser. Cuando se encontró con la esfinge, ésta le pregunto:“¿Cuál es el animal que por la mañana anda sobre cuatro pies, dos al mediodía y tres por la tarde?”. Edipo, no tardó en responder que se trataba del hombre, ya que en su infancia anda sobre sus manos y pies, durante la época adulta anda sobre sus piernas, pero en su vejez debía de ayudarse de un bastón como si fuera un tercer pie. La esfinge se puso furiosa de que alguien hubiese resuelto el acertijo, por lo que se suicidó golpeándose la cabeza contra una roca.

Como recompensa, Creonte cumplió con lo prometido y le entregó a Yocasta. Edipo vivió feliz durante muchos años junto a su mujer y a los hijos que había tenido con ella, Etéocles, Polinice, Antígona e Ismene. Pero la felicidad se vio truncada cuando llegó una epidemia de peste, arrasando toda la región.

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Ante este problema acudió al oráculo de Delfos para que le dijera cómo solucionarlo. El oráculo aseguró que sólo se acabaría cuando se descubriese al asesino de Layo y fuera expulsado de Tebas. Edipo comenzó entonces a investigar hasta que descubrió la verdad, que había sido él el asesino y se había casado con su propia madre.

Yocasta no pudo soportar la verdad y se suicidó. La noticia había afectado en gran medida a Edipo, quien consideró que no merecía ver más la luz del día y decidió sacarse los ojos con una espada. Después fue expulsado de Tebas por sus hijos, aunque Antígona se fue con él para ayudarle y guiarle.




Edipo: nadie es ateo se estrenó en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario en Agosto de 2018. La obra, escrita y dirigida por David Gaitán, le da continuidad al recorrido, reencuentro, revisitación del dramaturgo a los clásicos.

Edipo: nadie es ateo, afirma Gaitán, se siente como una isla a la que tarde o temprano todo mundo tendríamos que llegar, no sólo porque lo traemos desde antes de darnos cuenta que lo traemos, desde lo psicoanalítico, pero también desde la cultura más fundacional. Luego que nos acercamos al teatro es un punto obligado en la formación, y visitarlo ahora con la premisa de escenificarlo y por lo tanto de desprendernos, en lo posible, de lo academizado que está, este mito se convierte en una experiencia artística muy, muy estimulante de hacer. Ha sido un oasis para todos los que estamos en el proyecto.

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¿Por qué nadie es ateo.?

Es algo de lo que a mi me interesa cuando me he acercado a los clásicos y he reescrito, es, al tiempo que buscamos contar el argumento del mito, hacemos una serie de conversaciones paralelas, que me parece que es lo que termina siendo el anclaje más sólido hacia lo contemporáneo, hacia México, hacia este momento de la historia y del país. Y una de las conversaciones que en Edipo: nadie es ateo planteamos, es en torno a la fe. Cómo buscamos activar las preguntas de la forma en que nos relacionamos hoy en día con la fe, sobre todo las personas, como la mayoría de los que hacemos la obra, que crecimos como ateos, pero que, sin embargo, sentimos que tenemos una relación significativa con nuestra vida espiritual, desplazada, no necesariamente manifestada en una religión, o en el ejercicio de una religión, pero si, por ejemplo, en habitar la ficción en la filosofía, en conversaciones existencialistas, en la idea de que hay más, además de esta realidad. Entonces de ahí la aseveración de que nadie es ateo, la provocación de que nadie es ateo que, al tiempo que yo creo que conversó con mi generación, y en general con esta época de la humanidad, creo que también lo hace directamente con Edipo, desde su lugar más griego, más antiguo.

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Y también es una continuidad a estas disertaciones de fe que has hecho en otras obras.

Si, el tema de la fe no es uno que esté visitando por primera vez, hay una obra que se llama Dios, o no ser, donde lo abordo, también en La velocidad del zoom del horizonte, en Paraíso diseñado, en fin en varias obras. Es un tema que a mí me apasiona, sin duda me convoca, porque me sigue ocupando en mi vida cotidiana, en tanto siga generando pensamiento, para mí el mejor modo que he encontrado de articular lo que siento y lo que pienso es en el teatro.

Por eso es que lo sigo visitando así como el otro tema quizá que con más fuerza pisamos con Edipo: nadie es ateo, es el tema de la verdad, la verdad como fenómeno, como valor, como objeto. como concepto. Creo que en esta obra la interacción entre esas dos ideas es lo que eventualmente vamos trenzando y articulando para poner en escena el mito de Edipo.


