Desobediencia es una obra de teatro escrita y dirigida por Eduardo Castañeda, actor, dramaturgo y profesor de la Facultad de Cine. Se trata de una reimaginación de Fuenteovejuna en el México de 1909, en la que un teatro itinerante presenta la obra a un público inquieto socialmente.
En esta versión, el hijo de un político alquila un burdel para montar clandestinamente la obra, convirtiéndose en un tirano de su propia creación teatral.
La puesta en escena tuvo, como casi todas las obras en la actual cartelera teatral mexicana, una temporada muy breve en el Teatro del Pueblo del Sistema de Teatros de la Ciudad de México Pese a que, de momento no esta disponible, creemos ponderante hablar de esta gran aventura, comandada por Eduardo Castañeda, sólido creador escénico de amplia y versátil trayectoria.
Eduardo ¿por qué Desobediencia?
Yo hice una primera versión de Desobediencia como un trabajo escolar, yo estaba trabajando en una escuela de actuación, y entonces en esa escuela empezaba yo a tener ya muchos problemas. Yo tenía la materia de Siglo de Oro, ¿por qué?, pues porque me la dejaron y porque estaba a la mitad de la carrera, y entonces me dejaron a mí en Siglo de Oro, y a mí siempre me ha gustado, digo, cuando doy clases lo sigo haciendo, llevar a los muchachos a prácticas profesionales, es decir, que realmente se monte una obra, que realmente se haga el ejercicio de llevar una puesta en escena y que ellos vivan la experiencia de llevar la puesta en escena hacia el final, pero ya empezaba a haber muchos problemas, ya llevaba yo un par de desaguisados bastante fuertes y entonces yo ya no estaba a gusto, yo sabía que ya me iba a ir.
Esa generación tenía cosas padres, tenía elementos padres, y yo tenía una idea sobre de lo que yo quería dejar para esa escuela, fue después de la pandemia y obviamente después de todos los movimientos del Me too, etcétera y salieron a la luz bastantes cosas de violencia, de malas prácticas académicas, etcétera y yo pensé que la mejor manera de hacer una denuncia, una reflexión sobre lo que estaba pasando, era llevarlo a escena, y que los muchachos de alguna manera vieran reflejada su situación.
Era mi forma de despedirme, cosa que así fue además, así se dio. Entonces lo hicimos, hicimos este primer tratamiento, al final, el meta teatro funcionaba de otra manera y funcionaba desde una reflexión de ellos. Yo no la vi en escena pero logré ver la obra, la ensayamos, hicimos ensayo general, ya después ellos tuvieron funciones allá y yo no los vi, yo me fui.
Entonces empecé a hacer otras cosas, llevé la Compañía de Teatro Universitario de la UAM, después me invitaron a hacer este proyecto a Pilares y cuando entré a Pilares, vi que era una buena oportunidad para retomar esos textos, revisar esos textos, entonces revisé este texto y me di cuenta que había cosas que evidentemente estaban muy locales, es decir, hablaban mucho de lo que estaba pasando, y por lo cual yo la hice en un principio. Me gustó la esencia de la obra, me parecía muy interesante, me gustaba mucho, y entonces la quise volver a hacer. Curiosamente muchos alumnos de esa generación se agregaron, pero no se agregaron a este proyecto, se agregaron a otros proyectos, no quise que repitieran, sino que todo el elenco nunca había hecho la primera versión de esta obra.
Cuando hice esta obra, lo que quería era revisar, retomar Fuenteovejuna, para mí, el Teatro del Siglo de Oro es un gusto adquirido, en realidad a mí nunca me gustó, así como de: “Ay qué rico. Voy a ver Siglo de Oro”. A mí no me gustaba el Siglo de Oro, pero fue un gusto adquirido, a partir de hacerlo y de tener que empeñarlo, de estudiarlo, le fui encontrando, pero, sobre todo, siempre me ha gustado darle la vuelta.
Yo sí creo que, como muchos directores y dramaturgos, que a los clásicos hay que entenderlos, estudiarlos y traerlos, porque si no, se hace teatro arqueológico, está padre digo, está padre hacer teatral ecológico, y quién lo hace está muy bien, pero a mí no me gusta. Yo creo que sí hay que traer a los textos para acá, y entonces a la hora de revisarlo a mí me gusta mucho, tú lo sabes, es para hablar del presente, me voy un poquito para atrás.
