Avanzar, crecer, vivir, y destruir. Texto y fotos: Salvador Perches Galván.
- eseperches
- 30 nov 2021
- 5 Min. de lectura

Jean-Luc Lagarce nace en 1957 en Héricourt, Francia, en el seno de una familia de clase obrera. En 1977, mientras estudia en la Facultad de Filosofía de Besançon, funda la compañía Théâtre de la Roulotte. En 1990 recibe la beca Leonardo Da Vinci y se muda a Berlín, donde escribe Solo el fin del mundo, considerada su obra maestra. Desde su muerte en 1995, con solo 38 años, su prolífica obra literaria (veinticinco obras de teatro, un libro de relatos, un ensayo e incluso un libreto de ópera) ha conocido un creciente éxito de público y crítica, convirtiéndose en uno de los autores fundamentales de la literatura francesa contemporánea.
Con 33 años Lagarce se enfrenta a un proceso doble que apunta a diferentes esferas e implica diferentes reflexiones. Por un lado, una enfermedad que entonces prolifera de manera anormal y descontrolada, de la misma forma que lo hace el temor y su estigma, y que augura la muerte como el más certero de todos los finales; por otro lado, el acto de la creación literaria, por el que Lagarce fija en su escritura una mirada hacia su propia biografía como la más natural de sus posibles historias.

Su obra, Sólo el fin del mundo, narra el regreso a casa de Louis (Abraham Vallejo), con su visita, busca compartir la noticia más importante de su vida: la muerte se avecina. Su retorno despierta viejos resentimientos y crea discordia, impidiendo la empatía en un grupo de personas incapaces de escuchar y de amar. Las tensiones latentes en la familia se reavivan: el pasado, los reclamos, los abrazos no dados y los “te quiero” no dichos.

Posiblemente autobiográfica, la obra de Jean-Luc Lagarce, un actor, dramaturgo y director teatral que murió en 1995 de SIDA, sobresale por original formato, su diestra verbosidad, como lo demuestran los ácidos monólogos pronunciados por los personajes y las conversaciones en las que participan y que se convierten en cruentas batallas dramáticas. Lagarce reemplaza la violencia física con la furia de las palabras, con ira verbal, que también alcanza la agresión física. Los personajes se provocan daño, hay audacia, fuerza, sinceridad brutal.

El impresionante talento histriónico y virtuoso del reparto, transmite esa intensidad emocional que no sólo viene de la continua pelea de la que somos testigos, porque los arrebatos de furia están entrelazados con breves momentos de la vida familiar que aparentan normalidad, sin embargo, esa tranquilidad no es real, los resentimientos dentro de la familia son tan graves, que la paz dura sólo unos minutos, antes de convertirse en otra pelea, todavía más brutal y humillante.

Para los miembros de la familia, tan atrapados en la autocompasión y con tan poca consideración el uno por el otro, ese tipo de noticias, no recibiría la atención que se merece. Louis no quiere romper la apariencia en la que su familia está tan cómoda y de la que no parece que tenga ganas de salir.
El fin del mundo enunciado por el título es metafórico, se refiere a la muerte del protagonista, el límite de vida de Louis significa los límites de su mundo: el mundo terminará porque concluirá su experiencia en el mismo. El conocimiento de este dato desatará oleadas de recuerdos, conflictos, resentimientos y emociones encontradas en un alucinante retrato de la disfunción familiar.

La ansiedad que atraviesa toda la obra, potenciada por las interminables conversaciones íntimas que estallan en gritos de odio o en lágrimas desoladoras, acaba por crear un ambiente claustrofóbico difícil de soportar.
Este montaje nace por la necesidad de hacer descubrir a Lagarce mediante una obra emblemática, Solo el fin del mundo. Traducida a más de veinte idiomas, Solo el fin del mundo es la cumbre dramática de Jean-Luc Lagarce, el autor francés contemporáneo más representado en Francia. Fue estrenada en 1999 a cargo de Joël Jouanneau y desde 2007, forma parte del repertorio de la Comédie-Française. La obra ha servido de inspiración para la película homónima de Xavier Dolan, que ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes.

