Dos actores enfrentados a textos increíbles. Texto y fotos: Salvador Perches Galván.
- eseperches
- 6 abr
- 15 Min. de lectura

… Caminaron hacia atrás, más atrás aún…
Atrás, vida mía. Atrás, pues antes de dar primera
llamada, se pronunció una loa para celebrar la vida…
Una loa en alabanza al paso del tiempo, a la vida que se va,
a una especie de ¿cómo decirlo?... Algo así como alegría,
pero sin risa. Alegría seria…”
Elsa D’Arcy.

Mauricio Pimentel. Actor, director y docente teatral, es egresado de la primera generación de actores de la Licenciatura en Actuación de la Casa del Teatro, generación 1994-1998.
Ha participado en más de 35 puestas en escena, trabajando con distinguidos directores de la escena mexicana: Luis de Tavira, David Olguín, Mauricio Jiménez, José Caballero, Sandra Félix, Alicia Martínez, David Hevia, Ricardo Ramírez Carnero, Mauricio García Lozano, Roberto Briseño, entre otros.
Entre sus trabajos más recientes se encuentran La Nostalgia, texto y dirección de David Olguín. Teatro el Milagro. 2024-2025. Todas las noches de un día, de Alberto Conejero. Dir. Mauricio García Lozano. Magnífico Entertainment. Foro Shakespeare. 2024-2025.

Casualmente en las dos obras citadas, eres tú, comentamos al magnifico actor, compartiendo escena con mujeres, en una obra con una, en la otra con otra, y las dos actrizotas: Laura Almela, mis respetos, me quito el sombrero, con la que, además, ya habíamos tenido, el público, la prensa y todo mundo, de gozarlos juntos en aquella belleza que fue La belleza.
Sí, pues es un privilegio. La verdad es que me toca estar con una compañera, Samantha Coronel, que va arrancando su carrera con paso firme, sólido, talentosísima, de verdad es una mujer congruente, disciplinada y brillante, y luego me toca estar con LA MAESTRA. Son dos actrices en distintas edades, distintas generaciones, pero que aman el teatro profundamente y que son unas apasionadas increíbles, entonces para mí es un privilegio estar compartiendo la escena con esas dos mujeres.

A Samantha no la conocía tanto y ahora la ha estado conociendo y me impresiona su trabajo, su disciplina, su entrega, su dedicación, todo. Y de Laura, bueno es un privilegio enorme poder estar ahí con ella todas las veces que tenemos función y yo de repente digo: Pues es que yo no hago nada, yo lo que hago es estar ahí con ella y recibir lo que ella me da, y eso lo llevo a más, pero en realidad ella es la que crea toda la magia y vamos juntos pues, pero si es un privilegio enorme.
No estoy de acuerdo contigo porque si estuviera ella solita tampoco creo que pudiera hacer todo lo que hacen. Claro que tu le das la réplica exacta, porque además, este hombre está ante su debut actoral, podríamos decir tardío, toda la vida ha estado en el teatro y toda la vida ha estado con Elsa D’Arcy, esta actriz que retrata muy bien a cierto tipo de estrellas, que llegó a la Cumbre y son divas, que se volvieron vacas sagradas, pero creo que las, los retrata muy bien.
Y en este juego de metateatralidad, La nostalgia es un homenaje al teatro, a la palabra dicha, tiene unos textos bellísimos, poéticos, que podemos decir del maestro Olguín, que es el autor y director.
Increíble, desde el primer momento en que me convocó el maestro Olguín, o nos convocó a Laura y a mi, la intención era esa, hacer de alguna manera un homenaje a nuestro quehacer teatral, a lo que más amamos, y hablar del teatro, de lo que más nos importa en la vida a los tres finalmente… …podemos sumar a Gabriel Pascal, ya son cuatro… … por supuesto y Maricela Estrada en maquillaje, que también es una apasionada del teatro, en fin.
Fue reunirnos y decir hagamos algo que tenga que ver con lo que hacemos y con este miedo también a qué está pasando con nuestro teatro y hacia dónde va el teatro- Y si nosotros estamos siendo ya, de alguna manera, viejos en hacer el teatro, o qué está ocurriendo con nosotros frente a las nuevas maneras de entender y de hacer el teatro, las cuales también son increíbles muchas de ellas, pero nosotros lo aprendimos a hacer de una manera, y lo gozamos de esa manera y nos apasionamos de esa manera.