En este ejercicio me fui un poquito para atrás, a un punto muy álgido de la política mexicana, de la historia de México, que es 1909 específicamente, que es justo la última reelección de Porfirio Díaz, pero, además, se hace una representación que en la ficción, en el meta teatro, sucede en 1855 que es durante Las Guerras de Reforma, donde está todo el desmadre del juarismo. Estamos en esos periodos álgidos de las rebeliones, hablando de Fuenteovejuna, y entonces agarrar este pedacito y hacer, no una gran obra de Fuenteovejuna, no hacer una gran metáfora de Fuenteovejuna, sino una muy pequeña metáfora, que es meter a Fuenteovejuna a un espacio atinado, a un espacio de poder, y a un espacio de represión como lo puede ser un burdel, un prostíbulo del porfiriato, una casa que se entiende es de estas casas de prostitutas, pero en donde hay un cliente especial, que lo que quiere, es hacer su versión de Fuenteovejuna, y a partir de eso es que se incita la rebelión. Entonces se hacen todas estas capas, que a mí me gusta mucho, jugar con los mecanismos de la ficción y encerrar y encerrar y después descubrirlas, y hacer como estas cajitas de acertijos, o como las matrioskas, estás muñecas rusas dónde vas sacando y sacando. Este mecanismo de desobediencia a grosso modo que evidentemente tú lo viste, y entonces tú sabrás si funciona o no funciona.
Perfectamente. De hecho, tenía varias preguntas y ya me respondiste todas en esta, porque te iba a preguntar de la meta teatralidad, te iba a hablar de Fuenteovejuna, que siempre viene a la memoria la clásica frase: ¿Quién mató al comendador? y Rosenda Monteras respondiendo con su vozarrón: Fuenteovejuna, señor. y acá ¿Quién mató a este cliente tan peculiar?, que es extraño que a un cliente se le ocurra poner Fuenteovejuna en un burdel, y no con actores y actrices, sino con prostitutas. Me parece muy bien estructurado, y es una manera súper original, también, de abordar la prostitución, por ejemplo.
Creo que la prostitución nació junto con el teatro y de hecho, en el periodo isabelino y en muchos periodos en México, convivieron en el mismo tiempo, en el mismo espacio y con la misma gente. O sea, en el periodo isabelino los burdeles y los teatros estaban en el mismo local físico.
Siempre se ha hecho un romanticismo, se ha idealizado mucho el concepto de la prostitución, y yo creo que se sigue haciendo, pienso que todavía lo seguimos haciendo, son de nuestros grandes fetiches y en este caso hay un juego desde el cual sí se habla de la prostitución y hay un deseo de idealización que es roto muy rápido. O sea, la idea es crearlo para irlo desquebrajando y que deje de tener este glamour, entonces es verlo desde un punto de vista crudo y como detrás de ese glamour, sobre todo en una época en México, que todavía pasa, obviamente, pero en una época donde la represión era muy fuerte. el conservadurismo estaba muy fuerte, y obviamente eran manifestaciones, eran actividades machistas, y muy, muy horribles. Hay lugares del planeta, por fortuna, que ya la prostitución cambió, y ahora es un sexo servicio, y ya la persona es libre y decide si si le entra, o no le entra, y está muy bien, pero en este caso, en este contexto del cual hablamos, no es así. Si hay un abuso.
Trata de personas. La última mujer que llega al burdel, guapísima, grandota, la única que trae ropa de calle, todas las otras están ropa interior, ella llega con todo, a decir, no, no podemos seguir dejándonos, es la que llega a revolucionar todo, la que organiza todo, finalmente es como la voz del pueblo que responde a la pregunta: ¿Quién mató a…? …que además aquí lo divertido es que al final cuando dicen ¿Quién mató al comendador?, ¿qué van a decir cuando me maten?, qué, ¿van a decir que fue Fuenteovejuna?, y todas se mueren de la risa, no somos tan pendejas, claro que no, nos vamos a pelar.
Y si queda muy implícito, ¿quién lo mató?, pues lo mataron todas, Fuenteovejuna, y eso está excelente.
Claro, entre todas, porque también está esta cosa de que en esta versión sí hay una restitución, y si hay una venganza física, y si hay este pago del delito, físicamente, ellas madrean a este güey. Ese final para mí era algo bien importante, que, de hecho, nos costó un montón de trabajo y función con función lo seguimos revisando y trabajando mucho, llegó una stunt a montarlo, yo sabía, yo sé cosas de combate escénico, tomé clases cuando estaba chavo, otro de los chicos también sabía combate escénico. Empezamos a montar las coreografías y no quedaban, y no quedaban, y yo decía, En la madre, esta quedando muy mal esto. Y lo que se me ocurrió fue una idea, estaba viendo un ensayo y ponía la coreografía, de pronto la pasaba con otro chavo y se veía bien, la ponía con ellas y no quedaba. ¿Qué pasa, por qué no?, y lo que hice fue pensar: Creo que estoy pensándolo desde la lógica de los hombres y cómo los hombres nos peleamos, y qué es lo que haríamos, etcétera, y dije, Necesitamos, más bien, que una mujer nos ayude. Y entonces le pedí a una amiga que es stunt y es acróbata y otras cosas, le dije, Échame la mano y ponme las coreografías. Y fue otra cosa, fue otra cosa, llegó y fue muy claro el cambio de cómo ella la entendió, y entonces ya la dinámica con ella fue bien padre, fue bien interesante como se montaron las peleas, a partir de que una chava se las pusiera.
