Aquí tus ilusiones mueren porque tu ser no expresa amor,
el miedo sigue reinando tu alma.
Betsy Lulu.
En la década de 1950 el psicólogo y sexólogo John Money acuño la palabra HIBISTOFILIA, atracción sexual o afecto hacia personas peligrosas que han cometido algún delito. Se trata de una parafilia que aparece en dos formas: activa, cuando la persona solo manifiesta su fascinación por el delincuente, sin dese de participar en actos delictivos; y activa, en la que la o el admirador(a) podría convertirse en cómplice. No se considera una enfermedad, sino una preferencia, que puede ser sexual o afectiva.
Sin duda alguna, los nada admirables asesinos seriales gozan de hordas de admiradores o fanáticos hibistofílicos, en muchos casos, porque, estas mentes criminales rebasan cualquier imaginación posible y son poseedores de índices de inteligencia muy superiores a lo normal.
A mediados de la última década del siglo pasado, descubrí a estos terribles personajes que inevitablemente ejercieron una mórbida fascinación en mí. Rafal Aviña me introdujo en el tema con sus libros en los que describe como han sido llevados a la pantalla grande algunos de los más famosos seriales, la tristemente célebre La Dalia negra (caso sin resolver), de James Ellroy, engroso la bibliografía roja, y El hombre que no mato lo suficiente, de Anne E. Schwartz, que describe de forma pormenorizada el caso de Jeffrey Dahmer, el Carnicero de Milwaukee, entre otros muchos títulos de libros y películas acabaron por ejercer ese extraño e inexplicable atractivo hacia esos seres, definitivamente monstruosos
Jack el destripador, Ted Bundy, El asesino del zodiaco, Richard Ramírez, David Berkowitz, y nuestros connacionales Goyo Cárdenas o La mata viejitas se volvieron objeto de lectura y estudio.
Ante esto, por supuesto que un proyecto como Psycho: La Casa del Crimen resulta muy atractivo dado que Art House, la casona de la colonia roma, ha estado, está y seguramente estará habitada por algunos de estos oscuros personajes.
Inaugurado en noviembre de 2016, Art House en un concepto creado por su Directora General, Daisy Salazar, actriz egresada del CEA, quien, siendo fan del thriller-suspenso, le preocupa que el público conozca un poco de lo que ha hecho la humanidad, porque, al final del día los asesinos son personas y no sabemos realmente de quiénes estamos rodeados, pueden ser nuestros padres, nuestros hermanos, pero cada uno de ellos tuvo algo que los llevó a cometer todas estas atrocidades, ha afirmado Salazar.
El multiforo, busca revalorar el teatro en México; al mismo tiempo que ofrece la oportunidad de expresarse a los profesionales de las artes y a nuevo talento. Cuenta con seis foros cuyos nombres honran a destacados escritores de teatro: William Shakespeare, Tennessee Williams, Henrik Ibsen, Antón Chéjov, Molière y Vicente Leñero. Además de una terraza techada con aforo para 60 personas, en donde se realizan espectáculos de formato largo, presentaciones de libros, conferencias, charlas culturales y eventos relacionados con el arte.
2019 fue la primera edición de Psycho y fue todo un éxito, en su tercera temporada la maldad de Charles Manson, del asesino del Zodiaco, Jeffery Dahmer, Judy Buenoano y de Fred y Rose West se apoderan del inmueble.
En un recorrido de aproximadamente 70 minutos, el expectante público, es guiado por un singular anfitrión, Betsy Lulu y emprende un viaje en el tiempo: diferentes décadas en donde están los asesinos seriales más icónicos, conoce sus historias, y presencia escenas, cargadas de realismo y estridencia, relacionadas a los momentos más crueles de sus vidas.
En una suerte de microteatro, se llevan a cabo atroces actos: asesinatos, secuestros, violaciones, mutilaciones, juicios, entre otros, cada uno ambientado en escenarios que recrean los espacios originales en donde se llevaron a cabo los crímenes, dado que los cinco episodios están basados en hechos reales que, en su momento consumieron toneladas de papel para alimentar la nota roja de la prensa roja. Se trata de una experiencia inmersiva sobre historias y actos de los asesinos seriales más despiadados de los 60 y 70, que invitan a reflexionar sobre otras realidades.
Primero nos remontamos a los años hippies de los 60, donde nos encontramos con la desquiciada familia Manson, liderados por Charles Manson. Ahí, atestiguamos uno de los asesinatos más mas crueles, el de la actriz Sharon Tate con un avanzado embarazo de 8 meses, de su marido Roman Polanski, perpetrado por este culto. La pequeña puesta en escena, en un intento de efectismo, abusa del grito y la estridencia dificultando incluso escuchar los diálogos, resulta molesto tanto ruido y tanto grito. Subir el volumen no es subir la intensidad dramática.
A continuación, nos enfrentamos a Zodiaco, un caso sin resolver. En este episodio, se olvida al pobre rehén encadenado y maltratado, para que el público intente resolver unos de los acertijos del temido asesino para conocer su identidad. Nuevamente predominan los altos decibeles.