Tienes toda la razón, van cambiando, se van modificando las maneras de hacer teatro, los objetivos, y también el objetivo del público de qué es lo que quiere ver… …exactamente… …y cuando entró la empresa más poderosa productora de teatro en México con un objetivo muy claro, sí lo logró, por lo menos en algún momento, de convertir un arte en una industria, y son dos cosas muy distintas, hacer teatro no es hacer zapatos, con la vista puesta en la taquilla, elevando los costos de los boletos a cantidades impensables, y los productores de antes jamás en su vida pensaron que un boleto para ver una obra de teatro pudiera costar $3000, $5000.
Es una cosa impresionante.
Es preocupante, como también lo expresó Damián Cervantes en De como a nadie le importa el teatro, su mas reciente obra. En el teatro público, los jueves en el INBA sí son exitosos, cuestan $30, ya sería el colmo, pero es común ir a una obra que su precio regular es de $200, $300, o menos, y no llenan.

Ahora que retomamos Todas las noches de un día, es otro formato el teatro Shakespeare, tiene otra infraestructura y la productora también tiene otras maneras de hacer la publicidad, no ha estado lleno como estuvimos en la primer temporada, pero sí hemos tenido arriba del 50% de espectadores del aforo del teatro. Estuvo lleno en la primer temporada, ahorita ya bajó como la mitad tenemos arriba de 60 personas, lo cual no está nada mal, me entiendes, pero para el formato y la estructura es bajo.
Ha sido complicado y finalmente de eso va también un poco La nostalgia, sin el público no existe el teatro, de nada sirve hacer nuestra propia locura o nuestras propias cosas si no hay público. Entonces también La nostalgia está un poco dedicada al espectador, a la gente que ama el teatro, que tiene que pasar la estafeta a sus hijos, a la familia: Vayan al teatro, porque sin el público no existe el teatro. Creo que eso es algo bien bonito del montaje de La nostalgia, donde se crea un público fantasma que son los que están presentes, y que la premisa es muy sencilla: estamos dos actores a punto de dar función, y no llega el público. Y ante eso pues la tragedia, porque en realidad es una tragedia para los artistas y para los actores, el que no tengamos público, y creo que muchas de las preguntas que nos hicimos también respecto a La nostalgia son lo que nosotros estamos viviendo como creadores.
A mí me preocupan mucho los jóvenes, ahora sus temporadas máximas son de 12 funciones, 20 si bien les va, los teatros son pequeños, formatos pequeños, entonces ya no tienen esta experiencia de poder dar en una temporada de 100 funciones, y eso te forma, te nutre y te curte como actor, y también trabajar en espacios grandes, ahora todo es pequeño, todo es chiquito. También pienso que no solo es tal vez carencia de los compañeros jóvenes, sino porque no han tenido también la infraestructura, que puedan hacer temporadas largas, el que puedan proyectar la voz, el cuerpo, la energía en un espacio grande y creo que eso está modificando mucho nuestra manera de hacer teatro.

Así es, y no podemos negar que la pandemia modificó muchas cosas, el chip de la gente, por ejemplo. Recién escuche a una historiadora, que ahora la capacidad de concentración de los niños y los jóvencitos es de es de 3 minutos, y eso es lamentabilísimo.
Los grandes espectáculos que tienen éxito, son en teatros muy grandes, y con grandes parafernalias, en donde generalmente no hay una escenografía, en su lugar hay un video que está todo el tiempo. La mayoría de actores no pueden pararse en un teatro grande a hacer todo lo que acertadamente comentas, pero el público, si no esta bordeado de imágenes… …se aburre, se cansa… …y no puede sentarse a ver hora y media, dos horas, La nostalgia, Todas las noches de un día, Persona, qué sé yo, teatro de diálogo, como me dijo acertadamente Samantha, Es bien bonito el teatro de diálogo, y estas dos obras, eso son.

Sí, dos actores enfrentados a textos increíbles. Los dos textos son maravillosos. Me siento súper afortunado de estar trabajando con dos grandes como los maestros David Olguín y Mauricio García Lozano, dos maestros que además pensaron desde el principio en mí para los dos proyectos. Para mí es un gozo poder entrar en esta delicia de la palabra, del significado, del trabajo, de la emoción, de la construcción profunda, de los personajes complejos, de lo que se está diciendo, que es importante.
Estoy feliz, maravillado, obviamente preparándome cada día que voy a dar función porque son obras muy complicadas para hacerlas, son gozosas, pero al mismo tiempo requieren de un gran trabajo mental, de agilidad mental, de articulación y de conexión emocional interna. No es fácil, no es facilito el trabajo que plantean los dos textos, los dos retos actorales.