Es que sí somos diferentes, aunque algunes digan lo contrario, pero claro que sí, y afortunadamente, hay muchas diferencias, en muchos sentidos ya quisiéramos parecernos un poquito a las mujeres… …en algunas cosas, pero por ejemplo creo que el tema de cómo nos peleamos los hombres, al final estamos muy acostumbrados, es algo muy bien visto. Yo vengo de una generación, tú también, desde la cual está muy bien, y era muy de niños te pegabas y sangrabas y te decían, Ya te pegaron.
Levántate, dale y no chilles.
Y las muchachas no, las chavas están educadas de otra manera, entonces a la hora que les pones a pelear, para ellas fue una cosa muy dura a nivel emocional, una chava de plano empezó a llorar, como que sintió cosas de la violencia, y pensé, es que no lo estamos logrando entre nosotros necesitamos una chava, y fue la chava la que puso la coreo, que fue la que quedó al final.
Que interesante, y les quedó muy bien. Cuando uno ve algo y si no te lo crees, no sirve, y aquí sí se lo cree.
Todo está muy bien estructurado, la meta teatralidad es excelente, porque, además, ni siquiera es un grupo de actores que están ensayando, sino es este loco que trabaja con prostitutas y quiere montar Fuenteovejuna, está padrísimo, si a las actrices y actores seguramente les cuesta mucho trabajo hacer Fuenteovejuna ahora a estas mujeres que seguramente en su realidad, eran analfabetas.
De hecho, hay una que lo dice. Yo no sé leer, de hecho trabaja con las que saben leer y es lo primero que pregunta, ¿Sabes leer y escribir?. Ah caray.
Está claro, ya saber leer en esa época no era cualquier cosa, era algo complicado, y el hecho de que, por ejemplo, este cuate, Félix, que no es militar, el que es militar es el soldado Félix es hijo de un político no sé dice cual, pero es un político importante, y quiere que Félix siga los pasos políticos, quiere que sea diputado, que sea senador y que vaya hasta la presidencia, y su papá pertenece al grupo de los conservadores. Entonces a Félix lo obligan a que se case y un poco, esta es su rebeldía, montar Fuenteovejuna en su boda, como show de su boda, es como ese último resquicio de rebeldía que le queda porque además es un cuate súper reprimido. Se entiende, hay dos escenas en las que se entiende que este cuate es homosexual de clóset, que no lo permite, es una cosa ahí que trae muy atorada, y también se acentúa con el tema de la misoginia que tiene, y es un déspota, es un déspota que al final tiene este juguete de las prostitutas como eso, como un juego para poder usar su poder.
Y se lo dicen, que nunca tiene relaciones con ellas.
Y el amigo dice, Alguna vez se fue con un muchachito allá en una fiesta, y después el muchachito amaneció muerto en Tacubaya. Nadie sabe qué pasó.
Que es el violento, el que golpea a las prostitutas, es si es militar.
Si, es un soldado que lo ponen a cuidarlo porque es hijo de un político, es su escolta, lo ponen de su guarro para que cuide al chamaco en lo que anda en el prostíbulo. Que, además, pues claro que no es mal visto que el hijo de un político, que lo van a casar, se vaya a dar una encerrona a un prostíbulo.
La doble moral, que todavía hay, pero en aquel entonces una muchachita que le daba la prueba de amor al novio ya estaba deshonrada, y para muestra un botón: Santa, para no ir más lejos, o La mujer del puerto, las dos grandes prostitutas del cine mexicano.
