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Clásico, pícaro y transgresor. Por: Salvador Perches Galván.



Teatro de títeres con música tradicional mexicana basado en la célebre leyenda sobre el hombre que hace una alianza con la muerte, se trata de El doctor improvisado. Obra interpretada con música tradicional mexicana en vivo, que explora al máximo las capacidades del títere de guante con una estética inspirada en la Escuela Mexicana de Pintura y en el arte popular. Esta historia narra como un sastre, cansado de vivir en la pobreza abandona a su familia en busca de fortuna, sin pensar que en su camino se encontrará con la muerte, con quien hará tratos que lo meterán en una gran cantidad de aventuras y embrollos, pues hacer tratos con la muerte no siempre resulta tan bueno.


Rolando García, creador del espectáculo, afirma: La obra surge a partir de un cuento que encuentro publicado en 1905, por el taller de la Gráfica Popular, por Vanegas Arroyo. En cuanto lo leo, veo claramente en el personaje de la muerte al clásico, pícaro y transgresor protagonista del títere de guante en su versión más antigua, popular y callejera, por lo tanto, divertida y contundente. Después empecé a estudiar Macario, porque es la misma historia. Es una historia que se da en todo el mundo, es decir, hay varias culturas que tienen la historia del encuentro del hombre con la muerte, y de cómo establecen una amistad. En este caso, establecen un compadrazgo en nuestra historia y siempre el hombre hace un acuerdo con la muerte, en donde, al final, no la puede vencer. Esta historia está en todo el mundo, desde la literatura infantil, con El ahijado de la muerte, cuento popular de los hermanos Grimm, y la referencia que nosotros teníamos era Macario, de B. Traven, a partir de ahí empezamos la investigación y decidimos regresar al cuento original que conocimos, El doctor improvisado.



La obra cuenta con música tradicional mexicana interpretada, en vivo, por Alan y Ollín García. Tocamos una jarana Huasteca, es la voz de Alan García, una guitarra, un violín, un pandero y las claves. El pandero y las claves son meramente para los efectos de sonido con los que acompañamos la escena. Con el violín y la jarana Huasteca hacemos el son Huasteco, el tema de la obra, y la pirecua de Michoacán


El montaje explora al máximo las capacidades del títere de guante con una estética inspirada en la Escuela Mexicana de Pintura y en el arte popular. El resultado es producto de práctica y de entrenamiento para esta obra. Tuve un año de trabajo físico, nos comparte el creador del espectáculo, Rolando García, y la idea es, en un teatrino muy pequeño, para una sola persona, ver las máximas posibilidades que podía dar. Se diseñó para esto y fue todo un año entrenando, pero no viene de la nada, hay 35 años previos de experiencia y todas las enseñanzas que uno va recogiendo, donde uno trata de sintetizarlo en una propuesta propia. En ese trayecto, hemos ido adquiriendo una técnica, recursos, etcétera.

Cuando leí el cuento, yo veía al personaje en teatro guiñol, como funciona el guiñol, con escondidas, golpes, con todas esas características que conocemos en un estilo muy popular, muy de calle, y a partir de eso, desarrollamos un estilo propio. Esta forma de hacer títeres que se usa mucho en Europa, y nosotros, los latinoamericanos, todos los latinos, tenemos un gusto más fino, hay una larga escuela, muy, muy fina, entonces, lo que nosotros hicimos fue retomar la tradición latinoamericana y mexicana, combinarla con la europea e hicimos una mezcla de golpes y movimientos sutiles. De ahí viene.