Pero nada fácil, empezando desde la mnemotecnia, a lo mejor el menor de los trabajos, sin quitarle ningún mérito, sino todo lo que tú dices, construir el personaje, irle poniendo carnita, además, los dos personajes, nada que ver uno con el otro.
Si, es una polarización absoluta. Fíjate que eso estuvo bonito porque, curiosamente la temporada pasada de las dos, coincidieron, y este año volvieron a coincidir. Es muy padre porque los tonos son bien distintos, en ese sentido es bien gozoso, porque voy y entro a la cosa tremenda, compleja, de realismo psicológico llevada a las últimas consecuencias de Todas las noches de un día, y en La nostalgia vengo a esta cosa energética que pasamos por miles de tonos, que eso está bien interesante: tragedia, comedia, trágicomedia, luego de repente se va un poco al realismo, y el juego y la picardía y la sátira. Entonces se vuelve brillante, es un gran trabajo y para mí es un reto todo el tiempo decir wow, que interesante poder estar en estos montajes que me están permitiendo seguir desarrollando, seguir trabajando, seguir creciendo como actor.

Como te dije, eres un gran actor, hace unos meses te vimos de Morelos, nada más y nada menos, y en los monólogos que hizo David Olguín, que eran una belleza. En La nostalgia hay unas citas, referencias a la obra previa que hicieron juntos tú y Laura, a La belleza también del maestro Olguín, que se menciona varias veces, y ahí el personaje que interpretabas es una referencia a Julia Pastrana, una mujer no dotada de belleza, lo hacías excelente, y sin jotería.
Exactamente, y también creo que eso fue bien padre con el maestro, la construcción. Obviamente había trasvestismo, por supuesto, era parte del lenguaje que se tenía que traducir, pero una de las cosas más importantes era ir a la construcción del carácter y la complejidad del personaje sin importar tanto el manerismo, obviamente el otro es forma.
Una vez me hicieron una pregunta que qué tan complicado era hacer a una mujer. Y la verdad es que yo nunca como actor me lo puse en la cabeza: ¡Estoy haciendo una mujer!. Sabía que era una mujer, pero lo que estaba pensando es: Estoy construyendo un personaje, ¿me explico?, no estoy pensando: es mujer, sino, esta mujer piensa así, siente así, conecta así, le duele tal, entonces trabajar más bien sus lugares emocionales, más que la construcción de la mujer.

Y en La belleza había travestismo de los dos.
Exactamente, Laura hacia al hombre. Pero sobre todo también un poco el maestro, no adelantado, sino visionario a todos estos temas del juego de las identidades y de los roles. Siento que si ahora regresara La belleza tendría mucho más sentido muchísimas cosas de los textos que hace… la hicimos en el 2015, hace 10 años estaban muy ocultos los límites de la sexualidad y de estas cosas, y creo que ahora caerían de una manera increíble porque al ser yo hombre haciendo a la mujer y Laura haciendo al hombre, se abre toda una perspectiva de género, y sobre todo una perspectiva también de traducción de la emocionalidad, y fue muy, muy divertido.
Y converge con La nostalgia en tanto lo teatral, por ejemplo, que es algo bien bonito también de La belleza, porque era teatro dentro del teatro, y eso era increíble, ver tras el telón, donde están los dos platicando y a punto de dar una función. Y aquí en La nostalgia vuelve a recrearse, Laura cuando jugamos en el trabajo escénico, ella construye a los hombres y yo hago a las mujeres, entonces también hay un trabajo de trasvestismo en este lenguaje. La escenografía, de hecho, es la misma, el maestro Pascal recreó maravillosamente los dos espacios. Es bellísimo poder elaborar estos discursos del teatro dentro del teatro, pero no desde un sentido inmediato, sino desde la complejidad y la profundidad que implica.

En toda esta parte de recreación de historias breves, remite inmediatamente a Boccaccio, con toda esta sexualidad desenfrenada, desenfadada, desinhibida, gozosa. El episodio del diablo y el infierno es increíble.
Exacto, eso es increíble si está tomado de allá, es un pasaje que viene de ahí, el maestro se metió a hurgar en unos textos antiguos para poder recrearlos, y esta cosa de lo simbólico de estos dos seres que están en una tristeza profunda, a punto de desaparecer del mundo por la tragedia de no tener público, y la sexualidad implícita en los textos que finalmente es esta manera de exigirle a la vida, es decir, el tanatos y el eros juntos, que es lo que nos hace ser humanos, y creo que ese es uno de los grandes aciertos de la dramaturgia, ir a esto de lo doloroso, y de la pulsión de vida que es lo sexual también.