Claro, que de ahí viene un poco esta idea de la prostituta un poco idealizada, a veces un poco romantizada, que aquí también lo hacemos un poco. Una de las cosas que hicimos, y eso lo hicimos con las chavas, es la creación de personajes, por ejemplo, es: A ver, ¿qué fantasías podrían tener en 1909?, yo digo las mismas que ahorita, no creo que haya mucha diferencia, nada más adaptadas a la época, pero el concepto de la pedofilia, ahí está. Los juegos eróticos, el tener señoras, señoritas con estos vestidos, una de las chavas tiene una abertura en la pierna, eso no pasaba. ¿Cómo crees que iban a estar mostrando las piernas?, o los corsés y esas cosas. No se podían mostrar las piernas, entonces los vestidos fueron adaptados, digamos que es como un vestuario de época, pero que tenía un juego de fantasía erótica, que nosotros nos imaginamos, bueno, ¿por qué no?, a lo mejor así lo hicieron, así pasa en nuestro universo.
Lo puede uno ver desde esta óptica, y eran hasta elegantes y muy eróticos, porque el corsé y los ligueros y tiene su caché, y si nos ponemos a pensar en otro retrato brutal de la prostitución, que es Las Poquianchis, es otra época, pero no había algo ni siquiera que fuera como símil no.
Glamour, nada. Aquí, por ejemplo, si lo que queríamos decir es a ver, esto es un prostíbulo hasta cierto punto exclusivo, es un prostíbulo caro… …como en donde trabajaba Santa, en la casa de doña Elvira… …exacto, es un lugar a donde va gente con lana, y este güey tiene tanta lana, que lo cierran para él.
Para que ensaye y monté Fuenteovejuna.
¿Por qué este personaje de la chava que está vestida de hombre ?.
Es una casualidad poética muy padre que se dio. Ese personaje siempre existió, ese personaje siempre lo puse y este personaje está muy inspirado en el personaje de Samuel l. Jackson de Django, o sea, cuando vi Django dije, Ah mira, creo que quiero robarme de Tarantino, yo siempre me robo de todo mundo, porque yo sí llevo la máxima de: En el arte el robo está permitido siempre y cuando vaya acompañado de asesinato. Aquí yo me robé por completo esta idea, pero nadie la nota, porque justo está bien asesinada la inspiración qué es el personaje de Samuel l. Jackson, que es este negro que es el capataz de los esclavos, y eso pasaba, y pasaba mucho en México. En México durante la colonia, durante el periodo virreinal que todavía la esclavitud era legal, los capataces solían ser, o negros, o indios, era una de las cosas que sucedían y que tenía que ver con que alguien dentro de la comunidad oprimida fuera el que vigilaba, porque conocía las mañas y sabía que pasaba en la mente de los esclavos, no era esta persona de poder lejana, sino era alguien cercano con un poder. Entonces esa imagen me parecía, me parece fantástica entonces yo dije, Que sea una mujer, que sea una mujer la capataz de estas chavas, la que las está llevando y dominando, y su condición de mujer la hace rebelarse también, desobedecer.
Y lo que también obviamente está implícito es el hecho de ¿cómo ser lesbiana en 1909, cómo serlo?, y entonces en mi mente lo que trabajábamos con Claudia, yo decía, a ver, Claudia es lesbiana y al final si era, vamos a trabajar esto juntos, hacía algún punto donde nos sintamos cómodos. pero también resulte confrontativo, y que también podamos tener una plática con el público acerca del asunto, y es pensar en que esta mujer era aceptada socialmente porque trabajaba en un prostíbulo, es decir, seguía haciendo lumpen. Salía, tenía una vida fuera, pero nunca era del todo aceptada, y era ese espacio, el espacio de burdel en donde ella tenía esta libertad de usar pantalones y camisas, que, además, si te fijaste, la camisa tiene un toque femenino, pero no deja de ser una camisa de hombre. De ahí viene este juego de este personaje que a mí me gusta mucho de la Lupita.
¿Cómo se llama la protagonista?
Ignacia, la Nacha, todos los nombres tienen ahí un juego que me gusta mucho, como dramaturgo es de las cosas que no puedo dejar de hacer, todos tienen su jiribilla; Ignacia viene de Nacha, hay un juego de palabras. El pasado de Ignacia me parece muy interesante, quiero en una nueva temporada ahora que la remontemos, quiero ahondar un poquito más en la historia de Ignacia porque creo que son cosas que me quedaron en el tintero, pero también siempre tengo que ir contra la espada de Damocles de la atención del público, y pensar, durar más de una hora hoy en día, es una osadía, y entonces pues ahí voy poco a poco metiendo, más bien, yo voy al revés de muchos compañeros que le van recortando, yo le voy aumentando, trato de hacerlas muy cortas y después ya digo: Ah me quedó mocha, le falta, le falta, le falta.
