Diego y Bea son una pareja que habla sobre los distintos momentos de su relación amorosa. A través de sus palabras y de saltos temporales conocemos los mejores y los peores momentos de su historia en común. Somos testigos de los primeros momentos del romance, los de incertidumbre; del clímax sensorial y afectivo, marcado por la magia de dos mentes que se aman, de dos cuerpos que se atraen; del paulatino desgaste de la relación, de la decadencia del amor, cuando llega la inclemente rutina y fatiga; y de la ruptura, cuando el encuentro ya no es posible y la comunicación es inviable.
Sofá y dos cuerpos es el resultado de un proceso de investigación sobre las relaciones de pareja. La conclusión es abierta o inconclusa porque no es ajena a las contradicciones del ser humano y a la incertidumbre del amor, porque es creada a partir del asombro que produce su mágica aparición en nuestras vidas, y de la indefensión en la que nos deja sumidos cuando desaparece.
Sofá y dos cuerpos es un texto en el que conviven el amor, el humor, la ternura, el malestar, el rencor y la violencia. Mariano Rochman adapta y dirige esta obra inspirada en dos cuentos de Raymond Carver, uno de los grandes autores estadounidenses del siglo XX, y representante de la corriente denominada “realismo sucio”, que combina escenas surgidas de improvisaciones durante el proceso creativo, con otras escritas por el dramaturgo. El resultado es un texto, con el que, sin duda, muchas parejas se sentirán identificadas, y que transita desde el enamoramiento y el entusiasmo del inicio de la relación, al desgaste y el rencor de momentos previos a la ruptura.
Sofá y dos cuerpos cuenta la historia de Diego y Bea, un fotógrafo y una abogada que coinciden todos los días en el camino a sus respectivos trabajos. Se gustan, cruzan miradas y coquetean, pero no se atreven a dar el primer paso. Un día, un frenazo muy oportuno, y el destino, harán que se inicie una conversación entre ellos. Ahí, surge la chispa comenzando una historia de amor de la que los espectadores son testigos en todo momento.
A través de sus diálogos y de sucesivos saltos temporales, conocemos los momentos más especiales de la relación, pero también los más amargos. A medida que transcurre la obra, la pasión del principio se irá convirtiendo en rutina y desencanto, provocados en gran medida por los roces de la convivencia. Al final, la comunicación se hace totalmente inviable provocando la ruptura.
Quien dice amor, dice desamor, que es la otra cara de la moneda.
Hace unos años Rochman estrenó en España una primera versión de la obra, titulada Pieza inconclusa para sofá y dos cuerpos, una declaración de intenciones, un texto que convierte al público en testigo y voyeur de la relación de Bea y Diego: de la fascinación y la pasión hasta el tedio y la irritación. El espectador conoce perfectamente la relación de los protagonistas, que ocurría sobre el escenario.
Esta pieza se presentó en México, producida por Alejandro Medina, interpretada por María del Carmen Félix y Alfredo Gatica, y en una versión homosexual, con este último y Antón Araiza
Esta cotidianidad es, al mismo tiempo, la mayor virtud y el mayor lastre de la función. La obra está llena de verdad, de carne, de vida. No hay un hecho que cause o precipite la ruptura de los dos protagonistas; es simplemente erosión, desgaste. Los reproches, los enfados, las situaciones insoportables, no son causa, sino consecuencia.
La verdad que respira, que transpira Sofá y dos cuerpos requiere de dos actores que la interpreten con esa misma verdad. Y María Ayuso y Bernardo Vega la tienen. Es el suyo un trabajo comprometido sincero, entregado y natural, tan acariciador como desgarrado, y mostrando un variado rango histriónico con llenan todos los rincones de sus personajes. Lo hacen de la mano del director Sergio Arroyo.
Rochman habla de su obra: “La acción ocurre en torno de un sofá que se presenta como eje físico y emotivo de la relación entre Bea y Diego. Los cuerpos de los personajes se encuentran y distancian, se atraen y repelen en él. Los mejores momentos estarán tamizados por la idealización del amor o de la pareja perfecta; los peores teñidos por la decepción y la rabia”.
Describe a Sofá y dos cuerpos como “una reflexión acerca de qué es el amor; cómo y de qué nos enamoramos, y cómo se construye el amor en una pareja. A través de constantes saltos temporales, ambos presentan los pensamientos, los sentimientos y los deseos de sus personajes. Guían a los espectadores hacia los puntos más álgidos de su historia, mostrando una visión subjetiva de los acontecimientos e intentando que tomen partido en su propia relación”.