Posteriormente, el público forma parte del jurado en el juicio de Judy Buenoano, “la viuda negra”, acusada del asesinato de sus dos esposos, su hijo y un intento fallido de matar a su novio. La contaminación auditiva desciende y sube el análisis de personaje.
Hace acto de aparición el tímido y muy temido Jeffrey Dahmer, “el carnicero de Milwaukee”, atestiguamos el modus operandi del psicópata, que atraía amantes ocasionales a su departamento, sin saber que al aceptar su invitación estaban firmando su sentencia de muerte. Después de asesinarlos, el carnicero practicaba el canibalismo.
El mórbido recorrido finaliza con la historia de Fred y Rose West, pareja de psicópatas sexuales que secuestraba y desaparecía a jóvenes para cumplir con su sadismo. Este último episodio recurre a una muy originar forma de visionado, a través de rendijas en la pared, en un auténtico juego de voyerismo.
El recorrido, como cualquier obra coral: irregular, Jeffrey Dahmer, y la pareja Westtu, los mejores. El asesino del zodiaco, lo peor, Manson se basa en el grito y la estridencia.
En general tanto el dramaturgo, Jorge Pliego, como el director de escena: Pablo Laffitte; poco profundizan en la personalidad de estos terribles y apasionantes personajes, por eso los episodios de Dahmer y Westtu son los mejores, porque ahí, de manera no aguda, ya que resulta imposible hacerlo en tan solo 15 minutos, si podemos conocer las motivaciones de los siniestros personajes.
Resulta muy sorprendente que, siendo el mismo autor y el mismo director, los cinco episodios sean tan diferentes en forma y tono actoral, no hay unidad. Quizás en el intento de abordar cada uno con un dispositivo distinto se vieron rebasados.
Es notorio también el disparejo desempeño actoral, se intuye que, en gran medida, han dejado a los actores resolver la construcción de sus personajes a su mejor entender, quizás de ahí la falta de uniformidad.
En breve conversación con Adrián Alarcón, quien presta no solo su cuerpo, sino su alma, su energía y su pasión a Jeffrey Dahmer, afirma que el tristemente célebre Carnicero de Milwaukee ¡Está muy de moda! El libro El hombre que no mato lo suficiente es formidable. La serie, más o menos.... Me ha ayudado mucho observarle en las entrevistas documentadas, escuchar más allá de sus respuestas. Es un personaje inquietante.
En el caso de Jeffrey, la progresión me deja sorprendido. En los 15 minutos de la escena se juntan varias acciones, pero en realidad no las ejecutó todas al mismo tiempo. Empezó con un primer paso, luego no fue suficiente y pasó al segundo.... Al final, la intención no era la muerte sino la docilidad. Era un ser profundamente solo. Y le salió mal, los perdió a todos.
Le doy crédito a su afirmación de estar interesado en comprender ¿por qué?, porqué su mente operaba de esa manera, porqué hizo lo que hizo. Y murió sin tener respuesta. Una tragedia de dimensiones insospechadas.
Concluye el joven y muy talentoso actor: A esto, se añade la complejidad operativa. Se suele realizar cada escena en 15 minutos, y la repetimos 4 veces al hilo en cada función, con escasos segundos de descanso entre cada repetición. Es una locura, pero es también un buen ejercicio de histrionismo y disciplina.
Aunque con resultados irregulares, en donde es notoria la preocupación de los creativos de la forma sobre el fondo, ya que la producción es muy lograda, no así el análisis de personajes, todos los casos son muy interesantes, todos los asesinos seriales tienen pasados difíciles y tormentosos, que sientan las bases de los futuros "monstruos"
El teatro es de todos. ¡Asista!
Recomendable, particularmente para hibistofílic@s.
Psycho 3. De: Jorge Pliego.
Dirección: Pablo Laffitte.
Actuación: Adrián Alarcón, Jesús Sandoval, Jorge Chávez Caballero, Lorena de la Parra, Diego Palafox, Pavel Akindag, Carlos Pedreira, Sole María, Fernanda Valenzuela, entre muchos otros.
Art House. Calle Antonio M. Anza 11 esquina con Mérida, Roma sur, Metro y metrobus Hospital General, metrobus Dr. Eduardo Liceaga.
$550 pesos por persona.
Recomendaciones para Psycho 3
Al ser una experiencia que puede resultar perturbadora, la edad mínima permitida son 15 años. Personas con problemas de epilepsia, fotosensibilidad, claustrofobia, limitaciones de movilidad, con afecciones cardiacas y embarazadas no serán admitidas debido al uso de sonidos fuertes, sangre, estrobos agua y violencia explícita.
Con el fin de no entorpecer el recorrido y al ser una experiencia vivencial, se debe responder sí a todas las indicaciones dadas por el personal y actores, así como evitar el contacto con los mismos y el mobiliario.
No se puede abandonar el grupo y, si se retira en algún caso especial, no se permitirá el reingreso para no interrumpir la experiencia.
Lo ideal es llegar de 15 a 30 minutos antes de que comience la experiencia y si se considera sensible a estos temas, absténgase por completo de entrar.
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