A lo que añade el músico Alan García. En cada función hay algo nuevo, improvisamos, tanto Ollín y yo con la música, como mi papá con los títeres. Estamos bastante bien acoplados, porque alguna improvisación que hace mi papá con los títeres, nosotros lo tratamos de acompañar con la música. Afortunadamente nos sale bien


El doctor improvisado ofrece un montaje muy espectacular, en el que hay cambios de escenografía y también de tramoya, todo sucede, igual hago voces, añade Rolando. Los titiriteros hacemos muchas voces, estamos acostumbrados desde el principio, a usar dos manos y a veces hacemos voces, aunque no estemos manipulando al títere. Sobre todo, en una compañía pequeña, vamos intercambiando voces, movimientos, de acuerdo al trazo. En este caso tenemos un trazo que se hace de arriba y tenemos otro trabajo, como una coreografía

Una de las características de un titiritero es que trabajamos la disociación, mover un solo dedo de la mano, hacer movimientos diferentes con las manos, vamos trabajando la disociación, pero la disociación no sólo es física, es mental. Entonces vamos entrenándonos en eso, de tal forma que, a la hora de abordar la escena, traemos esa preparación.



La propuesta y el reto, fue crear un espectáculo de formato pequeño e itinerante con un solo titiritero-musico. En 2006 García realizó la adaptación y a partir de ese momento se dedicó a perfeccionar el dominio de la técnica de manejo de títeres y a producir la obra. Estrenó en 2010 y en 2013, cambiaron la música grabada por música en vivo, llegando a la versión actual, con tres intérpretes.

La música está perfectamente integrada al relato, no corren cada una por su lado, están asociadas. La música apoya el trabajo dentro, fuera y bajo el escenario.

La música es fundamental porque abre, presenta y cierra el espectáculo. Pero también son muy importante los incidentales que ejecutan los músicos, que enriquecen sonoramente la obra, la hacen más redonda


La música es creación de los hermanos Alan y Ollín García, hijos de Rolando, o sea, es una obra familiar. Al principio no había tantos efectos de sonido, afirma Alan, eran pocos y poco a poco fueron entrando sonidos incidentales, que apoyan muchísimo a la narración, los golpes, las corretizas, en fin, y son de mucha precisión


Para los tres García, regresar a un teatro a dar funciones después de tanto tiempo significa mucho para nosotros. Es la posibilidad de empezarnos a curar como sociedad, de apoyarnos con arte y humor para reflexionar y ser creativos, resilientes.


La compañía Teatro al Hombro surge en 2010 en la Ciudad de México y se caracteriza por realizar adaptaciones de obras literarias a teatro de títeres, con el objetivo de difundir obras de la literatura universal y fomentar su lectura. Otro de sus objetivos es realizar adaptaciones de autores contemporáneos. Su trabajo es conocido en España, Suiza, Argentina, Colombia, Guatemala, Ecuador, Cuba y México.


Una verdadera labor de recuperación es la que emprende la compañía: recuperar cuentos de la literatura mexicana, títeres, la música regional mexicana, buscamos que no se pierda, habla Rolando García, que la gente vea y conozca otro tipo de música, no sólo lo que se está escuchando de moda, y los niños, sobre todos los niños desde chiquitos que se están adentrando a este tipo de arte.


El espectáculo se realiza con apego a los protocolos establecidos por las autoridades de la Secretaría de Salud, que incluye el uso de cubreboca al interior del recinto, mantener la sana distancia, la sanitización de la sala previo a la entrada del público y la aplicación de un filtro sanitario en el que se toma la temperatura a cada asistente para garantizar que no exceda de 37.4°C. Se proporciona gel antibacterial y hay un tapete desinfectante, además de contar con la señalética indicada en muros y pasillos. El aforo en el teatro es de 30 por ciento.





El teatro es de todos. ¡Asista!


Absolutamente recomendable.


El doctor improvisado.

Dramaturgia y dirección: Rolando García.

Compañía: Teatro al Hombro.

Actuación: Alan García, Olín García y Rolando García.

Teatro El Granero Xavier Rojas. Centro Cultural del Bosque, a espaldas del Auditorio Nacional.

Metro y metrobus Auditorio.

Sábados y domingos 12:30 horas. Hasta el 13 de diciembre.

Duración: 50 minutos.

Teatro de Títeres con música mexicana tradicional en vivo.

Apta para toda la familia.

Fotografías de Guillermo Méndez, cortesía de la Coordinación Nacional de Teatro.


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