Por ejemplo, Ignacia es una mujer culta, es una mujer educada, es una mujer bastarda, su papá trabaja en la suprema corte de justicia, eso es algo que se comenta, su mamá es nana y ahí se entiende que hay una historia de amor entre este señor que se puede pensar que es un juez y la Nana, y tienen este amorío y tienen a Ignacia, que todo el tiempo vive en una bastardía, pero que es una mujer educada al final, pero la vida la va llevando a tener cada vez menos opciones. Y lo que es interesante, bueno, a mí lo que me guste y creo que tenemos que revelar un poco más, es que ella fue una espía, a ella la metieron al burdel para matar a Félix. Ese fue el plan desde el principio, porque sabían que el papá de Félix iba a dar un golpe de estado entonces, y entonces también tenían que matarlo a él, tenían que matarlos a todos, como se hacía en esos momentos, muy lejano a nuestra realidad actual, vamos a matarlos a todos… …que imaginación tienes… …verdad, que loco, que bárbaro, cómo se me ocurre. Entonces en realidad Ignacia es una sicaria, es una asesina a sueldo que se hace pasar por prostituta y se mete al burdel con esta idea siempre, desde el principio, de matar a Félix, pero ya estando allá improvisa y no solo mata a Félix, libera a las chavas y arma una rebelión, no es solamente esta cosa de la sicaria que llega a cumplir un trabajo, sino que además libera a otras chavas. Esa es la idea de este personaje.
La trama se intrinca más, y hay una parte en donde ella dice, como yo llegué sola y nadie me trajo, cuando yo quiera, me voy, que eso era y es imposible en la prostitución obligada, jamás sucedería, llegaban ahí y ya no salían sino muertas.
Sí, y lo dice, de aquí te vas con los pies por delante mi reina.
Ella dice, No, yo me voy cuando quiera. Es bien entrona y ahora sabemos por qué.
Sí, por eso sabe golpear, por eso sabe usar armas, a mí me gustó siempre, ahí con la actriz trabajé mucho esta idea, le decía es que es una diva, o sea, tiene que ser como María Félix, como Dolores del Río, tiene que tener esta altivez del concepto de la diva mexicana, porque además, tú lo viste, se siente como teatro viejito, o sea, siento que es una obra que mi abuela le hubiera gustado.
Es un teatro del que ya no se hace.
Exacto, y yo quería armar eso, quería armar un teatro que se sintiera como: Así se hacía el teatro.
Con olor a naftalina. Además, bien me lo dijiste, el Teatro del Pueblo fue el marco ideal para la obra, la arquitectura del teatro lo enmarcaba perfecto.
Perfecto, sí, ahí tenía que estar, ahí tenía que estar esa obra, ahora vamos a ver a dónde nos vamos.
¿Hay algún plan para moverla?
Vamos a buscar, mucho de la esta temporada en el Teatro del Pueblo fue levantar el material, levantar el video, levantar las carpetas, o sea poder tener el material para empezar a mover. Porque como me imagino que tú has de saber, esta cada vez más canijo, este periodo, estas administraciones han estado bien difíciles, bien duras, levantar un proyecto ha sido verdaderamente heroico y la manera en la que levantamos este proyecto fue triplemente heroico porque lo levantamos con nuestros recursos, lo hicimos nosotros. Tuvimos apoyo de Pilares en sus espacios para los ensayos, yo doy clases en los Pilares y eso era parte de los proyectos, pero los Pilares nunca nos dieron dinero para producción, lo que sí llegaron a darles fueron becas, muy chiquitas dan una beca al mes, entonces lo que ellos hacían, pedían las becas, se las otorgaban y las metíamos a la vaca, yo también metí mi lana y todos fuimos metiendo nuestra vaquita y entonces sacamos la producción y ellos, todos, construimos, cocimos, compramos, estuvieron haciendo carpintería, todo salió a la antigüita. El teatro independiente, under, under, under.
Y como ya se vuelve a hacer otra vez el teatro, heroico como ya lo dijiste. Lo bueno es que es un equipo joven, muy bien couchados.
Si, son chavos chavos que están empezando y que que también eso, es una forma que hicieran este teatrote que difícilmente pueden hacer.
Tiene mucha vida, el título me encanta Desobediencia.
El teatro es una de las artes escénicas más destacadas, que combina la expresión verbal y corporal, el discurso, la música, los sonidos y la escenografía. Desobediencia evoluciona en una metáfora de lucha y libertad, desatando una rebelión dentro del burdel que desafía el orden social y explora el poder del arte como forma de resistencia.
En cuanto vuelva a escena, no se la pierda.
El teatro es de todos. ¡Asista!
Absolutamente recomendable.
Desobediencia, de Eduardo Castañeda.
Dirección: Eduardo Castañeda.
Cía. Laberinto de los espejos y Laboratorio de Teatro Comunitario Pilares.
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