Mariano Rochman se define: Soy un hombre de teatro. Actor, director, dramaturgo y productor. Mis inicios como actor fueron en Buenos Aires con Agustín Alezzo, uno de los más destacados y prestigiosos maestros de actores de Argentina. Al llegar en 2002 a Madrid comencé a desarrollar mi camino como autor y director sin abandonar el de actor. En 2004 fui becado por Casa de América y La Fundación Carolina para el III Curso de Dramaturgia y Dirección; ahí recibí clases de importantes autores y directores de España y Latinoamérica, entre los que destaco a Juan Mayorga, Guillermo Heras, José Sanchis Sinisterra y Sergi Belbel. Desde entonces no he parado de realizar cursos de dramaturgia. Escribo teatro porque me conecta con emociones y pasiones que me acercan con cierta esencia humana; con lo que soy, con lo que fui o con lo que quiero ser; con deseos, miedos y tal vez lo no resuelto, es una manera de hacerme preguntas, quizás a veces de encontrar respuestas. Entiendo la dramaturgia como un "juego" con reglas y con un marco de referencia claro. Fundamentalmente mis obras son comedias-dramáticas. Me interesa fundamentalmente contar una buena historia con ricos personajes en situaciones límites. Intento que el tema que hable mi obra esté entrelazado u oculto en la trama. Me genera interés las relaciones humanas, el cómo nos relacionamos los unos con los otros, mi teatro habla de qué nos pasa como seres humanos imperfectos.
Sofá y dos cuerpos es un buen ejemplo de los motivos del autor para escribir, es una pieza que mezcla la poesía visual, con un toque de cine y la pasión teatral de dos personajes muy actuales y con los que cualquier espectador puede sentirse identificado, su química y su buen trabajo actoral atrapan.
Mariano Rochman aclara que “el sofá es como un desafío ya que siempre que tenemos un sofá en escena comprendemos que los actores van a charlar y nada más, nosotros quisimos darle más utilidad y poder convertirlo en el despacho de Bea, en el estudio fotográfico de Diego, un vagón de tren, un confesionario… y desde ese lugar el sofá entra en juego, otro mueble u objeto nos puede llevar a distintas situaciones que no son las que queríamos contar en Sofá y dos cuerpos.
La obra narra lo que suele ocurrirles a dos personas que se van a vivir juntas sin conocerse, desde la pasión más carnal, que llega a convertirse en una “angustia”, pasado ese periodo de fogosidad, cuando entra en juego la monotonía del día a día, y descubren que realmente se conocen más bien poco, y se soporta bastante menos de lo que intentaron soportarse.
¿Por qué la parte bonita de la relación ocupa menos tiempo en la obra? Rochman responde: “Lo bonito pasa rápido”. He defendido mucho la mayor imparcialidad posible, no pretendo posicionar a ninguno de los 2 personajes en ser un bueno o un malo, sino que ambos sean buenas personas y cualquier espectador puedan identificarse en los 2 personajes. Me gusta la idea de que cierta esperanza pueda quedar abierta en el reencuentro de los personajes, después de 1 año y medio sin verse, el amor te toma y te agarra y cuando eso sucede nadie puede evitarlo, ya sea un encuentro sexual o una segunda oportunidad. Las últimas palabras de Bea son: “A pesar de todo, Hablemos” …
Historia no pretenciosa, bien construida por Mariano Rochman, que aporta reflexión a un proceso como el de la convivencia en el que, con seguridad, se mezclan demasiados ámbitos diversos, afectivos, pasionales, domésticos, personales, de intendencia y logística, etc… en los que los protagonistas, se quiera o no, son dos seres, diferentes y autónomos, con sus propios gustos, prioridades y necesidades. El desenlace no sorprende porque no puede hacerlo, habla de la historia de los habitantes del mundo desde su creación.
El teatro es de todos. ¡Asista!
Recomendable.
Sofá y dos cuerpos de Mariano Rochman.
Dirección: Sergio Arroyo.
Actuación: María Ayuso y Bernardo Vega.
Viernes 20:30 horas, hasta el 17 de noviembre.
Nuevo Teatro Versalles. Versalles 27 4to. piso (arriba del Teatro Silvia Pinal. Colonia Juárez, Delegación Cuauhtémoc.
Entrada general $600. De venta en taquilla.
*Agradecemos, siempre, el apoyo, la calidez y calidad de Marilú Torrado y Carlos García, Manojo de Ideas, para realizar nuestro trabajo periodístico.
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