Solo el fin del mundo habla, ciertamente, de la muerte, pero solo es un pretexto para poner de relieve la importancia de las palabras. Las protagonistas no son las historias, son las palabras que se usan para contar esas historias, porque, al fin y al cabo, son las que permiten jugar con la cruda realidad, otorgarle otro sentido, otra libertad. Buscar poesía en los detalles, en los matices, en el balbuceo de cada coma y en el silencio de cada punto. El lenguaje es la única herramienta que permite evolucionar, avanzar, crecer, vivir, y destruir.
Solo el fin del mundo está en escena gracias a Lázuli Teatro, una compañía de teatro internacional que trabaja desde dos asociaciones: una en Holanda y otra en México. Lázuli busca hacer teatro en México y en Holanda, con una atención especial a la colaboración internacional.
Lázuli procura trabajar desde el corazón de las culturas teatrales, y no sólo desde sus periferias internacionales. Aspira a provocar una verdadera conversación entre las esencias culturales, lo que realiza no está dirigido solamente a un público internacional, sino al público que normalmente asiste a las propuestas nacionales.

Lázuli toma inspiración de la riqueza que el intercambio internacional conlleva, y no lo limita a dos países. Sus proyectos están siempre abiertos a otras colaboraciones internacionales, además de las mexicanas y holandesas.
Lázuli ha colaborado en distintas coproducciones internacionales con México, Holanda, España y Argentina. En México realizó, en 2016, el festival Voces Bajo el Nivel del Mar, en colaboración con el Festival Internacional de la Dramaturgia Contemporánea, y gracias al subsidio holandés de Dutch Performing Arts FPK.

Ha realizado tres temporadas y una gira nacional de Texel/Texas en coproducción con Conejillas de Indias, en los teatros Benito Juárez, El Milagro, El Galeón CCB y el Festival Internacional de Chihuahua.
En Europa se han presentado en Ámsterdam, en el teatro Bellevue Theater, y en el foro de la compañía Likeminds. En Londres colaboraron en 2016 con King ́s College.
En Valencia (España) han podido trabajar en distintos años y proyectos, colaborando con los festivales CREADOR.ES y Russafa, los teatros La Inestable y Sala Off, y estan en proceso de colaboración con la directora Amparo Urieta y el Colectivo Losanges para la obra VIDA.

En Solo el fin del mundo participan: Karla Cantú en la dirección de escena. Ella es directora y docente con más de 15 años de experiencia, formada académicamente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Abraham Vallejo es un actor, director, productor y docente que realizó sus estudios de Actuación en el Centro Universitario de Teatro, además, es Licenciado en Literatura Dramática y Teatro, ambos en la UNAM. Es co-director artístico y productor de Lázuli Teatro, entre sus proyectos destacan: Festival Voces de Bajo del Nivel del Mar, dramaturgia de los Países Bajos; actor, asistente de dirección y productor general de Texel/ Texas, productor de Materia Prima, y actor y productor general de Solo el fin del Mundo.

Anilú Pardo. Productora de importantes proyectos como Intimidad de Hugo Hiriart, La Representación de David Olguín, Ciudad Blanca musical original para el que Armando Manzanero compuso 28 temas originales, Hard Candy adaptación original del guion cinematográfico de Brian Nelson, Casa Matriz de Diana Raznovich y Esperando morir de Sharon Kleinberg. Como actriz ha hecho teatro tanto en México como en el extranjero, siendo reconocida con nominaciones y premios de la crítica especializada.
Edgar Valadéz. Actor, director, pedagogo e investigador. Licenciado en Teatro y Actuación por parte del Centro Universitario de Teatro de la UNAM, donde se desempeña como profesor en la asignación de Cuerpo y Movimiento.
Florencia Ríos, es una actriz egresada de Casazul Artes Escénicas Argos. En teatro ha trabajado con directores como Juan Carlos Vives, Carlos Castilian, Cristian Magaloni, David Jimenez Sánchez.
Epy Vélez. Inició su carrera a los 17 años en su natal Guadalajara. En 2014 se traslada a la CDMX para completar sus estudios y egresar en 2017 de la carrera de actuación en Argos Casazul.

El teatro es de todos. ¡Asista!

Absolutamente recomendable.
Solo el fin del mundo. De: Jean-Luc Lagarce.
Dirección: Karla Cantú.
Actuación: Abraham Vallejo, Anilú Pardo, Edgar Valadéz, Florencia Ríos, Epy Vélez.
Miércoles y jueves, 20:30 horas. Ultimas funciones.
Foro Shakespeare, Zamora 7 Colonia Condesa.
Metro Chapultepec
El costo del boleto es de $350




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