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Ante el desconcierto que la peste ha generado entre la población, el oráculo Tiresias advierte: “Un humano se coló entre las bestias. Secuestró todo el salvajismo disponible. Encuentren al animal y Tebas renacerá.” El rey Edipo aferrado a restablecer el bienestar de su pueblo, comienza así una cacería ciega en pos del culpable.

Para el mejor entendimiento y disfrute de la pieza escénica, es importante subrayar que el mito de Edipo Rey ha marcado la civilización occidental de manera tan determinante e incidido en tantas áreas (científica, social, afectiva y psicodinámica) de modo tan categórico que ha modificado su cualidad de simple relato a todo un concepto.

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El oráculo, que es tan importante en la cultura griega ya que es, finalmente, lo que dictaba el destino y del cual, se supone, nadie puede escapar. ¿Cómo opera en nadie es ateo, confrontándolo con una cuestión de fe?.

Es la conversación que en buena medida ponemos sobre la mesa en la obra, continua el joven dramaturgo, así como en otras obras. A mí no me interesa con el teatro que hago, establecer una máxima, sino poner conversaciones en el escenario que resulten estimulantes. Esa es una de las que ponemos aquí en Edipo, qué tan irrefutable es la idea de un oráculo, cuál es el oráculo contemporáneo, cuál es la peste contemporánea, como nos relacionamos con lo que se nos dice que es inamovible, la importancia de compartir esos preceptos, esos designios… Justamente en la relación de Edipo con los designios, es en el marco en donde ocurre nuestra representación y el mito original, pero la problematización de eso es una de las líneas fundamentales para nosotros haciendo esta obra.

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¿En tu puesta en escena se ven túnicas, columnas…?

No, esta vez no será esa versión del mito. Parte de lo que nos interesa, a mí en lo particular, y al equipo que estamos haciéndolo, al maestro Alejandro Luna que hace escenografía e iluminación, a Mario Martín que hace diseño de vestuario, es como podemos habitar Tebas. Tebas siendo un lugar, casi es una metáfora de nuestras fantasías. ¿Cómo podemos habitar Tebas sin que el espectador, en el momento de acercarse a la representación, tenga una sensación museística?, ¿qué decisiones tenemos que tomar para que lo que pasa sea una exacerbación del presente?.

A pesar de todo, la teoría que hay entorno a Edipo, toda la academia que hay en torno a Edipo, ¿cómo poder hacer el mejor honor a esa academia, traicionándola un poco, y colocando esto en códigos que al espectador que hoy en día va a venir a la obra, México, Ciudad de México Teatro de la Ciudad en Agosto del 2022, le pueda resultar potente y revelador?.

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Porque si bien en forma tradicional no se preservan los mitos, todas estas tragedias griegas, todos estos mitos, fundan la cultura occidental y se mantienen vigentes.

Sin duda si. Eso es mucho de la conversación que hemos tenido haciendo la obra, es en dónde están estos mitos en nuestra cotidianidad hoy en día, qué tanto nos resistimos a ellos, en dónde se manifiestan. ¿Qué tanto hablamos del asunto, qué tan profundo es el efecto de lo siniestro? ¿qué tanto se nos puede presentar?. Y tratando de articular esas respuestas, es que tomamos muchas decisiones del espacio, actorales, de tono, de sonido, pero, en efecto, eso es lo que nos interesa descubrir.

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Este montaje, articulado entorno a sólo 5 personajes (Edipo, Yocasta, Creonte, Tiresias y un mensajero), en un único acto, que funciona para ver el entramado privado de quienes gobiernan y la posible incidencia en los ciudadanos. El elenco lo conforman: Carolina Politi, Diana Sedano, Adrián Ladrón de Guevara, el propio Gaitán y Ramón Morales.

¿Cuál es tu apuesta rodeado de un equipo de actores de probada calidad?.

La apuesta es que el espectador termine con una sensación desconcertante en el pecho, que pueda ser un vehículo que le resuene en fibras íntimas, porque esta obra, quizá a diferencia de Antígona o de Enemigo del pueblo, que son montajes que he hecho, quizá ésta está más teledirigida a la intimidad del espectador. Por supuesto hay una serie de comentarios en torno a lo social y a lo político, porque es algo que tenemos todos los que hacemos la obra y que no es que quede fuera, pero, a partir de algo que le pasa a Edipo, intuimos que la identificación del espectador corrían fibras sutiles de su intimidad.

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En 2019 la obra tuvo otra temporada en el Teatro el Galeón, del Centro Cultural del Bosque, ese año, Edipo: nadie es ateo se hizo acreedora de los Premios Metropolitanos a la Mejor Adaptación y a la Mejor Dirección de escena, la puesta, escrita y dirigida y actuada por David Gaitán, ofrecerá dos funciones especiales en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, dedicadas a rendir homenaje al maestro Alejandro Luna, quien realizó el diseño de escenografía e iluminación, y se llevarán a cabo el sábado 13 a las 19 horas y domingo 14 de agosto a las 18 horas en el Teatro de la Ciudad.