Y que bailan perfectamente acompasados el eros y el tanatos. Así es siempre. Originalmente los dos personajes de la obra a representar son dos mujeres, dos reinas.
Exacto, esa es la premisa, la obra que se va a representar es María Estuardo y obviamente están la reina Isabel y María Estuardo, pero la maestra iba a hacer la obra y se le fue la actriz, y entonces el asistente, que ha estado todo el tiempo con ella, le dice, ¡Métete!, y en la tradición teatral, tú te has de acordar, que cuando uno era asistente de dirección, tenías la obligación de que si algún actor faltaba tú eras el que te metías a hacer la obra, tenías que aprenderte toda la obra, todos los personajes, era la función también del asistente de dirección. Y en ese sentido se cumple esta tradición del asistente, el que estaba ahí, lo hace porque hay que estrenar, por eso estamos vestidos de reinas con una cosa y muy extraña distópica y todo rarísimo… que tu también eres el diseñador de vestuario… …así es, y ese trabajo que quería hacer la maestra D’arcy, pues no llega nadie a vernos.
Acá sí llega al límite extremo que no llega una sola persona, pero yo creo que a ti y a mí, nos ha tocado ir a funciones, probablemente a ti darlas, que hay más gente arriba del escenario que abajo.
A mí como actor, y con el maestro Tavira, en una obra que hicimos en el Sor Juana, creo que un día tuvimos cuatro espectadores y éramos como 20 actores en escena, y la función se dio. En otra ocasión a mí sí me tocó suspender, ahí sí como director, con mi colectivo que tengo de teatro, en El Milagro, antes de la pandemia, porque no llegó nadie a la función. Y es tristísimo.
Y en una ocasión en la UAM, en el Teatro de la Paz, estaba ya por estrenar, en ensayo general, estalló la huelga y me sacaron todas mis cosas a la calle, escenografía y todo, a la calle, literal, me desalojaron y yo ahí con mis cosas, además lloviendo. Ya sabes escena dramática, lloviendo y ¿a dónde voy a llevar todo esto?, mañana estrenaba y ya no había teatro. Entonces pues esas cosas pasan, y nos han ocurrido en algún momento de la vida también a los creadores, y es tristísimo. Yo creo que solo los que nos dedicamos a las artes escénicas en general, al teatro en particular, si es una tragedia, sí la vivimos como una tragedia, parece que no pasa nada porque la vida sigue, pero duele.

Ya hablamos de La nostalgia, y hasta de La belleza ahora platícame del jardinero en esta obra oscura, Todas las noches de un día, en donde también tienes una réplica perfecta, como bien comentas, Samantha está despegando, muy firme, y en una obra nada fácil y nada complaciente.
Para nada, es un texto complicadísimo, desde la lectura es muy complicado. Creo que un gran acierto que hizo Mauricio con la puesta, es que en la dramaturgia original, ella es la mayor, ella es la grande, ella es la señora y el personaje del jardinero es el más joven, así es la obra de Conejero, invertido, asi es el original, y Mauricio tuvo un gran acierto para hacer que transcurriera el tiempo, y eso es maravilloso, entonces él es el que envejeció, y la que está en su memoria, en su recuerdo, es la que tuvo cuando el era chavito, y eso se vuelve todavía mucha más truculento y mucho más enraizado el conflicto. Por eso es Samantha, porque es una mujer joven, atractiva, en su plena juventud, y es una señora porque en esa época se les decía señoras.

