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Amarga, pese a la ironía y humor negro. Texto y fotos: Salvador Perches Galván.



Afirma Gonzalo Valdés Medellín en Siempre, IX 29, 2018: A Juan José Arreola nunca se le pudo desligar del teatro. Él mismo era todo teatro. El enorme narrador, el gran cuentista … siempre se caracterizó por su notable vena teatral, misma que lo distinguía con una personalidad propia —demoledora y apabullante— en sus apariciones públicas

El paso de Arreola por los escenarios es una faceta poco conocida del escritor. El teatro fue su pasión y la razón que lo llevó a emigrar a la Ciudad de México cuando tenía diecinueve años. Inicia su carrera teatral en 1936, cuando ingresa a la Escuela de Arte Teatral del INBA en la que tuvo como maestros a grandes hombres de teatro: Fernando Wagner, Rodolfo Usigli y Xavier Villaurrutia.


Arreola se unió al Teatro de Medianoche, iniciativa forjada por el propio Usigli, Dolores del Río y Tomás Perrín. En Teatro de Medianoche, Arreola tuvo como compañeros a actores de trascendencia: Clementina Otero, Julián Soler, Ignacio Retes, Carlos Riquelme, Crox Alvarado, Emma Fink y José Elías Moreno, de quienes seguramente mucho aprendió y compartió la mística escénica y los rigores de componer personajes y enfrentarse al público.

En 1945 el Instituto Francés de la América Latina (IFAL) le concedió una beca para estudiar declamación y actuación en París, donde tuvo como maestros a grandes del teatro contemporáneo del siglo XX: Louis Jouvet, Pierre Renoir y Jean Louis Barrault.

Louis Jouvet, reconocido actor y director escénico francés a quien conoció en Guadalajara durante una de sus giras por México fue quien le ayudó a obtenerla. Jouvet fue maestro de la Comedia Francesa, gran intérprete de Molière, Shakespeare y Pierre Corneille, entre otros; además, dirigió el estreno de Las criadas, de Jean Genet.

En aquellos años, en Francia se tejía un complicado paso de estafeta de la tradición teatral. Jouvet, Charles Dullin, Gaston Baty y Jacques Copeau apostaban por una auténtica renovación de la escena parisina y fueron llamados “Cartel des Quatre”. El teatro parisino puso en contacto a Arreola con las vanguardias; además, gracias a Jouvet, el autor conoció de forma directa la dramaturgia de Jean Cocteau, Jean Giraudoux y Jean-Paul Sartre.

La visión de la escena de Jouvet, quien entre otras cosas hibridó el método de Stanislavsky con la concepción teatral de Bertolt Brecht, extendió sensiblemente el panorama tanto teatral como literario del joven Arreola, quien a partir de entonces emprendería un camino performático y lúdico por el lenguaje.

A su regreso a México, dos años después, Arreola participa como actor en Corona de sombra, escrita y dirigida por Rodolfo Usigli, en el Teatro Arbeu. Sin embargo, la pasión teatral de Arreola no culminó en la actuación. Su andar prosiguió y tuvo que hacer frente a su vocación dramatúrgica. El teatro lo llamaba como autor y así escribió su primera obra, por la que obtiene el Primer Premio en el Festival Dramático del INBA, en 1955: La hora de todos, que dedica a Pablo y Henrique González Casanova.

En 1956 interviene como actor y director del importante movimiento vanguardista universitario Poesía en voz alta

Influida por la filosofía existencialista de Jean-Paul Sartre, La hora de todos fue definida por su autor como juguete cómico en un acto, que remite a la sátira del mismo nombre de Quevedo, quien escribió La hora de todos en 1645. En ella Quevedo censura los vicios humanos, manifiestos principalmente en personajes de las clases altas, y concluye: «Para las enfermedades de la vida, solamente es medicina preservativa la buena muerte».

Aquella obra satírica sirve a Arreola para crear su propia versión. Fija su mirada en la realidad de la postguerra y encuentra un hecho histórico del cual partir: Debido a una densa niebla, el 28 de julio de 1945 un bombardero bimotor b25 se estrelló contra la fachada norte del Empire State, provocando una fuerte explosión y un gran incendio que acabó con la vida de catorce personas que se encontraban en los pisos 78 y 79.

Arreola aborda la irremediable muerte a través del artificio dramático de la puesta en abismo, el teatro dentro del teatro. Abre la pieza con el epígrafe: “El joven ese ya se ha instalado allí. Su nombre es Harras. Esta frase pertenece al relato El vecino, de Kafka, que cuenta la historia de alguien que desconoce completamente a su vecino, mientras éste conoce todo de él.

La hora de todos es una obra muy amarga, pese a la ironía y humor negro que permea en sus acciones, diálogos y personajes. La hora de todos se reestrenó en el X Festival de Teatro de las Naciones en Francia, en 1963, dirigida por el ya fallecido actor y director Antonio Passy.

Carlos Zavaleta, escribió en julio de 1955, en la Revista de la Universidad de México, en torno a La hora de todos, que se confesaba sorprendido “por la originalidad y el espíritu rebelde y encendido en contra de la injusticia” que posee la dramaturgia, y cierra diciendo: “Arreola muestra en esta obra cuán factible es que los escritores “fantásticos”, “imaginativos”, o no realistas, se decidan, con su riqueza formal, a explotar la caudalosa vena de una edificante literatura de combate”.