El diseño de escenografía e iluminación están a cargo de Alejandro Luna, quien muestra nuevamente su exquisito toque artístico al plantear un espacio que sirve como marco idóneo para narrar una historia que, aún cuando el planteamiento de Gaitán la vuelve contemporánea, atraviesa siglos de civilización occidental. El encuentro generacional entre Luna y Gaitán ve en Edipo: Nadie es ateo. Su segundo capítulo, luego de Enemigo del Pueblo.

Alejandro Luna es una institución escénica en todo el mundo y ha sido calificado por sus pares como un “genio de la luz” y “pilar fundamental del teatro mexicano” y a quien se rinde un reconocimiento por su amplia trayectoria.

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Eminencia en el teatro en México, arquitecto que ha contribuido para el diseño y construcción de algunos recintos, como los del Centro Cultural Universitario, también contribuyó para el Santa Catarina, que hizo por su cuenta y lo compró la Universidad. Todos los teatros de la UNAM tienen su firma.

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Sobre el hecho escénico en nuestro país, el maestro afirma con respecto a la iluminación: Creo que tenemos en México mucho talento para eso, y hemos aprendido a hacer, con poco dinero, cosas muy vistosas.

Edipo: nadie es ateo es la segunda colaboración con el joven multi talento David Gaitán, de la cual afirma: Son clásicos aunque los vistamos con distintas vestiduras y adoptándolos a los diferentes tiempos. Edipo es de siempre, es eterno.

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¿Cómo ilumina este Edipo?

La luz no se puede platicar, nada más se puede ver. Ni siquiera la luz hace la luz, la iluminación sobre las caras, los cuerpos, la escenografía, los detalles. Y la luz siempre es un lenguaje muy poderoso, porque no sólo llega visualmente, llega por dentro también. A mí me gusta mucho iluminar y trabajó con un asistente también muy talentoso, también es muy creativo. Deberemos firmarla juntos.

Después de haber trabajado con los grandes pilares del teatro mexicano: Gurrola, de Tavira, Margules, Mendoza, generaciones intermedias y con jóvenes, ¿Cómo es la relación con Gaitán, un joven talento muy prolífico, que lo mismo actúa, escribe y dirige. ¿Cómo es la colaboración con él?

Muy rica, muy entrañable. A mí me gusta mucho trabajar con él, es muy claro en lo que piensa, en lo que quiere y lo que siente, y me gusta esa transparencia, esa comunicación muy fluida.


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En la reinterpretación de Gaitán, basada principalmente en Edipo Rey, de Sófocles, la ciudad de Tebas está cubierta por los cadáveres de animales. Sin razón aparente, han ido muriendo poco a poco.

La reflexión particular que esta versión ofrece con respecto a montajes tradicionales del mito, es en torno a la verdad: Para dar con el responsable de la peste que azota Tebas, Edipo propone a su pueblo un acto performático: decir la verdad a toda costa, preguntar lo que no se sepa, activar las conversaciones que se tienen catalogadas como prohibidas y desmontar la censura.

De esa forma, el pueblo tebano relata, a través de cartas que se le leen a Edipo mientras descansa en el ojo de un huracán, cómo la práctica de la verdad es un camino viable para resolver todos los problemas: la verdad como una versión de la divinidad.


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El teatro es de todos. ¡Asista!


Absolutamente recomendable.


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Edipo: nadie es ateo. De: David Gaitán.

Dirección: David Gaitán.

Actuación: Carolina Politi, Adrián Ladrón, Diana Sedano, Ramón Morales y el propio David Gaitán.

Producida por Claudio Sodi, Magnifico Entertainment.

Escenografía e iluminación: Alejandro Luna, Mario Marín, vestuario; Amanda Schmelz, maquillaje; Rodrigo Espinoza, diseño sonoro, y Erika Gómez y Félix Arroyo como escenógrafa e iluminador adjuntos.

Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36, Centro Histórico, Metro Allende).

Sábado 13 de agosto 19 horas y domingo 14 18 horas.

Admisión: Luneta, Primer Piso Central y Primer Piso Lateral $250, y Anfiteatro y Galería, $200. Los boletos se pueden adquirir en la taquilla del teatro y en las plataformas digitales de Ticketmaster.

Con los cuidados sanitarios necesarios: uso permanente de cubre-bocas y de gel anti-bacterial, tanto de parte del personal del teatro como de los espectadores.

*Las fotos que ilustran este texto, son de su temporada inaugural.

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