Entonces Conejero hace una gran, pienso yo, exaltación del teatro, de repente por ahí podemos ver a Doña Rosita la soltera, podemos ver también a Blanche DuBois, a la señorita Julia, como que hay un gran homenaje al teatro de las mujeres, personajazos y los logra complejizar de una manera súper interesante, brillante.
Y lo que hace este personaje es llevar el amor, la pasión, a las últimas consecuencias, este hombre que amó profundamente. Además la metáfora del jardín, de la flor. Son textos bellísimos, con una elocuencia increíble. La verdad, yo como actor, cada vez que voy a esa obra, por supuesto trabajo, estudio, etcétera, pero al momento de la tercera llamada, el propio texto y la propia obra me va llevando y me sumerge, y no hay manera de que no puedas entrar en esas oscuridades y en esas luminosidades también, naturalmente te va llevando el texto y eso es bellísimo, bellísimo, es como un sueño.
Mauricio, que prestes tu cuerpo para que otra persona lo habite, creo que, muy al margen de técnicas, de preparación, psicológicamente deben estar muy preparados, seguro que hay personajes que afectan profundamente al ser humano que se está dejando habitar.
Por supuesto. Yo siempre he pensado, no solo yo, lo piensa más gente, pero yo pienso que el cuerpo no sabe que está en ficción, tú mandas la orden al cerebro y el cuerpo lo vive como real, eso es el gran trabajo de la actoralidad, poder mandar la orden y el cuerpo registra eso y él piensa que está viviéndolo realmente, tienes que mandar la orden, y luego tienes que mandar decirle: Ya, se acabó, corta. Pero obviamente quedan estertores, se mueven imágenes, se mueven cosas, se mueve pasado, presente, es un trabajo muy, muy fuerte. Por eso coincido mucho con lo que se ha planteado, y que lo plantea mucho en el discurso el maestro de Tavira, que actuar es pensar. El mayor reto del actor es pensar como piensa el personaje, porque si logra pensar cómo piensa el personaje, será el personaje.

Si lo enjuicia nunca.
Nunca, no hay manera. Otra de las cosas que yo siempre digo, es que cada personaje te duele en distintas partes del cuerpo, te duele de manera distinta. No es igual el dolor, y lo vives y se siente en el cuerpo, porque finalmente ¿dónde se ve la actuación?. Pues en el cuerpo del otro, en el cuerpo del actor, ahí es donde logras ver qué es lo que está pasando.
Y claro que tú te enfrentas a un texto como Todas las noches…, desde que lo lees sabes que tienes que tocar esas emociones, que tienes que ir a esos lugares, y que de eso va la obra, y que no puedes poner el freno para poder no afectarte, o no tocarte, o no vivirlo personalmente, pero siempre también hay una clara lógica de la conciencia de: ¡Esto es ficción!.

¿Qué diferencia hay al interpretar a un personaje que realmente existo, a alguno que es producto de la imaginación de otro?
Fíjate que con Morelos me pasó algo interesantísimo porque, por supuesto todos tenemos de alguna manera, a lo mejor muy inmediata, de lo que te plantean en los libros, en la estampita, etcétera, pero tienes la idea de este hombre que luchó y que intentó un país distinto, intentó muchas cosas.
A mí lo que más me importaba de Morelos, obviamente sí hacer el arquetipo de esta figura del héroe que tenemos nosotros construido como mexicanos, pero algo de lo que me importaba y junto con Aldebarán Casasola Tello, autor y director de En medio de la maleza, que estuvimos trabajando, ir más a lo humano, a los errores del personaje, a los impulsos, sus carencias también emocionales, que lo hacían ser parte de algo. Entonces ya solo el hecho de repetir las palabras escritas que dejó en cartas, te acercaba un poco al pensamiento y a la lógica de cómo veía la vida este hombre, donde había esta implicación donde, yo existo en tanto tanto sociedad, no existo tanto el individuo, y creo que esa es una de las cosas que a mí me gustó mucho elaborar o pensar, que este hombre se pensaba en el todos, no en él solo.

Creo que los personajes siempre tienen que buscar un interlocutor también, a quién le están hablando, y a quién le quieren decir las cosas, y en ese sentido para Morelos fue muy claro saber que le estaba hablando a un país, aunque le hablara a dos personas.
Ojalá este proyecto que tiene el maestro Olguín de montar simultáneamente La belleza y La nostalgia, se vuelva realidad.
Ya sé, es un sueñazo, por eso no quitamos el póster del Milagro, porque la promesa es que ese póster se va a acabar hasta que retomemos La belleza.

El teatro es de todos. ¡Asista!
Absolutamente recomendable. Imprescindible.

Todas las noches de un día. De Albero Conejero.
Dirección: Mauricio García Lozano.
Producción general: Claudio Sodi y Mauricio García Lozano.
Actuación: Mauricio Pimentel y Samantha Coronel.
Miércoles 20:30 horas. Hasta el 30 de abril, 2025.
Foro Shakespeare, Zamora 7 Colonia Condesa. Metro Chapultepec. Entrada general $ 400.00. Boletos en taquilla y boletos.shakespeareycia.com
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