A principios de los años setenta, aparece Tercera llamada, ¡tercera!, o empezamos sin usted (Farsa de circo en un acto), la última dramaturgia de Juan José Arreola.

El teatro fue una constante en la vida creativa de Juan José Arreola; si bien su producción dramática es limitada y no gozó de éxito en los escenarios, la importancia de Poesía en Voz Alta es muy grande en la historia de nuestro teatro.

La hora de todos, que, aparentemente no se había vuelto amontar profesionalmente desde su estreno, (He de confesar que al cursar mi bachillerato en el CCH Vallejo, participé en un montaje absolutamente amateur de la obra y conservo el cuadro de Eva, que se subasta en la obra) volvió a la cartelera gracias a una muy novedosa y original puesta en escena a cargo de Víctor Weinstock, protagonizada por una entidad de inteligencia artificial autónoma o cíborg, conocido como 1Z4K, que también controla elementos como el mapping, el micromapping, el live Cinema y el sonido envolvente en alta resolución, generados en vivo, durante cada función. Por vez primera veo actuar en vivo a un robot en un espectáculo teatral.

El creador de la inteligencia artificial es el artista transdisciplinario Antonio Isaac, quien forma parte del elenco, tiene una preparación ecléctica en distintas áreas, como música, filosofía analítica, programación en sistemas computacionales, neuroestética, geometría cuántica y cinematografía en diversas instituciones académicas.

Cíborg 1Z4K fue bailarín y performer en actos artísticos-culturales y ahora debuta en teatro, en un hecho sin precedente.

A 70 años de su estreno La hora de todos es una reinterpretación, haciendo uso de la tecnología actual, Arreola utilizó la de su época (la radio y el megáfono) para dar forma y estructura a su texto.

La obra, ha sido montada bajo el concepto de ‘teatro total’ y en ella participan como actores todos los involucrados en el desarrollo del proyecto, desde el director hasta los productores.

La historia gira en torno “al conductor de televisión Harras, que ha montado un espectáculo en el que tiene como invitado al magnate industrial Harrison Fish. Durante el show, pondrá en evidencia la índole perversa del invitado, recreando escenas de su vida con ayuda de personajes que salen de backstage. En esta especie de juicio final, Harras será un verdugo implacable que causará a Fish asco de sí mismo, llevándolo hasta las últimas consecuencias: la muerte del culpable”.

Comedia de humor negro, suerte de talk show futurista, es una crítica al ser humano, sobre temas como el abuso de poder, la violencia de género y sexual, el racismo, entre otros. Arreola termina burlándose de las horribles características que tenemos la humanidad.

Antonio Isaac, ha afirmado: En esta obra trabajamos en integrar tecnología de inteligencia artificial a través de implementos robóticos, en los que el cíborg interpreta a una especie de conciencia que cuestiona, de manera constante, a su coprotagonista, en ese momento en que entregamos cuentas y es tiempo de despedirse”.

"Las palabras, dijo alguna vez Juan José Arreola, bien acomodadas, crean nuevas obligaciones y producen una significación mayor que la que tienen aisladamente". Y La hora de todos es una excelente muestra de ello.

La hora de todos es una obra de teatro de una prosa erudita, humorística, breve, con la precisión y devastación de un cincel en las manos apropiadas. 14 son los personajes que pueblan la obra, una obra de humor negro llevado a la farsa con esos toques Kafkianos que tanto caracterizaban a su autor.

El cíborg 1Z4K, es un objeto de arte, conceptualizado como tal, desde sus inicios, que datan de los 90, donde todavía la tecnología no era factible para su construcción, la cual comenzó en 2013 y concluyó dos años después. Fue presentado por primera vez en el Congreso Internacional de Inteligencia Artificial y Simulación de Organismos Vivos.

La preparación de este montaje tomó más de un año y ha necesitado de un minucioso trabajo interactivo de todos los creativos involucrados. 1Z4K, no repite de forma mecánica una y otra vez, sino realiza variantes orgánicas, que no necesariamente son improvisadas, están acotadas en las notas de la obra y de la dirección; sin embargo, los actores humanos no saben en qué momento decide qué matiz dará a su interpretación, lo cual propicia que los demás artistas estén siempre alertas y atentos.

El elenco está integrado por Harras, director del programa (1Z4K), Harrison Fish (Gastón Yanes, quien también presta la voz al cíborg); el conservador del museo (Baltazar Morelos); Bárbara (Luly Garza), Emmet Simpleton (Víctor Weinstock), Joe Tap Tap Smith (Federico Tello, quien también interpreta a Dennis O’Hara y a Verónica), Gloria Dickinson (Fernanda Albarrán) y Roscoe Hamilton (Fabián Brun).



El teatro es de todos. ¡Asista!


Absolutamente recomendable.

La hora de todos. De: Juan José Arreola.

Dirección: Víctor Weinstock.

Actuación: Gastón Yanes, cyborg 1Z4K, Fabián Brun, Federico Tello y Fernanda Albarrán.

Teatro Libanés. Barranca del Muerto esq. Minerva y 2 de Abril, Col. Crédito Constructor.

Metrobus José María Velasco. Hasta el 22 de octubre.

Viernes 20:30 horas, sábado 20:00 horas y domingo 18:00 horas.

Boletos: VIP

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